28 de diciembre es un día importante. Y no, no nos referimos a que sea el Día de los Inocentes, sino a que también es el día que Stan Leecumple años. ¿Quién lo diría? Y más teniendo en cuenta que este mismo año casi dio un susto al fandom poco antes del estreno del Hombre Hormiga. Sin embargo, parece que el "papá de Marvel" aún tiene energía para rato. Por eso mismo, toquemos madera, y esperemos que nos dure un tiempo más. Sobre todo, habida cuenta de los múltiples y divertidos cameos que nos ha ofrecido en las películas y series basadas en sus personajes.
¿Pero quién es es realmente Stan Lee? Aunque actualmente él mismo está inscrito con este nombre en el registro, no nació llamándose así. Su nombre real es Stanley Martin Lieber. Hijo de inmigrantes judios y rumanos, el pequeño Stan ya apuntaba maneras desde pequeño. De hecho, su intención lejos de dedicarse a los cómics era la de ser novelista. Sin embargo, su incursión en Timely Comics durante la II Guerra Mundial, sellaría su destino, convirtiéndose en una de las figuras más importantes de la editorial, alzandose en los años 60 como su reformador y su cara pública más conocida.
Acuciado por el éxito de Flash y la Liga de la Justicia, Marvel Comics encargó a Stan la creación de un supergrupo que pudiera competir con los grandes héroes de DC. Asesorado por su esposa, Lee optó por retratar unos héroes "humanos", con problemas reales y con situaciones cotidianas. Un grupo que fuera más que un equipo, una familia. Habían nacido los 4 Fantásticos, los primeros héroes del Universo Marvel tal y cómo lo conocemos hoy en día.
Tras el éxito de éstos, Lee comenzó a trabajar con los principales autores de la casa, entre los que destacaban el gran Jack Kirby o el controvertido Steve Ditko, creando el resto de héroes: Thor, Hombre Hormiga, Daredevil,Los Vengadores, X-men... y, por supuesto, SPIDER-MAN. No obstante, Lee se alejaría de la labor creativa, en los 70, cediendo el testigo a Roy Thomas y otra nueva generación de guionistas e ilustradores, asumiendo las labores ejecutivas únicamente. Tras ésto, y poco a poco, su peso en la editorial sería únicamente testimonial, convirtiéndose con los años meramente en un símbolo, reconocible no solo por los lectores sino también por gente fuera del mundillo.
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