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Pasarse al lado oscuro de los videojuegos

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Mi compañero y sin embargo amigo Javi Abad se me ha adelantado en un tema que últimamente me da muchas vueltas en la cabeza: el futuro de los videojuegos. 

Él defiende en su blog que de aquí a nada las consolas portátiles podrían ser devoradas por los tablets y smartphones. En su clara exposición habla de cifras de mercado y de las expectativas de crecimiento… Cifras que me sirven para confirmar una sensación que hace tiempo noto, como unas incómodas cosquillas debajo de tanto pelo… 

Yo siento, o presiento, que los juegos están cambiando, que los usos están cambiando y que los jugadores estamos cambiando. No sé quién ha girado antes, si el consumidor o la industria; no sé quién ha propiciado el cambio; si ha sido un agente o los dos a la par, pero no importa. La verdad es que los videojuegos están cambiando.

En la época del nacimiento de esta industria los juegos eran simples, pequeños y abordables. Los Spectrum y familia se conformaban con 8 colores y los jugadores le echábamos imaginación a unos escenarios casi inexistentes y unas mecánicas sencillas. Cualquiera con iniciativa y talento podía hacer un videojuego. El software español vivió su era dorada porque no hacían falta grandes inversiones para desarrollar un juego y producirlo y editarlo era más fácil, más humano, más razonable. De hecho daba margen incluso a desarrollar sólo para el mercado español, como demuestran juegos como El Jabato (Dinamic, 1989). Curiosos, echadle un vistazo al documental de Canal Plus.

Las consolas empezaron a cambiar el panorama: a juegos más complejos, desarrollos más largos, más difíciles, con más profesionales y más costes. Y claro, más dificultades para encontrar un editor dispuesto a arriesgar mucho más dinero, en desarrollos que, además, ahora tienen que ser globales, aptos para todo el planeta. Las consolas provocaron la desaparición de muchas compañías españolas, incapaces de afrontar las exigencias de los nuevos soportes… Y las que quedaron y aguantaron el tirón lo hicieron aferradas las PC, menos “problemático” que las consolas. Más libre. Obviamente, en el resto del mundo ocurrió algo parecido, aunque menos grave ya que sí hubo desarrolladoras que se convirtieron en editoras.

Si ya consolas como Megadrive y Super Nintendo provocaron este maremoto, no os digo nada con las que vinieron después. Todos sabéis de sobra que hacer un juego para PS3 es más caro que hacer una película, que se requieren enormes equipos durante bastante tiempo (a más equipo, menos tiempo, claro). Esto implica que sólo compañías muy, muy grandes; multinacionales solventes y con recursos, puedan lanzar juegos para consola… Por supuesto, si la inversión es millonaria se minimizan los riesgos y los “experimentos” dejan de tener cabida… Vamos, de lo que hemos hablado mucho últimamente: todos los juegos son iguales, sólo salen secuelas de sagas consagradas… Y mientras, los desarrolladores a verlas venir… o cambiando de profesión.

Pero aparecen los móviles. Y las redes sociales. Y los juegos web. Las consolas tienen bazares online con juegos originales, frescos… pequeños y baratos. Y en menos que canta un píxel hay Smartphones, tabletas de increíbles capacidades, Internet está hasta en la sopa y las redes sociales se convierten en la opción número 1 para mantener el contacto con amigos… O incluso derrocar al gobierno de un país… ¿En cuánto? ¿Cinco años?

La industria que hay detrás de estos avances tecnológicos demanda juegos pequeños, de mecánicas sencillas y que no sean ni muy grandes, ni muy caros. Y los demandan, porque los usuarios de la tecnología los consumen. Es más, hay veces que para lo que un usuarios usa un tablet es para jugar el 90% del tiempo… La bomba. Es como volver a los 80, pero con millones de colores y gráficos HD. Las ventajas, son obvias: menos costes de desarrollo, más independencia, aceptación de nuevas ideas, mercado global sin necesidad de editores tiránicos… Las desventajas también son claras: bazares gigantescos, poco estructurados y mal organizados en los que se pierden los juegos y las aplicaciones engullidos por un ritmo incesante de lanzamientos en los que si hay algún controlo de calidad es, cuando menos, relajado… 

Y en estas estamos. Viviendo en primera persona un cambio, un giro tan radical que es difícil saber dónde vamos a terminar. Y además, es un cambio imparable e irrefrenable porque no sólo afecta a los videojuegos, a las comunicaciones o a la economía. También afecta a la sociedad, a la cultura, a las relaciones personales, a la televisión, la radio, la prensa… A la manera de vivir y disfrutar de nuestro tiempo y nuestro ocio en el sentido más amplio de la expresión. 

Me vais a decir que no hay comparación en jugar con una consola que con un tablet/smartphone… Pues no, no la hay. Me acabo de comprar un iPad, por curiosidad, la verdad, y no he descubierto ninguna experiencia comparable a un Gran Turismo 5, un God of War, un L.A. Noire… Pero me he puesto a bajar y a probar cosas y he descubierto que también me puedo enganchar. Es más, me he enganchado. Y no, no quiero elegir, no quiero renunciar ni a mi tablet ni a mis consolas, porque cada una me da cosas diferentes. No voy a dejar de jugar con PS3, pero ¿dejaré de jugar con portátiles? 

Pues me he sorprendido a mí misma respondiéndome un “no lo sé”. Y es que he visto que sí que podría hacerlo. Y además, como tengo la excusa de que con el iPad puedo navegar, consultar el correo, escribirme alguna cosita y hasta responder a este blog… Pues mira, dos pájaros de un tiro. A lo mejor, cuando se me pase la novedad (lo tengo desde junio), vuelvo a mi PSP y a mi DS… Aunque estoy enganchada a uno de un zoo (os acordáis de los Theme Park y Theme Hospital) que me tiene loquita… Y es que en mis portátiles no tengo este tipo de simuladores, por ejemplo…

Ojo, que en mi caso puede ser la edad, pero no deja de ser sorprendente que una persona que lleva años jugando con videojuegos y que siempre ha defendido a las portátiles a capa y espada esté ahora colándose (sin querer y casi sin darse cuenta) en el lado oscuro… ¡Que no quería el iPad, que me lo pillé casi obligada y porque me hacían una oferta que no podía rechazar!

A lo mejor por eso Vita parece un híbrido entre consola y smartphone. A lo mejor Vita es la respuesta de Sony para intentar cubrir las dos necesidades… O a lo mejor estamos viviendo una segunda revolución y pasado mañana las portátiles se hayan extinguido… Pero como los dinosaurios: se dice que evolucionaron y se convirtieron en pájaros. ¿En qué se convertirán los tables, samtphones, portátiles… ?

Así, entre nosotros, mientras se pueda jugar y los juegos molen, me da igual el aparato en el que se jueguen. ¿Y a vosotros? Si lo pienso mucho, mucho, me da vértigo...

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