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Mortadelo y Filemón: Río 2016 - Review olímpica del nuevo álbum

Jesús Delgado

Mortadelo y Filemón: Río 2016 - Review olímpica del nuevo álbum
Mortadelo y Filemón: Río 2016 es el título del último álbum de los agentes de la TIA de Francisco Ibáñez. Como es ya tradicional desde los años 70, el dúo de agentes vuelven a una misión en unos Juegos Olímpicos. 

Una vez más, Mortadelo y Filemón vuelven a las Olimpiadas. Desde 1976, con "Gatolandia" (en lugar de Montreal), el dúo de disparatados agentes de la TIA no han parado de pasearse por uno solo de los Juegos Olímpicos que se han celebrado: Moscú, Los Ángeles, Seúl, Barcelona... Y, claro, en 2016 no podía fallar a su cita con ellos, esta vez en Río de Janeiro

Mortadelo y Filemón: Río 2016 - Review olímpica del nuevo álbum

¿Pero de qué va Mortadelo y Filemón: Río 2016? ¿Otra trama de corrupción política? ¿Un golpe terrorista? ¿Quizá un ataque de armas químicas? ¿La Ofelia liándola parda, el Bacterio y uno de sus inventos? ¡Nada más lejos de la realidad! El motivo por el que el "Súper" les manda hasta Brasil es que hay por medio un complot con productos químicos y potingues para ganar las olimpiadas. No, no nos referimos al dopaje. Sino todo lo contrario. Alguien está debilitando a los atletas, envenenándolos para que pierdan las competiciones. Para detener al envenenador, los dos agentes son despachados junto a la delegación nacional (con los que hacen taaaan buenas migas) a fin de descubrir y aprehender a los culpables.

Y hasta aquí la premisa del álbum, el número 174, de la colección Magos del Humor, dedicada a Mortadelo y Filemón. Ahora bien, ¿es Mortadelo: Río 2016 un título memorable y mítico, a la altura de los anteriores tebeos olímpicos de Mortadelo y Filemón?  Os lo respondemos en un momentico.

Maratón de elementos recurrentes

Cuando era niño, y perdonad la perorata y la odiosa comparación, solía tener un pequeño enfrentamiento de tipo filosófico-intelectual (si es que con ocho años se puede llamar así a una guerra de gustos de lectura) con un par de vecinos, que eran hermanos. Ellos dos eran mucho más de Jan y de su Superlópez, mientras que yo era fan a ultranza de Mortadelo y Filemón. Su argumento para defender al superhombre del Masnou frente a los agentes de la TIA era el de que las historias de Mortadelo y Filemón siempre era iguales. Incluso a día de hoy, he de decir que su argumento me resulta muy válido y díficil de rebatir. Ciertamente, la temática de los tebeos de estos dos agentes sí variaba, pero al final las fórmulas para resolver la historia eran las mismos. No deberíamos tomar esto como algo malo, claro. Quien lee "Mortadelo" sabe las convenciones del cómic y debe entender que su funcionamiento argumental discurre en base a equívocos, torpezas de estos dos homínidos subdesarrollados, persecuciones, caídas desde grandes alturas, tortazos y explosiones. Vamos, lo que viene siendo un tebeo de Tom y Jerry a la española.

Mortadelo y Filemón: Río 2016 - Review olímpica del nuevo álbum

No podría haber Mortadelo sin este tipo de recursos y esta argumentación reiterativa de ellos. ¿Acaso se puede entender o concebir un cómic de Mortadelo sin la escena final, ora siendo buscados por un encabronado Súper, ora perseguidos una multitud enfurecida? 

Esto, claro, nos lleva al principal problema de Mortadelo y Filemón: Río 2016. El tebeo, como parte de las historias de Mortadelo, es tremendamente fiel a la manera de entender estas convenciones en la que se sustenta la mitología mortadeliana. Sin embargo, tiene un problema que viene arrastrando la producción de estos tebeos desde hace al menos tres lustros: la reiteración. Mortadelo y Filemón: "Río 2016" se regodea en los mismos preceptos que han sustentado la franquicia durante casi sesenta años y eso hace que el desarrollo del tebeo más que avanzar se arrastre en una sucesión inconexa de golpes, equívocos y consecuencias en forma de fractura cráneal. 

Ojo, que hilar tanto topicazo tiene su mérito. Y mantener con ellos el interés en los lectores tampoco es baladí. Algo bueno tendrá esta fórmula si sigue vendiendo y manteniendo adeptos. De hecho, si no funcionara, no habríamos tenido la película de Mortadelo y Filemón: Contra Jimmy "El cachondo" hace un par de años. 

Un cómic para una generación anterior

Otro de los problemas de la "Escuela Bruguera" es precisamente la dificultad para arrastrar un relevo generacional a los lectores que crecieron leyendo Mortadelo y Filemón. Estos problemas vienen dados, en primer lugar, por la falta de apuesta por la producción de tebeos nacionales desde los 90. Salvo notables excepciones como Jan (Superlópez) Cera (Pafman) o Ibáñez, apenas se percibe por parte de ediciones B un esfuerzo real por potenciar la línea infantil-juvenil desde hace veinte años. En parte, esto puede entenderse a que en lugar de generar productos para un nuevo público, los tebeos que aún editan están destinados principalmente a un público cautivo y fiel. Pero ojo, aunque esta estrategia funciona "de aquella manera", tiene también su parte mala.

Si bien un lector de treinta o cuarenta años aún puede leer Mortadelo, entendiendo y riéndose con sus gags, el lector más joven quizá no se sienta cómodo. Por un lado, los chistes detrás de los gags son a estas alturas predecibles. No es tan un problema de guión, en este sentido Ibáñez y sus colaboradores son gente muy lúcida, como de descreimiento y cinismo por parte de la sociedad en la que vivimos. Mortadelo fue creado para un público más inocente y maduró junto a él, pero sigue siendo un humor del siglo XX y esto implica limitaciones que se le tienen que conceder. En Río 2016 esto queda patente, debido a los toponímicos que se utilizan y a los nombres como Bestiajez, que a día de hoy el lector juvenil no asimila y acepta con la misma facilidad que uno de hace dos décadas.

No se crean que es tan fácil rejuvenecer franquicias. Zipi y Zape lo intentaron hace un tiempo, de manos de Ramis (creador de Sporty y de Alfalfo Romeo) y algo parecido pasó con el Supergrupo, de Superlópez, cuando Nacho Fernández (Dragon Fall) y Efepé trataron de revivirlos con el particular estilo artístico del primero. ¡Y ya no hablemos de los problemas de otras series como El Jabato, de quien cada cierto tiempo se oye que van a ser re-dibujados! No olvidemos precisamente que, esa traducción a lenguaje moderno (de aquella manera) fue parte del fiasco de la película de El Capitán Trueno. 

Por otro lado, el pequeño pecado original de Mortadelo como personaje de la segunda mitad del siglo pasado es su racismo simbólico. No con esto decimos que se trate de un tebeo que humille a otras nacionalidades o etnias, sino que precisamente aún recurre en la caricatura de éstos otros grupos humanos. Esto, no es malo per se, atendiendo a su concepción de tebeo para críos. Sin embargo, una lectura descontextualizada, puede llevar al equívoco de que el autor es un racista agresivo y rabioso. ¡Nada más lejos de la realidad, oigan! Pero explíquele usted a ciertas personas que Ibáñez cuando dibuja a "un negro" con nariz chata y cara redonda, un retrato basado en la caricatura del canibal africano, no lo hace con mala intención. El dibujante solo recurre a una forma de concebir el retrato humano, de acuerdo a los ojos de un señor nacido en 1936 y en base a unos patrones propios de su generación.   

Mortadelo y Filemón: Río 2016 - Review olímpica del nuevo álbum

En cualquier caso, que Mortadelo siga vivo y coleando, e incluso haciendo crítica social con tebeos tales como El Trastomóvil o El Tesorero, cómic que crítica el caso Bárcenas, es señal de que el titulo sigue atento a la actualidad. Si bien los ojos de su autor son los de una persona de cierta edad, esto le permite ver en la distancia y de otra manera los asuntos del día a día. De hecho, su percepción de la realidad dista mucho de esta divorciada de la realidad, sabiendo diferenciar entre asuntos festivos y ligeros, como el que nos ocupa en Río 2016, y cuestiones más serias, pero no menos dignas de la crítica a través de la chacota, como es la corruptela política. 

Resumiendo, Mortadelo y Filemón: Río 2016 es un tebeo correcto de acuerdo al canon de Bruguera y de las historias de Mortadelo. Si bien no es el más brillante, cumple con lo que promete su premisa y con las bases de estos tebeos. Si bien al público más moderno le sabrá a rancio, a los fans de la franquicia le sabrá a gloria. 

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