Análisis de Yonder: The Cloud Catcher Chronicles para PS4 y PC

El pasado 18 de julio se ponía a la venta para PS4 y PC Yonder: The Cloud Catcher Chronicles, una aventura que a primera vista puede parecer un clon de The Legend of Zelda... Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, el título de Prideful Sloth resulta único debido a que elimina de la ecuación algo que hoy en día parece esencial en toda aventura que se precie: los combates. En su lugar, Yonder nos propone explorar, fabricar... y disfrutar de la naturaleza. ¿Da resultado la fórmula resultante? La respuesta en nuestro análisis de Yonder: The Cloud Catcher Chronicles.

Lo primero que llama la atención de Yonder es la libertad que nos da desde el principio: tras ir a parar a una isla misteriosa (a costa de un naufragio), somos libres para explorar e ir donde nos plazca... más o menos. Porque la oscuridad se ha adueñado de gran parte de la isla, y debemos repelerla para conseguir acceder a nuevas zonas.

Para hacerlo es necesaria la ayuda de una suerte de duendecillos que se hallan desperdigados por toda la isla, lo que se traduce en una invitación a la exploración... para poder seguir explorando. Sobra decir que, a medida que avanzamos, vamos descubriendo nuevos retazos sobre la historia de la isla y la de nuestro personaje, estando ambas muy ligadas.

Pero no sólo de exploración vive "el Yonder": nuestro protagonista (cuyo sexo podemos determinar al empezar la partida, junto a varias opciones de personalización estética bastante sencillitas) también cuenta con habilidades de fabricación (o como se lo denomina habitualmente por su "palabro" en el idioma de Shakespeare, crafteo).

Estas vienen determinadas por el tipo de construcción, así que encontramos profesiones como carpintero, hojalatero, sastre... Todas giran en torno a la recolección de distintas materias primas para construir el objeto en cuestión, algo que no entraña demasiada complejidad más allá de dar con la fuente de la materia.

Pero, como os avisábamos al principio, en Yonder The Cloud Catcher Chronicles no hay combates. En lugar de cazar para conseguir pieles y colmillos como en otros títulos (*ahem* Far Cry *ahem*), toda la fabricación entraña labores "naturales", como recoger piedras del suelo, talar y plantar árboles, construir distintos tipos de edificios, cosechar materias primas o incluso comerciar con los distintos objetos. Si habéis jugado al genial Stardew Valley o al mítico Harvest Moon, sabréis a qué nos referimos.

Es evidente que los jugadores que busquen acción van a salir decepcionados, pero mentiríamos si dijésemos que este sistema pacifista y reconciliado con la naturaleza no engancha de lo lindo. Peca, como decíamos, de ser excesivamente simple, algo que no es necesariamente malo ya que lo convierte en un juego apto para todos los públicos, pero pasadas unas cuantas horas, esa simpleza se transforma en repetición constante, y eso sí afecta a la diversión que ofrece Yonder.

Lo que no cansa en ningún momento es la exploración, y esto se debe a los magníficos paisajes que nos deja la isla. Con un estilo gráfico colorido y lleno de vida, que recuerda por momentos a las mejores producciones del cine de animación, Yonder nos deja estampas que enamoran.

La iluminación (efecto "bloom" incluido) es una auténtica pasada, reflejando a la perfección las distintas horas del día (no olvidéis el candelabro si pensáis explorar por la noche) así como los efectos del clima. Es uno de esos juegos que entra con suma facilidad por los ojos, y que es capaz de enganchar sólo por la belleza de sus paisajes.

Para rematar, Yonder se ha puesto a la venta a un precio de lo más competente: 19,99 en su edición física y 23,99 en la versión digital. Así que si estáis buscando una aventura única, diferente, capaz nuestro yo más "natural" y con un mundo que da gusto explorar... No lo penséis ni un segundo y lanzaos a por él.