Cine de ciencia ficción: Crítica de Regreso al futuro III

Lo primero que debo de decir al hacer una crítica de Regreso al futuro III es que me gustan mucho los westerns. Y cuando digo que me gustan mucho no me refiero a las típicas películas que pueden (o mejor dicho deberían) gustarle a todo el mundo, como Grupo salvaje, Solo ante el peligro, Por un puñado de dólares, El hombre que mató a Liberty Valance o el Bueno, el feo y el malo (entre otras muchas).

No, me refiero a que me zampo, y gustoso además, esas películas que ponen en Telemadrid (y en otras televisiones autonómicas de semejante categoría) por las mañanas, tardes y noches. Ésas que ponen cuando no saben muy bien qué poner. Ésas en las que no sale ni el actor secundario de una película de John Wayne. Si a eso le añades que me vuelven loco la ciencia ficción y los viajes en el tiempo el 90 debería de estar garantizado, ¿no?

Repasando la breve historia de EE.UU.

A Zemeckis nunca le atrajo mucho la idea de ambientar su creación en el futuro, como ya comentamos en la crítica de Regreso al futuro 2. Por eso rodó las dos películas seguidas, como para quitarse el "marrón" de la entrega futurista mientras disfrutaba como un enano haciendo un western. Aunque desde HobbyConsolas.com animamos encarecidamente a nuestros lectores a que hagan aquello que de verdad les gusta y con toda la pasión que puedan, la verdad es que las cosas no siempre acaban tan bien como las intenciones con las que se originaron.

No es que Zemeckis tuviera mucho más donde elegir a la hora de ambientar su película en el pasado de Hill Valley. Una vez visitada la madre de todas las épocas estadounidenses, los años 50 en Regreso al futuro, solo quedaban disponibles las Guerras mundiales, el oeste o irse aún más lejos, un territorio que los yanquis desconocen tanto o más que nosotros mismos. Por eso la elección es más que lógica.

Marty y Doc colaboran en 1955 para enviar a McFly a 1885, y así evitar la trágica muerte de Doc a manos de Buford "Perro Rabioso" Tannen.

Como es normal hablando de una trilogía así de buena, la película cuenta con escenas geniales, como Marty haciendo el moonwalk para satisfacer a Buford, la máquina de hielo de Doc, el nombre que se pone Marty (Clint Eastwood) o el invento del chaleco anti balas por parte del intrépido McFly, por ejemplo. Pero el caso es que en general, la película se mueve más en la mediocridad. Como western es regular. No llega al ridículo espantoso de Wild Wild West y otros disparates similares, pero es una película muy normalita, de sábado por la tarde en Telemadrid.

Amar en tiempos de ciencia

Sinceramente, que levante la mano el que quería ver cómo Doc se enamoraba. No me malinterpretéis, el mejor científico en la historia del cine se merece darse un homenaje con una buena moza. ¡Qué narices, se merece un harén entero! Pero podría ser en una pequeña escena de 10 segundos, en un cómic interactivo lanzado por el 30 aniversario de la trilogía, como misión secundaria en el juego de Telltale Games. Vamos, que me gustaría verlo, pero no en una película, sobre todo si ocupa la mitad de ella. 

El error de buscarle novia a uno de los dos integrantes de una pareja de aventureros es... Bueno, son muchos. Para empezar deja cojo al otro personaje, pero lo peor es que lo humaniza demasiado. Llamadme loco, pero yo no he visto una película de Batman con 40 minutos de amoríos de Bruce Wayne, ni he visto cómo Sam Gamyi le hacía trece hijos a Rosa... No es que no tolere que haya un romance, podría estar bien planteado, ser una conmovedora historia o hacerme llorar cual quinceañera, pero no es el caso. Su historia de amor, con la ciencia uniéndoles tan fuerte como el destino, es básicamente... básica. No hay nada digno de mención en los muchos minutos que ocupan las escenas del amorío. 

El final del viaje

¿Y como película de ciencia ficción? ¿como entrega de la madre de todas las trilogías? Pues resulta entretenida pero la época escogida tampoco me parece la más acertada. Ya he dicho que me gusta el salvaje oeste, no es por eso. Es más bien que el interés deja de estar en aprovechar la máquina del tiempo para mostar algo inédito. La premisa no es conocer cómo eran tus padres de jóvenes, ni conocer cómo será el futuro o como serán tus hijos. Aquí la gracia es conocer... conocer... nada, es salvar a Doc de la muerte una vez más. Desgraciadamente no tiene el mismo atractivo. Ya hay cientos de películas ambientadas en ese pasado, el oeste, por lo que no resulta original.

Es cierto que Marty también conoce a sus antepasados pero tampoco resulta atractivo. Es su tatarabuelo, pero lo mismo daría ambientarlo 100 años antes. No tiene el mismo gancho. Todo esto no quita para que la película sea mucho más entretenida que la media o para que tenga momentos realmente gratificantes, como comentaba antes. De hecho, resulta un final bastante decente para una trilogía. Se nota que las ideas ya no eran tan frescas, pero eso es lo más normal, ¿no, George Lucas? ¿no, Indiana? Es el fin de una era dorada en el cine de aventuras, uno de los últimos vestigios de cómo debe ser el cine familiar, palomitero y de ciencia ficción y de cómo lograr que resulte a la vez interesante y cautivadora.

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