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Análisis de Bravely Default

Laura Gómez

Análisis de Bravely Default
¿Echabas de menos el Final Fantasy clásico, de combate por turnos, historias ñoñas y magos negros? Enhorabuena, Bravely Defualt es tu juego. Y si los JRPG se te quedan algo lejos, tranquilo: también está pensado para ti. 

Gran parte del atractivo de Bravely Default reside en sus ecos de jugabilidad clásica pero que trata de reinterpretar algo tan conocido como es Final Fantasy. El sistema de combate se basa en batallas en las que elegimos a nuestro enemigo, el golpe que vamos a darle y en qué orden antes de realizar el ataque. Para subir de nivel, el juego usa un sistema de trabajo similar al de Final Fantasy V que comienza en “aprendiz” y evoluciona a través de la práctica y las mejoras. El estilo visual también nos devuelve a la vieja escuela de RPGs, y todos los personajes siguen ese estilo “deformado” característico de la era 16 bits. Los personajes de BD han sido diseñados por Akihiko Yoshida, diseñador de varios Final Fantasy.

 

Los escenarios del juego son preciosos, ya sean mazmorras, ciudades o castillos, y es que sus fondos parecen dibujados con acuarela y el 3D ayuda a reforzar ese efecto. No es el mejor de la clase en este sentido, pues ralentiza la tasa de frames, pero el efecto es bien bonito. Son su historia y su dirección de arte los que provocan que queramos seguir jugando. A lo largo de la aventura de Tiz, BD incluye la opción de mantener conversaciones a cuatro con nuestros compañeros dentro del juego para conocer más detalles sobre la desaparición del pueblo. Es algo que recuerda un poquito a Final Fantasy IX y que ayuda mucho a profundizar en la trama, que aunque típica (sí, los cuatro cristales que salvan al mundo están presentes), consigue que uno se encariñe con los personajes. Es todo muy japonés, pero eso no puede ser algo negativo de ninguna forma, menos aún en este caso.

 

Análisis de Bravely Default
Análisis de Bravely Default

Marcando la diferencia

El juego coquetea levemente con la realidad aumentada, sobre todo en la introducción, donde una de las protagonistas nos pide ayuda mediante magia dentro de nuestra propia habitación. Los mejores añadidos, sin embargo, se encuentran en la experiencia de juego. Los combates tienen un sistema Brave que permite varios golpes seguidos a costa de no poder hacer nada en los posteriores turnos. Es decir, si atacas dos veces, no puedes atacar en el siguiente turno; si atacas cuatro, que es el máximo, estarás tres turnos parado. Esta cosa tan rara, pero que se entiende muy rápido una vez se juega, tiene un contrapunto igual de genial.

 

El sistema de defensa, Default, reduce el daño y hace que acumulemos puntos (un máximo de tres) que se pueden canjear por ataques consecutivos en los siguientes turnos sin tener que estar luego parado, como ocurre con el sistema Brave. A esto se suma el poder acelerar hasta dos veces la velocidad de los combates o pausarlo emplando unos puntos especiales. Esto último probablemente genere polémica pues solo se acumulan de dos formas: teniendo la consola ocho horas encendida en modo reposo (lo que suma un solo punto) o pagando con dinero real por ellos. Se puede vivir sin usarlos, no os preocupéis.

Explicado así, suena muy extraño, pero la verdad es que una vez puesto en el juego resulta intuitivo y abre un gigantesco abanico de posibilidades. ¿Que tu mago es débil? Que haga uso del Default, reciba menos daño y úsalo una, dos o más veces cuando necesites curar a tu equipo. Esto, que es algo que nunca hicieron realmente los Final Fantasy, es lo que más le diferencia de la mítica saga. 

 

Análisis de Bravely Default
Análisis de Bravely Default

Combates con doble filo

El sistema Brave añade complejidad y nuevas estrategias a las batallas, pero tiene un efecto secundario: mal empleado, convierte la batalla más simple en algo dolorosamente eterno, una sensación que ni siquiera la aceleración puede arreglar. En muchos combates utilizamos el bloqueo para guardar turnos y después machacar a nuestro oponente con varios golpes seguidos; repetir esto hasta el infinito con los jefes puede resultar muy estático, amén de poco efectivo. Lo mejor es ir probando tácticas y saber cómo adaptarlo a los ataques que aprenden los personajes alternando trabajos. Ir probando cada trabajo es fundamental para crear un equipo fuerte, así como comprar objetos y armas, las cuales marcan mucho la diferencia. Quizá se depende demasiado de las armas y de acumular dinero, que solo es posible repitiendo combates aleatorios, pero bueno: no es una gran pega.

 

Si no combinas diferentes magias y doctrinas sí lo tendrás difícil para superar el juego una vez se avanza, porque sus jefes son muy complicados. Sobrevivir a una batalla importante exige poner a prueba todo tu dominio de los personajes, sus trabajos y el combo Brave y Default. Esto, que a los más roleros encantará, también puede echar atrás a los jugadores más novatos.

 

La espada de doble filo que es este sucesor espiritual es que cualquiera puede sentirse nostálgico y notar el juego como algo familiar, pero a la vez puede parecer un cliché poco original, y esto incluye al argumento. El mundo de BD podría haber salido de cualquier Final Fantasy: nuestros cuatro personajes principales tratan de proteger cuatro cristales mágicos que están atados a cada uno de los cuatro elementos.

 

Para aquellos que anden buscando los buenos tiempos pasados de un JRPG, BD es sin duda su juego. Devuelve la esencia de los Final Fantasy clásicos mientras actualiza su fórmula con novedades como el botón de aceleración. Sin embargo, los que no estén interesados en revivir los aires de la vieja escuela rolera, verá este juego como uno más.

VALORACIÓN:

Los fans del rolazo japonés estarán encantados con él, aunque los novicios tendrán que esforzarse un poquito en comprenderlo.

LO MEJOR:

Su complejo y generoso sistema de combate por turnos, sus personajes, la variedad de trabajos.

LO PEOR:

Hace falta emplear tiempo en entenderlo, quizá es un poco difícil al principio.

Plataformas:

3DS

Versión comentada: 3DS

Hobby

85

Muy bueno

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