Uno de los motores que más ha prosperado y se ha extendido en los últimos años ha sido Unity. Puede que no tenga la potencia y espectacularidad de Unreal Engine o CryEngine, pero su versatilidad y accesibilidad a un número de desarrolladores más amplio lo ha hecho crecer a pasos agigantados, tanto que casi se considere un imprescindible a la hora de valorar sobre qué motor trabajar para cada nuevo proyecto, sobre todo entre los desarrolladores independientes.
Unity ha alcanzado un nivel de calidad excepcional con su última versión, la 4.2, y en eso es en lo que se ha fijado Microsoft para alcanzar el acuerdo con Unity Technologies para el desarrollo de herramientas específicas ideadas para Windows 8, Windows Phone 8 y, claro está, Xbox One.
Entre las mejoras que se encontrarán los desarrolladores que decidan darle forma a sus proyectos para la nueva consola de sobremesa de Microsoft se encuentra el soporte para el nuevo Kinect y la conectividad con SmartGlass, algo en lo que los de Redmond quieren hacer especial hincapié.
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