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Gracias, por lo que me toca

Paco Delgado

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Como muy bien se encargó de recordar la semana pasada José Luis Sanz en su estupendo blog –y por lo que le estoy muy agradecido, por lo que me toca-, Micromanía ha cumplido 25 años. Seguro que si eres un habitual de la revista has podido comprobarlo de primera mano en el quiosco o en Hobbynews.es, así que a estas alturas, como imaginarás, no voy a ponerme mucho más pesado sobre el particular. Pero sí me gustaría hacer un par de reflexiones sobre lo que han supuesto estos 25 años para los videojuegos y, por consiguiente, para Micromanía.

Yo, como muchos jugadores que han pasado de la treintena, he tenido la inmensa suerte –al menos, así lo creo- de haber tenido la oportunidad de mamar videojuegos desde su mismo nacimiento. Vale, vale, tampoco es que haya jugado al primer, primerísimo videojuego de la historia, pero sí he jugado a Pong, a las recreativas de Space Invaders originales (las que costaban un duro) que no tenían ni joystick –sólo botones, ¿recuerdas?-, Battle Zone o Crazy Climber, a las Game & Watch de Nintendo, al Sinclair ZX 81 –del que mi amigo y colega Juan Carlos seguro que se acuerda, porque tecleábamos juntos los listados en BASIC-, los micros de 8 bit, a las primeras Game Boy, al increíble Amiga, a las consolas de 8 y 16 bit, a la Nintendo 64, PlayStation, Saturn, Dreamcast, máquinas arcade como Ridge Racer, Virtua Racing y, por supuestísimo, PCs de todo tipo y condición, desde el PC 1512, o esa cosa llamada Sinclair PC 200 –un supuesto megamix de Spectrum y PC, ¡la repanocha!, que no era más que un… engendro-, los 386, 486 DX2 –con su botón de Turbo-, Pentium, Core 2, etc. Y seguiré jugando con lo que esté por venir, eso te lo aseguro.

Pero, además de contar batallitas del abuelo, que eso ya lo hace José Luis -y sabe que lo digo con admiración, puesto que él es algo así como una enciclopedia andante del videojuego-,  mi intención es dar las gracias, públicamente, por ser un afortunado que ha visto nacer al videojuego, como invento y como industria. Es algo así como haber presenciado el nacimiento del cine, mudo y en blanco y negro, para haber llegado a ver Avatar en 3D. Porque la evolución de los juegos y de la tecnología informática en el último cuarto de siglo ha sido tan brutal que da vértigo.

Por eso, cuando después de tanto tiempo viendo juegos me paro a pensar que este mundo de los juegos y de las revistas me sigue apasionando, que me sigo asombrando ante cada cosa nueva que aparece –y no tan nueva, a veces-, que espero con ansiedad ese nuevo juego, esa nueva tarjeta gráfica, ese nuevo E3, esa nueva visita a un estudio y ese nuevo número de Micromanía –y de muchas otras revistas que leo, aunque no voy a dar nombres…-, insisto: soy un afortunado, lo sé y lo valoro. Y espero seguir siéndolo 25 años más.

Gracias, por lo que me toca

A Micromanía le ha pasado como a mí, salvando las distancias. Ha nacido, casi, con los primeros videojuegos y ha evolucionado a medida que las máquinas y los juegos han hecho lo propio. Se ha adaptado. Como lo que decía Darwin de las especies, pero en revista (¿es la revista una especie más?).

Y, claro, la adaptación de Micromanía a la evolución de las máquinas y los juegos, y del propio mercado, ha supuesto ir pasando etapas. Como la de dejar de hablar de MSX, por ejemplo. Y me temo que no, que no fue Micromanía la que se cargó el MSX, como todavía se oye por ahí –no me mires mal, que yo entonces sólo me la compraba, no trabajaba aquí-. Y tampoco se cargó al Amiga –ahí sí estaba en la redacción, pero no fue Micromanía quién se lo cargó, te lo aseguro-.

Por Micromanía han pasado secciones de lo más variado, consolas, formatos de todo tipo (casete, discos, CD, DVD), recreativas, micros, PC y, sobre todo, casi cincuenta personas en redacción (y un montón de colaboradores) que han contribuido con esfuerzo, trabajo e ilusión a que se cumplan 25 años de Micromanía. Quien trabaja en revistas sabe que esto no es moco de pavo, y más en este país. Y, sobre todo, han sido 25 años de lectores apasionados por los videojuegos. Lectores, unos, entregados y fieles, otros infieles, algunos enamorados de Micromanía y unos cuantos más que la han odiado. Incluso, muchos, quizá tú también, han pasado por todas estas etapas. Pero lo importante es que también todos ellos, todos vosotros, habéis hecho Micromanía durante 25 años. Así que, por lo que me toca, gracias.

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