El Libro de la Selva - Análisis retro
Jose Sanchez
En 1894, Rudyard Kipling publicó una colección de cuentos sobre la naturaleza entre los que se encontraba El libro de la selva, la historia de un niño criado por animales, que crecía en medio de la jungla (mientras aprendía a distinguir el bien y el mal y escapaba de las fieras).
Inevitablemente, Disney tomó esta historia y la convirtió en una magnífica película, cuya banda sonora se nos ha quedado grabada durante todos estos años. Pero además de aquel film de dibujos animados de 1967, la compañía produjo una secuela y una película de acción real. Ahora llega a los cines una nueva versión, en la que los efectos especiales cubren de sobra la ausencia de personajes animados. Aquí podéis leer nuestracrítica de El Libro de la Selva de imagen real.
Para lanzar El libro de la selva, Virgin utilizó una de las tecnologías más punteras de la época. La tecnología DIGICEL, que también se aprovechó para los juegos de Aladdin y El Rey León, y que permitía poner en nuestra pantalla unas aucinantes animaciones igualitas a las de la película. Eran flipantes hace veinte años, y siguen siendo impresionantes a día de hoy. Y en cuanto al desarrollo, también fueron conservadores: un juego de acción y plataformas "para todos los públicos" que no se alejaba demasiado de los dos anteriores.
¡Ey!, creo haber visto un pequeño cachorro humano
En el juego encarnamos a Mowgli, ese pequeño cachorro humano que al nacer es adoptado por una familia de lobos y apadrinado por la pantera Bagheera, pero que debe emprender la mayor aventura de todas, encontrar el poblado humano y volver con los de su especie. Y como buen libro, el videojuego se nos presenta dividido por capítulos. Todos ellos bastantes fieles al clásico Disney,con imágenes simples y textos para meternos en situación.
Los mejores momentos de la película están en el cartucho. El primer encuentro con la serpiente Kaa, la aparición de Baloo, la aplastante marcha elefante, el templo en ruinas del loco Rey Louie o el enfrentamiento contra el temible Shere Khan, están convertidos en interesantes secuencias de plataformas. Hoy en día habríamos escrito que es puro "fan service".
Técnicamente, Virgin nos dió una nueva lección de su oficio. La música respeta la banda sonora de la película. Los sprites estan bien definidos, y los niveles, aunque son sencillos y terminan volviéndose repetitivos, capturan el ambiente de la peli. Pero lo mejor son las animaciones; sólo basta dejar el mando durante unos segundos para ver a Mowgli marcarse un simpático bailoteo o hacer malabares con bananas. Si caemos desde muy alto nuestro pañal se desplegará a modo de paracaídas y si nos acercamos a un saliente Mowgli pegará un frenazo en seco para avisarnos de que corremos peligro.
Si hay que sacarle la puntillita a Disney´s The Jungle Book, como ya hemos adelantado, es que no arriesgaba demasiado en su planteamiento, y acaba volviéndose repetitivo. Siempre se nos pedía que recolectásemos un determinado número de gemas y que luego nos encontrásemos con algún personaje, ya sea Bagheera, Baloo, Kaa,...etc. Con ocho gemas bastaba para completar el nivel, pero sí queríamos acceder al nivel de bonus y conseguir más puntuación debemos hacernos con todas las piedras preciosas del lugar.
Busca lo más vital lo más... y olvídate de la preocupación
Una de las leyes de la jungla es evitar ser comido y, por sorprendente que parezca, en Disney´s The Jungle Book los animales más entrañables podían convertirse en nuestra peor pesadilla. Del repertorio de bichejos que trataban de obstaculizarnos, acabamos cogiendo manía a los dichosos monos, que nos arrojaban fruta y pegaban manotazos, en las distancias cortas. Casi todo era peligroso en la selva: escorpiones, serpientes, abejas, murciélagos, hienas, ranas, aves, pirañas, lagartos, osos hormiguero e incluso desbocados facoceros (como Pumba, de El Rey León).
Parece un territorio hostil, pero la verdad es que tampoco era un juego difícil. Lo que más nos costó era admitir que El libro de la selva marcaba el final de una época. Aunque después hemos disfrutado de otras adaptaciones plataformeras de Disney (desde Toy Story con gráficos prerrenderizados a un divertido Hércules, para PlayStation, en 2.5D) la verdad es que su interés comenzaba a decaer. Después del estallido que suspusieron clásicos como La bella y la bestia, Aladdin o El rey León, las producciones de la compañía entraron en un bache que no ayudó a las versiones jugables (Tarzán, Mulan o Pocahontas no tenían el mismo tirón, ni en el cine ni en los videojuegos). Las adaptaciones animadas de la compañía dejaron de ser sinónimo de calidad para convertirse en "otro juego basado en una película"... hasta la llegada de los Kingdom Hearts y Disney Infinity, años después.
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