Análisis de Inside para PS4, lo nuevo de los creadores de Limbo

A principios de verano,Inside sorprendió a los usuarios de Xbox One y PC con un planteamiento y estilo visual que solo los creadores de Limbo eran capaces de concebir. Ahora que el estío se acerca a su fin, Inside llega a PS4 para que los usuarios de la consola de Sony puedan disfrutar del mismo planteamiento.

El juego no ha cambiado un ápice. Como podéis ver en la secuencia inicial, no hay intros, ni textos de ningún tipo que nos aclaren de qué va esto. Solo vemos a un aséptico niño que parece huir de algunas personas malvadas en el bosque. A partir de ahí arranca una aventura en la que no recibiremos ninguna ayuda (no esperéis interfaz, ni diálogos), pero en la que todas las pistas están ahí para el que tenga la cabeza un pelín despejada. En definitiva, estamos ante un juego de plataformas y puzzles, con especial protagonismo de estos últimos.

Cualquier fallo en la sincronización o improvisación de nuestros movimientos llevará a que nuestro niño muera (a veces, de forma terriblemente cruel) pero, a pesar de todo, no hay ningún momento tan complicado como para frustrarnos y abandonar la partida. Al contrario, todo está maquiavélicamente planeado para que, después de superar algún reto particularmente puñetero, digas "va, voy a seguir un poco más, que esto se pone cada vez más interesante".

No preguntes, sobrevive

Buena parte de ello lo tiene la "historia", por así decirlo, que nos da pequeñas píldoras de información sin que nunca entendamos del todo de qué va el asunto, pero entendamos la punta del iceberg. En cierto modo, recuerda a películas igualmente duras y "hostiles" como Cube. Ese es uno de los puntos fuertes de Inside: nos hace sentir absolutamente vulnerables pero a la vez nos infunde el valor suficiente como para querer llegar al final de la medeja.

Sin entrar en más detalles, este juego indie juega a rompernos los esquemas constantemente. Cuando creemos que la cosa va de saltar, puede que nos toque nadar, empujar o despistar a los enemigos. Y todo eso no será nada hasta que... Hasta que pasa algo que nos negamos a contaros pero que os va a suponer uno de los momentos más "comentables" de todo el año.

Todo esto se ve envuelto por un planteamiento visual que de nuevo continúa la estela de Limbo, pero que llega más allá en su juego estético: la exigua paleta de colores, los cambios de plano y los personajes secundarios que nos miran al fondo se unen para solidificar una atmósfera única, paranoica y terrible, pero a la vez extrañamente hermosa. Hay mucho de surrealista en la aventura, pero a la vez todo tiene su por qué.

El apartado sonoro juega a lo mismo: efectos de sonido huecos y distantes, chirridos y ladridos que llegan solo cuando hacen falta se confabulan con una música muy puntual que, de nuevo, nos insufla el oxígeno justo para mantener la esperanza de que todo vaya a ir bien al final.

La experiencia es tan, tan interesante, que en este análisis de Inside resulta doblemente sorprendente que Inside sea tan corto. En unas 3 horas podéis superar la aventura y, después de ello, no hay modos extra, rutas alternativas ni coleccionables de ningún tipo. Puede parecer algo decepcionante, pero cuando pasan los días y ves que sigues teniendo en la cabeza este título (frente a otros títulos que pueden durar 20 horas y ser olvidados en 5 minutos), te das cuenta de que esta es una gran fragancia en un frasco pequeño. Quizá todo eso sea parte del plan de esos hombres enmascarados que nos vigilan en todo momento...