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Análisis de What Remains of Edith Finch en PS4 y PC

Análisis de What Remains of Edith Finch

Vivimos una época interesante para el videojuego. Las grandes producciones, los juegos que aspiran a vender chorrocientos millones de copias, suelen ser secuelas de franquicias ya establecidas. Es difícil para las compañías atreverse a arriesgar, a sabiendas de que lo nuevo, por muy interesante que sea, no vende tanto como aquello que ya hemos probado en dos, tres, cuatro o más ocasiones. Se ha creado una zona de confort, un hogar donde no tenemos que preocuparnos por lo que ocurre en el exterior. Todo está bien aquí dentro.

Y estando ahí, en la comodidad de nuestras casas, los juegos indie aparecen para demostrar que aún hay lugar para la originalidad. Que no todo está escrito, y que todavía es posible dejar con la boca abierta al jugador. O, como en el caso de What Remains of Edith Finch, lo nuevo de los creadores de The Unfinished Swan, que el videojuego, como forma de expresión, todavía tiene mucho que decir, especialmente frente a otras artes como el cine, la música o la literatura.

Análisis de The Unfinished Swan

Voy a quitarme ya la careta de Hobby Consolas porque esto no es un análisis al uso. No se puede hacer un análisis, como entendemos habitualmente analizar en la prensa de los videojuegos, de algo como lo que Giant Sparrow ha fabricado. Porque en ese caso, os diría que What Remains of Edith Finch es un walking simulator completamente lineal, que apenas dura tres horas y tiene problemas de framerate. Si dais importancia a esos aspectos (lo cual es completamente respetable), entonces podéis para de leer aquí. What Remains of Edith Finch no es para vosotros.

What Remains of Edith Finch

Pero si creéis que el videojuego es algo más que machacar botones, que se trata de un medio de expresión donde descubrir historias con las que aprender y emocionarse, historias trascendentales capaces de cambiar nuestra forma de ver la vida, entonces... También podéis parar de leer aquí, porque en ese caso lo más recomendable es que juguéis sabiendo poco o nada. El efecto será más intenso.

Si aun así preferís ser prudentes y no hacer un desembolso de veinte machacantes a ciegas, os bastará con saber que vais a ser Edith Finch, una joven que regresa al hogar donde creció para descubrir sus raíces una a una. Con sus ojos observamos la casa, con sus pies nos movemos de un lado a otro y con sus manos interactuamos con el entorno. La perspectiva en primera persona cumple aquí, como pocas veces había visto, su función de meternos en la piel del personaje.

What Remains of Edith Finch

Pero más importante aún es su voz, que actúa como narrador omnisciente y guía a través del escenario; sus palabras, en forma de subtítulos estilizados, se adhieren a superficies, se deshacen, se cuelan por rendijas para indicarnos el camino y nos invitan, a veces, a que las rompamos, como si así se destruyese también el mensaje. Mención especial a la caligrafía, fiel reflejo de la personalidad de quien escribe.

Es curioso que a pesar de tratarse de un juego lineal, donde no existe mayor desafío que el de encontrar el siguiente punto para avanzar, haya en todo momento un rompecabezas que planea sobre nuestras cabezas exigiendo ser resuelto: la historia de los Finch. Para resolverlo podemos acceder al cuaderno de Edith, donde ésta guarda un árbol genealógico que se va completando a medida que avanza la historia. Pero la realidad es que se trata de un mapa.

What Remains of Edith Finch

Porque aun siendo un juego lineal, es fácil perderse. He acudido a él constantemente para entender las conexiones y recordar quién es quién. Para comprender. Quizás la comparación no sea del todo justa, pero me ha parecido infinitamente más útil que el cuaderno que suele llevar Nathan Drake en sus aventuras.

Es más, un factor como la rejugabilidad cobra gracias a este puzle un nuevo significado, muy alejado del concepto de rejugabilidad que tenemos en otros títulos. Querréis volver a experimentar la historia de Edith y los Finch una vez más para saciar vuestras ansias de conocimiento. Jugando una segunda vez, elementos del escenario cobran un nuevo sentido, y se advierten cosas que la primera vez se pasan por alto. Es algo así como ver el Club de la Lucha por segunda vez: de repente, todas las pistas y señales son tan obvias que es inevitable sentirse estúpido por no haberlas visto antes.

What Remains of Edith Finch

También es curioso cómo a pesar de ser un juego donde nos limitamos a avanzar e interactuar con el entorno, resulta tremendamente variado y goza de una jugabilidad sorprendente. Como en toda familia, cada miembro de los Finch es un ser único, con una personalidad y una forma distinta de ver la vida. Esto hace que cada sección donde descubrimos sus historias sean diferentes, desde un punto de vista narrativo, visual y jugable. Es increíble cómo al alterar estos tres factores se consigue reflejar a la perfección la forma de ser de cada Finch: sus gustos, sus preocupaciones... sus problemas.

Y hay que alabar la labor artística a la hora de dar vida tanto la casa, muy recargada, con todo tipo de objetos y detalles que cuentan pequeñas historias, y habitaciones que se retuercen y adquieren formas imposibles, como a las distintas "fases", algunas veces con cambios tan drásticos que no puedo evitar preguntarme qué clase de brujería han llevado a cabo para que un motor gráfico muestre en pantalla todas esas virguerías. Es alucinante, de verdad.

What Remains of Edith Finch

He mentido al decir que todas las historias son distintas: la verdad es que existe un nexo, un patrón, un tema que se repite en todas ellas... y es que son tragedias narradas con un toque irónico, a veces incluso cómico. Una serie de catastróficas desdichas, podría decirse.

De hecho, es increíble la naturalidad con que se retrata un tema tan temido como la pérdida. Pero no es un juego que busque la lágrima fácil, y tampoco le hace falta; algunas historias son tan devastadoras que son suficiente para demoler un corazón de piedra. Algo parecido sucede a la hora de tratar el terror: sin sustos, sólo con su atmósfera, consigue meter miedo en el cuerpo. What Remains of Edith Finch ha conseguido hacerme sentir un pavor que jamás había sentido en un survival horror... con el crujir de una rama.

What Remains of Edith Finch

El único pero que tengo es que a pesar de todo el impacto emocional que puede llegar a causar, el tema no me parece demasiado original. Es decir, la moraleja es buena, importante y muy necesaria (aunque algo manida), pero me ha faltado un puntito de arrojo. Esto afecta al final, que se queda por debajo del conjunto y no termina de dar de lleno ese puñetazo emocional que sí lanzan las otras historias, como si el desenlace se sucediese de forma demasiado apresurada. ¿Pero la forma utilizada a la hora de transmitir el mensaje y el aprovechamiento, diferente y original, de las virtudes únicas del videojuego como medio? Oh, vaya.

Sólo por eso, What Remains of Edith Finch merece mucho la pena. Muchísimo.

VALORACIÓN:

Un ejemplo perfecto de que los videojuegos, como forma de expresión, son únicos y tienen mucho que decir. No habéis visto, leído o escuchado nada como What Remains of Edith Finch.

LO MEJOR:

Brillante y tremendamente original en términos jugables, narrativos y visuales. La naturalidad con la que narra una tragedia tras otra.

LO PEOR:

El final se siente apresurado, y no lanza un puñetazo tan contundente como el resto de la(s) historia(s). No es un juego para todo el mundo.

Plataformas:

PC,

PS4

Versión comentada: PS4

Hobby

85

Muy bueno

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