Superman es el superhéroe perfecto por definición, incluso tras introducir su debilidad a la criptonita para que no fuera tan fácil. Por si fuera poco, tenemos el gusto de presentar a su flamante hijo: Jonathan Kent, también conocido como Jonathan White o Jonathan Smith, y más conocido como Superboy. Lo curioso es que él mismo detesta el apodo de Superboy, como hemos podido leer en el Action Comics de la semana pasada. Lo más interesante de esta nueva incorporación, además de la evolución que tenga como personaje, es su impacto en el mercado de coleccionistas.
Desde tiempos inmemoriales los coleccionistas han tratado de hacerse con las primeras entregas de cómics que tengan posibilidades de convertirse en auténticos bombazos, en cuyo caso se revalorizaría el precio de mercado de los mismos en función de su cotización. Así ocurría recientemente con éxitos como The Walking Dead o Miss Marvel, que se han convertido en piezas muy codiciadas para el conjunto de consumidores y cuyos dueños se frotan las manos al haber sido los primeros en hacerse con una copia de esas remesas únicas. En el caso de Superboy (o Jonathan Kent, no enfademos al chaval), es una de esas situaciones en las que el mercado no parece estar seguro de su futura aceptación.
Esta nueva aparición como Superboy en el número #2 de Superman, ataviado con su uniforme al completo tras ir recibiendo entrenamiento y equipo con cuentagotas en Superman: Lois y Clark, está resultando ser todo un acertijo para los coleccionistas, cuyas anteriores apariciones están variando de precios de forma súbita en eBay en función de un interés que no termina de definirse. ¿Tú qué vas a hacer?
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