Rez Infinite para PSVR - Análisis del shooter techno en realidad virtual

Rez Infinite es la culminación de un proyecto que comenzó hace 15 años en Dreamcast. En 2001 Tetsuya Mizuguchi (responsable también de juegos como Sega Rally o Lumines) se atrevió a lanzar un juego muy personal, en sus propias palabras la sinergia entre los videojuegos, la música techno y la obra de Kandinsky (el padre del arte abstracto). Lo que suena extraño sobre el papel, no lo es menos cuando jugamos a Rez por primera vez. Hay que dar las gracias a SEGA por ser tan valiente a la hora de respaldar este proyecto. 

Lo que nos encontramos en un shooter psicodélico, en que nosotros controlamos un punto de mira (con la mirada) para eliminar una serie de criaturas que se cruzan en nuestro camino. De hecho, ése es nuestro único cometido, fijar con el cursor los objetivos y sus proyectiles, mientras recogemos power up que hacen evolucionar nuestro personaje. Porque Rez trata sobre la evolución, en un sentido similar a 2001 Una odisea del espacio. Si evitamos los impactos veremos como nuestra bola se va transformando en un hombre, que luego adopta la postura budista del loto, vuelve a ser una esfera y finalmente un bebé.

Nuestro personaje se mueve de forma automática, por unos escenarios vectoriales -con polígonos sin texturas- que recrean ambientes abstractos. Son escenarios que se transforman, mientras los atravesamos a gran velocidad, y que en realidad virtual resultan muy envolventes.

Pero si hay algo que destaca en Rez Infinite es la música, una banda sonora techno que está integrada en el juego de forma orgánica. No es que las melodías se limiten a acompañarnos durante los cinco niveles -que podemos superar en unos 40 minutos- sino que están coordinadas con todo lo que vemos en pantalla. Además, nuestros disparos también tienen una melodía propia, de manera que con cada impacto interactuamos con los temas que suenan. En PSVR es una  experiencia genial, como si cabalgásemos por las melodías. Si la música se pudiese materializar y crear una autopista... nuestro paso por ella sería Rez. 

Rez  Infinite cuenta con un nivel extra, Area X, que se ha diseñado expresamente para esta versión. Se trata de un sólo escenario, que cuenta con gráficos mejorados y la posibilidad de desplazarnos en el espacio (avanzamos y retrocedemos con R1 y R2, y dirigimos al personaje con la mirada). Se trata de aprovechar las mismas sensaciones del juego original y potenciar efectos como la inmersión, con infinidad de partículas que construyen unos fondos intrincados, inspirados en construcciones monumentales.

Como habréis podido deducir por nuestro análisis de Rez Infinite, este no es un juego para todo el mundo. Es una obra experimental, muy ligada a la música, que alcanza un nivel sensorial más allá de los juegos tradicionales. Pero consigue su objetivo. Es un título con pretensiones artísticas que nos hace experimentar la música como nunca. Como "shooter" le falta profundidad y es corto, pero es una obra brillante, que con PSVR alcanza un nivel superior. Si, como hemos dicho al comienzo de este análisis, Tetsuya Mizuguchi quería conseguir la fusión perfecta entre arte, música y videojuego, gracias a le realidad virtual lo ha conseguido.

Podéis ver más juegos en realidad virtual en nuestro especial PSVR con todos los juegos, carcaterísticas, instalación y mucho más.