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Crítica de A 47 metros, un angustioso thriller con tiburones

A 47 metros
Las películas de tiburones siempre suponen un gran atractivo dentro del cine de verano. Esta película de Mandy Moore y Claire Holt añade a la ecuación la profundidad del mar...

De vez en cuando, llega una película que usa poquísimos recursos para presentarnos una historia de supervivencia extrema. Todo el mundo recuerda el caso de Buried (Enterrado), pero, ya que estamos en verano... ¿Qué tal si nos trasladamos al mar? Bajo sus olas tiene lugar la historia principal de A 47 metros, un agobiante thriller en el que dos hermanas que están de vacaciones en México se quedan atrapadas en una jaula anti-tiburones, a 47 metros bajo el agua.

Recientemente, parece apostarse por películas de este palo, que tiran de poquísimos recursos. Lo mismo sucedió con la reciente Infierno Azul, en la que apenas se contaba con una actriz y un tiburón. En el caso que nos ocupa, apenas encontramos  un puñado de actores (además de las protagonistas, Mandy Moore y Claire Holt, destacan Matthew Modine y el Santiago Segura que vimos en la serie Scream) y más de la mitad de la película en planos submarinos en los que casi no se ve nada. Precisamente, ahí está la gracia de A 47 metros: quieren hacernos sentir el pavor que supondría estar a esa profundidad, atrapadas y, para colmo, rodeadas de tiburones con ganas de "chicha".

A 47 metros

Si alguna vez habéis practicado submarinismo, ya sabréis que los escualos no son el único peligro de esa situación. La película deja claro que Kate y Lisa, las dos protagonistas, no pueden liberarse y ascender por las buenas, ya que se enfrentan al riesgo de sufrir el síndrome de descompresión (al liberar tanta compresión de golpe, su sangre se llenaría de burbujas y podría llegar a causarles la muerte) o la narcosis de nitrógeno (al descender bruscamente mientras se respira aire comprimido, podemos entrar en un estado de "borrachera" por nitrógeno que nos hace percibir incorrectamente la realidad).

Y claro, el principal problema es que se están quedando sin oxígeno. Solo disponen de unas decenas de minutos antes de ahogarse, por lo que han de conseguir calmarse y buscar una solución. Solo unos metros más arriba, los chicos que las llevaron en barco hasta allí también intentan dar con una solución... En ese sentido, A 47 metros juega dos bazas muy inteligentes. Por un lado, meten en una misma jaula a dos caras de la misma moneda: Kate es la chica resuelta, calmada y con experiencia, mientras que Lisa es insegura, inexperta y medio histérica. Juntas, tendrán que aprender a colaborar sin gastar más oxígeno del necesario, por lo que tendrán que ahorrarse los gritos.

El otro gran acierto de la película consiste en que, una vez quedan atrapadas en el fondo, las cámaras siempre se centran en ellas. De vez en cuando oímos los mensajes del barco por radio, pero nunca sabemos a ciencia cierta dónde están sus posibles salvadores, si están haciendo algo al respecto... De esta manera, compartimos de forma mucho más efectiva el pavor de las protagonistas.

A 47 metros

El director, Johannes Roberts, tira de variados y sencillos trucos para ayudarnos a manterner la tensión: jugar con una enorme distancia hiperfocal (el espacio que queda desenfocado entre el objetivo de la cámara y la "zona enfocada"), la oscuridad, los planos detalle de los rostros de las chicas... Así, con poquísimos recursos se obtiene una película que funciona muy bien de cara a sus objetivos. Y tranquilos, que también vais a ver tiburones... ¡Unos bien grandes, de hecho! En esas escenas la cosa se empieza a poner algo "fantástica" (vemos mordeduras que, dado el tamaño de los bichos que aparecen, deberían haber arrancado miembros de cuajo), pero el grueso de la peli se cimenta más en el suspense que en la acción.

En ese sentido, tenemos que criticar las trampas presentes en el guión de A 47 metros. Como comentábamos, se nos habla en varias ocasiones de los peligros de su situación desde un punto de vista científico, pero en realidad la historia se salta esas normas cuando le conviene. Por ejemplo, disponen de varias decenas de minutos para intentar sobrevivir, cuando a esa profundidad, un buzo experimentado no llegaría a los 20 minutos de tiempo antes de morir ahogado. La otra gran trampa se encuentra en el tramo final de la peli. No os lo vamos a fastidiar, pero Lisa, la inexperta, de repente demuestra una serie de conocimientos que no tienen sentido. Hay una idea detrás de ese último acto que podría haber funcionado mejor, pero lo exageraron en exceso. No digo más...

A 47 metros

En cualquier caso, si nos dejamos llevar por su ambientación, nos encontramos con una película sencilla, pero efectiva, ideal para una sesión palomitera de verano en la que no tengamos más pretensiones que distraernos un rato.

El estreno de A 47 metros tendrá lugar en nuestros cines el 21 de julio y viene respaldado por el éxito de taquilla en EEUU, donde fue la quinta película más vista en el fin de semana del 16 de junio (compitiendo con Cars 3 o Wonder Woman, por ejemplo). A fin de cuentas, ¿a quién no le apetece una película de tiburones de vez en cuando? Aunque vayan en tornados.

VALORACIÓN:

Una película efectista, ideal para disfrutar de una sesión veraniega de cine. Hace trampas en su planteamiento, pero consigue transmitir tensión y una terrible sensación de angustia.

LO MEJOR:

Con recursos sencillos y directos es muy capaz de hacernos sufrir y empatizar con la tensión de las protagonistas.

LO PEOR:

Quiere ir de "científicamente plausible", pero solo cuando le conviene. El giro final está demasiado forzado.
Hobby

75

Bueno

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