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Los usuarios al poder

Javier Abad

imagen por defecto contenido opinión

Estamos hartos de oír que el auge de internet y las redes sociales ha supuesto la gran revolución de finales del siglo XX y principios del XXI. Un avance que le ha dado protagonismo a esa gran mayoría de personas que hasta entonces se limitaba a ver, leer y escuchar la información sin poder meter baza. Sin embargo, es ahora cuando parece que este extraordinario logro ha llegado a los videojuegos, y la voz de los usuarios está siendo capaz de modificar las políticas de las compañías. Pero ojo, que este supuestamente beneficioso diálogo ”cara a cara” esconde un peligro...

Haciendo un repaso rápido, en los últimos tiempos hemos visto, por ejemplo, cómo la todopoderosa Microsofttuvo que rectificar nada menos que su estrategia de lanzamiento de Xbox One. Seguro que estuvieron meses dándole vueltas a lo que iban a comunicar en la puesta de largo de la consola, y apenas pasaron unos minutos una vez hubo acabado su presentación para que un torrente de críticas a su política con los juegos de segunda mano y la conexión online se abriera paso en la web. Una metedura de pata tan colosal solo puede solucionarse con una respuesta a la altura, y ahí tengo que darle mi reconocimiento a cómo la compañía supo rectificar y satisfacer las demandas de la gente.

Los usuarios al poder

Más recientemente, el mismísimo Hideo Kojimatuvo que salir al paso en su cuenta de Twitter para intentar aplacar el revuelo que se montó tras descubrirse que MGS V Ground Zeroes iba a durar menos que un suspiro (hablé del asunto en mi anterior blog). Además, Konami reaccionó también bajando casi instantáneamente el precio del juego ante las acusaciones de intentar vender al precio de un juego final lo que para muchos queda a la altura de una demo.

Los usuarios al poder

¿Qué juego protagonizará el próximo episodio de esta historia? Creo que Watch Dogs tiene todas las papeletas para añadirse a la creciente lista de polémicas entre una compañía y sus seguidores. Supongo que estáis al tanto de la polvareda que ha levantado el “downgrade” gráfico que muestran las imágenes más recientes respecto a lo que nos había enseñado Ubisoft hasta ahora. De confirmarse este bajón de calidad en el juego final, no sé qué margen de maniobra le quedará a sus creadores, pero hay un riesgo claro de que, si no reaccionan a tiempo, se abra una brecha de confianza entre la compañía y la legión de jugadores que sueña con hincarle el diente a Watch Dogs desde que lo presentaron en el E3 de 2012.

Los usuarios al poder

Retomando lo que apuntaba al inicio, igual os estáis preguntando qué peligro que esconde esto, si todo el mundo parece estar de acuerdo en que esta comunicación directa firma-consumidor es un avance positivo. El caso de Watch Dogs es paradigmático, porque tiene guasa que salpique precisamente a una compañía como Ubisoft, que lleva su confianza en el poder de las redes sociales hasta el punto de afirmar que no necesita a los medios de comunicación para dar a conocer sus productos. Ha conseguido reunir unas comunidades enormes en los perfiles de sus principales franquicias en las redes sociales, así que tienen “línea directa” con ellos y con eso les basta.

Ahí está la trampa precisamente, porque aunque entiendo que desde el punto de vista de un fan puede parecer que esta relación casi personal es insuperable, también es de cajón que los mensajes que le llegan no son neutrales. Como nadie tira piedras contra su propio tejado, lo normal es que las compañías omitan cualquier aspecto problemático que pueda perjudicar las ventas de sus juegos, que al fin y al cabo es el objetivo que persiguen.

¿Quién puede hacer esa labor crítica entonces? No busquéis muy lejos, porque lo tenéis delante de vuestros ojos: los medios de comunicación. Y no quiero barrer para casa, aunque lo parezca. Ni que decir tiene que estaré encantado si elegís Hobby Consolas para manteneros al día de lo que pasa, pero pongo la imprescindible labor de la prensa por encima de mis intereses particulares, sea el medio que sea. Luego podremos entrar en debates sobre si somos más o menos objetivos, si nos plegamos a las presiones de las compañías o no, etc. Acepto todo tipo de críticas, pero lo dicho: lo importante es que los medios independientes sigamos estando ahí para cribar y matizar la información que sale de los departamentos de comunicación de las compañías, aunque cada vez nos lo pongan más difícil.

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