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Alone in the game

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                                                                                                                                                     AVISO: Aunque siendo un blog ya deberíamos saber todos que la siguiente opinión es solo eso, una opinión, quiero dejar claro que este artículo no pretende sentar cátedra, sentenciar ni convertirse en dogma. Es mi modesta manera de ver el mundo de los videojuegos. 

Cualquier tiempo pasado fue… distinto

El otro día estaba en casa de un amigo comentando la vuelta de Rock Band y Guitar Hero al mundo de los vivos (sí, somos así de freaks) y con la emoción decidimos llamar a otro colega y desempolvar las guitarras y la batería de plástico. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien jugando a la consola. Y no es porque Rock Band sea la pera, que lo es, pero hacía mucho que no tenía esa sensación de estar en la misma habitación con dos amigos echando unas partidas y eso fue lo que realmente nos gustó. 

La industria del videojuego está en constante evolución. Ya hubo un época en la que los que amamos este mundillo éramos vistos como gente solitaria que jugaba encerrada en su habitación viviendo al margen del mundo. Eso es algo que, en cierta medida, nunca cambiará, pero hemos vivido épocas mucho más "sociales". Que quede claro que al decir sociales no me refiero a los juegos de Wii ni al rollo social que nos invadió en aquellos años. Me refiero a compartir las experiencias con más gente.

Muchos diréis que eso ya lo ofrece el juego online, pero es completamente distinto. No soy uno de esos jugadores que no juegan online, lo hago y mucho, pero prefiero tener a mi lado a un amigo para compartir ese momento. Tanto es así que mis mejores recuerdos sobre el juego online siempre están asociados a jugar con amigos en la misma habitación. ¿Y cómo? Pues de varias maneras. Por un lado está el falso online, o mejor dicho la falsa pantalla partida pero cada uno con su tele, que montaba con mis amigos en los tiempos de Unreal Tournament o Quake, aunque mi mejor recuerdo en este sentido es jugar con dos teles y dos consolas a Wipeout 2046 en PlayStation (madre mía, qué juegazo). 

Pero también me pasa con el online en sí. Mi mejor recuerdo es el de Phantasy Star Online de Dreamcast. Sí, jugaba con mi hermano y con amigos en mi casa. Mientras uno tecleaba todo tipo de chorradas para comunicarnos con los "freaks around the world" otro jugaba y el resto miraba o preparaba unas copas para aguantar toda la noche. Era sencillamente la risa, especialmente aquella inolvidable tarde en la que un tiparraco, del que aún recuerdo el nombre (maldito Cyrrus) nos robó un Double Saber (arma muy molona) en un intercambio o trade, que se llamaba.
El tipo nos dio gato por sabre y en lugar del arma que debía dejar tirada en el suelo (previo pacto entre caballeros) deja una vulgar espada de nivel 1. Jamás me había sentido estafado ni tan indignado jugando a la consola, ni tan siquiera con Regreso al Futuro de NES. Pasada la rabieta, lo recuerdo como uno de los grandes momentos que he vivido jugando a la consola. En parte por lo surrealista e inocentón de la escena pero, sobre todo, porque la compartimos entre varios amigos.
  
Alone in the game

No soy yo, es la industria

Al margen de nostalgias personales, la industria en sí es la que ha ido tomando otros derroteros. La gloriosa época de Nintendo 64 o del multitap de PS One marcaron a toda una generación de jugadores. Ahora, la inmensa mayoría de los juegos no cuentan con opciones a pantalla partida (que Pandora te bendiga Borderlands, y a ti también Jefe Maestro) por lo que solo podemos disfrutar del juego con amigos online. Sinceramente, puede llegar a ser ridículo. Uno de mis mejores amigos vive apenas a 300 metros de mi casa y me resulta ridículo tenerlo tan cerca pero hablando a través de un micrófono. La experiencia sencillamente no es la misma, ni de lejos. 

Y lo digo con ejemplos de juegos que permiten ambas opciones, como el mencionado Borderlands. He jugado muchas horas online con él y otras muchas en el mismo sofá a pantalla partida. La diferencia es más que notable y la distancia influye, no solo en la diversión que supone tener a tu amigo en el mismo sillón, sino también en el modo en el que lo jugamos. Inevitablemente, el juego online se vuelve más solitario y muchas veces nos separamos o no comentamos la jugada como si estuviéramos en la misma habitación. No hay codazos, no hay risas a carcajadas y no hay, al fin y al cabo, una verdadera interactuación entre nosotros. Bueno, mejor diré, para no herir sensibilidades, que la interactuación es mucho menor.

El caso es que los estudios de desarrollo se empeñan en decirnos que sus juegos cada vez son más sociales, que incluyen todo tipo de historias para compartir fotos, subir vídeos, "favear" lo que suben nuestros amigos, etc… Pero, incluir opciones a pantalla partida o juego en la misma pantalla cada vez es menos habitual. Parte de la culpa quizás la tenga el que cada vez los juegos son técnicamente más potentes lo que deja pocas posibilidades para que la consola mueva 2, 3 o 4 pantallitas al mismo tiempo. 

Tampoco quiero decir con todo esto que el juego a pantalla partida no tenga sus inconvenientes, como una bajón gráfico, caídas en el frame rate o el que a veces no veamos bien qué narices está pasando en nuestra minúscula pantalla. Pero el caso, como comentaba, es que la tendencia actual es eliminar este tipo de opciones. La única posibilidad es llevarte una tele y una consola a casa de un amigo (o rezar para que tenga dos de todo) y montar el chiringuito del siglo. Es un follón, sí, pero lo he hecho hace no mucho con Destiny y fue la mejor tarde-noche que pasé jugándolo. 

Hay juegos, eso sí, que siguen dejándonos disfrutar con amigos, y puede que nunca dejen de hacerlo, como FIFA o NBA 2K, por ejemplo. Aún así, el sistema tiene más limitaciones de las que tenía antaño. Aún recuerdo las partidas de NBA 2K1 en Dreamcast jugando 4 vs 4 online. Ahora, resulta tremendamente engorroso jugar 2 en la misma tele y mucho más hacerlo online cada uno con su perfil. Lo mismo pasa, en el caso del online, con FIFA, donde resulta imposible jugar con un amigo online a todos los modos (en la misma consola).
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El futuro pinta aún más solitario

Pero es que el futuro no es mucho más prometedor en este sentido. Si muchos jugadores han pasado de llenar sus salones de amigos para jugar a la consola a jugar con amigos pero cada uno en su casita con su micrófono, la realidad virtual aún puede llevar el aislamiento más lejos. Los cascos de realidad virtual no nos permiten compartir la experiencia de juego con nadie más. El jugador queda totalmente aislado dentro de su propia casa, reduciendo aún más su comunicación con el resto de la gente que vive con él. Bien es cierto que igual el susodicho quizás vive solo y a nadie deja de ver por usar el casco en cuestión, pero no deja de ser un aislamiento total del resto del mundo.

Hago un inciso para comentar que, además, me da bastante "cosica" eso de estar sentado en el sofá (o donde sea) sin saber nada de lo que está pasando a mi alrededor. No sé, debe ser mi adolescencia ochentera viendo pelis de terror porque siempre pienso que el asesino va a estar detrás de mí esperando a que termine la partida para asesinarme.

Ojo, que precisamente ésa es la gracia, no pido que se cambie el concepto de RV, esa inmersión del jugador es, si me apuras, el único sentido que le veo. Pero, no nos engañemos, si queremos disfrutar de la RV con amigos cada uno tendrá que tener un casco. Ahí sí que no tendrá ningún sentido compartir una tarde de juego en tu propia casa ya que ni les veremos la cara a nuestros colegas.

Y, ¿cuál es en el fondo el porqué de la cuestión? Una vez más, el dinero. Antes había una consola por casa e incluso yo he llegado a comprar una consola a medias con amigos para disfrutarla todos juntos. Hoy en día vemos muchos hogares con varias consolas y con dos copias del mismo juego para poder compartir las experiencias. De este modo todos pasamos por caja y las compañías ganan aún más dinero. Al final, parece que el motivo siempre es el mismo.

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