96 minutos son más que suficientes para realizar una solvente película de acción con una buena dosis de humor negro, como bien sabe el director Adrian Grunberg, responsable de Vacaciones en el infierno, esta gamberrada que llega a nuestros cines el próximo 26 de octubre.
Con una dilatada experiencia como director de segundas unidades de rodaje en películas como Traffic, Master and Commander, Apocalypto o Wall Street 2: el dinero nunca duerme, supone su primer proyecto como realizador.
Mel Gibson es Driver, un tipo que ha tenido un mal día y que va de mal en peor: se ha hecho con un botín de millones de dólares que le habría proporcionado unas vacaciones de verano memorables, pero tiene a la poli en los talones.
Durante una persecución automovilística a toda velocidad con la policía de la frontera y un cuerpo sangrando en el asiento trasero, Driver vuelca el coche y lo estampa contra el muro fronterizo para terminar en México. Capturado por las autoridades mexicanas, le envían a una cárcel de mala muerte, donde se adentrará en el peligroso mundo de El Pueblito. No lo tendrá fácil para sobrevivir un forastero como él, a menos que sea con la ayuda de alguien que sepa de qué cabo tirar en cada momento: un niño de 10 años.
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