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Ben-Hur - Crítica del remake de Timur Bekmambetov de 2016

Ben-Hur
Crítica de Ben-Hur, el remake de Timur Bekmambetov de 2016 con Jack Huston, Toby Kebbell, Morgan Freeman, Rodrigo Santoro, Nazanin Boniadi y Pilou Asbaek. En cines a partir del viernes 2 de septiembre de 2016.

La palabra remake ha pasado a ser un estigma (por méritos propios) y, como a los leprosos de Ben-Hur, se le tiran piedras por su condición, incluso antes de que lleguen a carteleras, pero el caso es que, si no sufrimos de frágil memoria, hay que señalar que la propia cinta de Wyler del 59 era de hecho un remake de la cinta muda de Fred Niblo del 25.

Trataremos pues de quitarle la corona de espinas a esta película y liberarla de la crucifixión prematura para tratar de juzgarla desde la mayor ecuanimidad. Perfecta no es, ni mucho menos, y palidece ante sus predecesoras, pero también es cierto que hay cosas que rescatar de esta propuesta que, sencillamente, se ha equivocado a la hora de tratar de medirse con un gigante.

¿Qué supuso y qué supone Ben-Hur más de 50 años después?

Si nos atenemos a criterios de idoneidad comercial, este remake de Ben-Hur viene en un malísimo momento. Como decíamos la industria parece haber tocado fondo en lo que a creatividad se refiere y no deja de tirar de viejas y no tan viejas glorias para atrapar al espectador en un bucle infinito de remakes/reboots/retrocontinuidades. Como es lógico, esta fórmula aplicada a títulos menores puede ser más o menos inapropiada, pero al menos no llama tanto la atención que cuando se trata de reproducir un éxito tan monumental como el de la película del 59.

Solo algunos datos: en su día, Ben-Hur contó con el mayor presupuesto hasta la fecha que superaba los 15 millones de dólares y en el proceso de producción se crearon los decorados más grandes vistos jamás. El proceso de filmación abarcó más de seis meses en los que se emplearon más de 2.500 caballos y en torno a 10.000 extras. Está considerada como una de las mejores películas de todos los tiempos, fue la película más taquillera en el año de su estreno y obtuvo 11 premios Oscar entre los que estaban el de mejor película, director, actor, actor de reparto y fotografía. 

Las cifras están bien, pero desnudas no nos dicen nada: el caso es que Ben-Hur cambió el curso de la Historia del Cine en lo que a superproducciones se refiere. Puso toda la carne en el asador y marcó una época hasta el punto de que fue sepultada en críticas fabulosas y en 2011 MGM se decidió a invertir ni más ni menos que 1 millón de dólares en restaurar la cinta fotograma a fotograma para relanzarla en el mercado doméstico.

Ben-Hur

Las aspiraciones de la cinta de Bekmambetov no son tan altas en prácticamente ninguno de los apartados técnicos de la película, su presupuesto ha sido de 100 millones de dólares, lejísimos de cualquier cinta de superhéroes que cuenta con más del doble.

Ni la banda sonora, ni las interpretaciones, ni mucho menos el libreto consiguen ser memorables y hay problemas obvios en lo que a vestuario y caracterización se refiere. Hablando en plata: hay momentos en los que resulta cutre y hasta te saca de la película porque el aspecto de los personajes no se corresponde en nada a la época en que se inspira.

Ben-Hur

De nuevo con la novela homónima de Lewis Wallace de 1880 como referente, Keith R. Clarke y John Ridley escriben un guión en el que hay manifiestas meteduras de pata: una voz en off demasiado discursiva al principio que no deja que el lenguaje cinematográfico se abra paso; la presencia de un Jesucristo que abunda en los tópicos y, lo más sangrante, un final atropellado que roza el ridículo. 

En general, la carga dramática se ha condensado y suavizado bastante, obviando pasajes y personajes completos y centrando la atención en la traición entre los dos hermanastros y su rivalidad.

Ben-Hur

Donde sí le va bien a este nuevo Ben-Hur es en las secuencias de acción. Saca todo su potencial en la batalla marítima en el Mar Jónico contra los griegos en la que Judá "renace" y en la carrera de cuadrigas que, sin llegar a sobrepasar nunca el emocionante duelo entre Charlton Heston y Stephen Boyd, sí que cuenta con escenas en las que el realismo de la hecatombe equina sobrecoge al espectador. 

Hay un puñado de intérpretes que tratan de defender sus personajes como leones: esto incluye a Rodrigo Santoro, a Jack Huston y a Morgan Freeman sobre todo; mientras que Toby Kebbell o Nazanin Boniadi se confirman como dos de los puntos débiles en lo que al reparto se refiere.

Ben-Hur

En nada les ayuda el maniqueísmo que impregna toda la película que apenas deja respirar a sus respectivos personajes: a Messala por malo malísimo y a Esther por virtuosa virtuosísima. Se echa en falta una mayor profundización en el conflicto territorial/colonial y una mayor escala de grises en la forma de mostrar a romanos y judíos.

Pero quizás el mayor crimen de Ben-Hur es el de no tener una personalidad propia, no aportar nada especialmente nuevo y rompedor y no conseguir establecer ningún paralelismo ni siquiera remoto con la actualidad para enganchar de alguna forma al espectador que no vaya al cine solo a entretenerse (el que lo haga, quizás llegue a aburrirse en tramos puntuales de la película). En suma, el concepto, es de lo más plano. ¿No habría sido más cauto hacer algo nuevo en lugar de tratar de superar la alargada sombra de un clásico? A ver si empiezan a pensar en esto las productoras mientras digieren los batacazos en taquillas... 

VALORACIÓN:

Flojo remake que se antoja inoportuno y sin grandes atractivos que lo hagan destacar no ya solo sobre la mítica cinta del 59 sino también en general entre los blockbusters del verano.

LO MEJOR:

El montaje es ágil y Jack Huston defiende su papel con ahínco. La narración de la batalla naval y la carrera de cuádrigas son los momentos estelares.

LO PEOR:

El director no sabe explorar los momentos más dramáticos y el planteamiento final roza el ridículo.
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