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Análisis de Assassin's Creed Chronicles: China

Análisis de Assassin's Creed Chronicles: China
Assassin's Creed Chronicles nos lleva a uno de los entornos más deseados por los fans: ¡la antigua China! Shao Jun se convierte al fin en protagonista de una aventura diferente. Leed, leed, occidentales.

El universo Assassin's Creed ha ido creciendo más y más hasta abarcar una pléyade de personajes y entornos con los que los fans están familiarizados, incluso aunque no hayan sido personajes controlables. La miniserie Assassin's Creed Chronicles quiere atar esos cabos, con 3 aventuras en tres entornos muy diferentes. Estaba claro que había que empezar con China, pues Shao Jun se ha convertido en un personaje muy querido por los "asasinófilos" desde que la vimos en el (muy recomendable) corto Assassin's Creed Embers.

Con Assassin's Creed Chronicles: China regresamos al siglo XVI, para continuar el legado del gran Ezio Auditore de manos de esta asesina. Como sabréis, hay un "macguffin" entre ambos personajes: una misteriosa caja que Ezio entrega a Shao Jun y que solo debe abrir cuando pierda su camino. El argumento del juego gira en torno a las idas y venidas de esa caja y la lucha de la heroína por restaurar la Hermandad, detener a los Tigres remplarios y culminar su venganza.

Análisis de Assassin's Creed Chronicles: China

Furia oriental... En 2D

El desarrollo de Assassin's Creed Chronicles hereda lo que vimos en Altair's Chronicles de DS o incluso al Splinter Cell que vimos hace más de una década en Game Boy Advance. Nuestro personaje se desplaza en 2D, si bien hay ciertos momentos en los que podemos avanzar hacia el frente. La game de movimientos es la propia de un miembro de la secta: correr, trepar, saltar (con más fuerza que un canguro, por cierto), esconderse en lugares clave, agacharse para llamar menos la atención y, si no queda otro remedio, combatir.

Hago hincapié en lo de "si no queda otro remedio", porque el juego se orienta a la infiltración. Shao Jun es muy débil (al principio solo resiste un golpe, pero se puede mejorar un poco su resistencia) y hace uso de un sistema de paradas y contras que es un poco ortopédico, así que la clave está en pasar desapercibidos siempre que podamos.

Las plataformas ocupan buena parte del mapeado, pero los puzzles se basan sobre todo en cómo burlar a los guardias, que siguen una ruta predefinida. Todos los guardias tienen un cono de visión. Si entramos en él, el cono se pone de color amarillo (ergo están "escamados"). Si pasa a rojo, nos han visto y van a intentar eliminarnos. Shao Jun tiene una espada para defenderse, pero lo más prudente es escapar hasta un punto en el que los despistemos. Tranquilos, los guardias son más tontos que un zapato y, si nos alejamos un poco, volverán a su rutina como si tal cosa. ¡Ni siquiera saben trepar!

La IA enemiga es realmente decepcionante y, de hecho, la dificultad de los retos se basa más en que haya muchos vigilantes a la vez, en lugar de que ellos sean muy listos. Algunos tramos son un tanto puñeteros, pero la protagonista tiene algunos ases bajo la manga: podemos silbar para llamar la atención, lanzar cuchillos para romper cuerdas distantes, buscapiés para atontar momentáneamente a los malos o dardos sonoros que crean ruido distractor a distancia.

Análisis de Assassin's Creed Chronicles: China

¡No falta el dardo cuerda, por supuesto! De hecho, fue Shao Jun quien la inventó, mucho antes de los acontecimientos de Assassin's Creed III. Con él podemos columpiarnos a otros planos de la pantalla (solo en puntos clave del mapa) o atacar desde abajo a los vigilantes. Para rematar, hacia la mitad del juego adquirimos una barra de Helix, que se rellena al coger fragmentos del mismo. Una vez llena, nos permite hacernos invisibles un segundo para escapar. Y, tras completar el juego, ganamos aún más habilidades.

Tras leer esto, puede dar la sensación de que Assassin's Creed Chronicles: China es un juego variado, pero la realidad es que se hace bastante repetitivo. Esto se debe a que la mayoría de los puzzles requieren acciones muy concretas, que impiden que cada uno los complete a su manera. Da la sensación de que todo el desarrollo es muy artificial, forzado. Eso se nota especialmente en puntos clave que intentan mantener el espíritu de la saga: las sincronizaciones y camuflarnos entre el gentío. Las primeras no sirven para nada, ya que solo actualizan el mapa, pero nunca lo usamos porque en la partida nos preocupamos de avanzar segmento a segmento.

Por otro lado, el camuflaje entre la gente se da en contadísimas ocasiones y no se diferencia mucho de esconderse detrás de un arbusto. En definitiva, se intenta disfrazar con diferentes envoltorios una mecánica que se repite una y otra vez. Lo que sí os recomendamos es usar la vista de águila, que amplía la cantidad de terreno que vemos y desvela la ruta que siguen los guardias.

Por suerte, los checkpoints son abundantes, así que nos podemos ir centrando en superar cada reto sin miedo a fallar. Eso sí, tras cada tramo recibimos una puntuación según lo bien que hayamos atacado o nos hayamos camuflado, lo cual sirve para desbloquear movimientos o mejorar nuestra salud. Eso fomenta un poco la rejugabilidad (además de que los caminos se bifurcan en ocasiones), pero los niveles son tan similares entre sí que, en el fondo, acaba dando pereza volver a ellos.

Echemos soja a los gráficos

Assassin's Creed Chronicles apuesta por su propio estilo visual. Mantiene una interfaz y elementos estéticos propios de la franquicia, pero da una pátina artística al conjunto, presentando los gráficos como si estuvieran pintados con pincel en un pergamino. Las texturas e incluso algunos objetos se muestran difuminados, en un ejercicio que por momentos recuerda al maravilloso Okami y que, la verdad, casan perfectamente con la ambientación. Otra cosa es que los personajes y fondos sean muy simplotes en su modelado (sinceramente, no hace falta una PS4 o una One para mover esto), pero la apuesta estética disimula ese aspecto.

Análisis de Assassin's Creed Chronicles: China

El sonido también sigue esa línea, con melodías plagadas de notas de erhu (ya sabéis, el típico "violín chino") y claras referencias a "Ezio's Family", la melodía que ha identificado a la saga desde Assassin's Creed II. Lamentablemente, aquí también hay pegas. Para empezar, tanto las melodías como las voces se repiten mucho. Además, estas últimas solo están en inglés (o chino, cuando toca "ambientar") con subtítulos en castellano.

A pesar de todo, los fans más acérrimos disfrutarán de las puntuales apariciones de Ezio (en los tutoriales, básicamente) y de profundizar en la historia de un personaje tan interesante como Shao Jun. El resto verá un juego un tanto corto (se supera en menos de 5 horas, pero tiene modos de dificultad extra) y plano. En este salto de fe se aterriza bien porque hay algo de paja en el carro, pero tampoco mucha...

VALORACIÓN:

Una interesante reinterpretación de la mecánica de Assassin's, pero resulta demasiado poco ambiciosa en lo técnico y jugable. Su ambientación sube algún entero.

LO MEJOR:

Algunos parajes. Shao Jun y Ezio, ¡qué grandes personajes!

LO PEOR:

Técnicamente, es muy simplote. Se hace repetitivo.

Versión comentada: PS4

Hobby

70

Bueno

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