Crítica de Dragon Ball: Garlic Jr. inmortal

Para hablar de Garlic Jr Inmortal, cuarta película de la serie, nos tenemos que remontar al 15 de Julio de 1989, año en el que fue estrenada en Japón bajo el título Ora no Gohan o kaese! (¡Devolvedme a Gohan!). Dados sus 40 minutos de duración, deberíamos hablar de un capítulo doble en lugar de una película, pero aún así cumple con su cometido, entretener.

Al igual que el resto de películas basadas en la saga, su historia es paralela a la serie y podríamos considerarla como un prólogo de Dragon Ball Z, pues se ubica un poco antes de la llegada de Raditz a la Tierra. El antagonista de la película, Garlic, fue creado expresamente para esta película y reapareció durante algunos capítulos de relleno del anime... A pesar de la incoherencia argumental que ello implicaba.

La trama de la película comienza cuando el joven Son Gohan (llamado Son Gohanda en el doblaje castellano) es secuestrado por Garlic, que busca la bola de cuatro estrellas de su gorro. El demonio, acompañado en todo momento por sus esbirros, consigue hacerse con las siete bolas de dragón y así logra convertirse en un ser inmortal, de ahí el título de la película. En esta ocasión, Goku todavía no es el súper guerrero al que estamos acostumbrados a ver y tendrá que hacer uso de todos sus trucos para conseguir la victoria, como el ya mítico “estírate bastón” o la “onda vital”. Como suele suceder en el anime, estará acompañado de sus amigos Krilin y Piccolo, aunque aquí no es precisamente su pareja de baile sino que colabora por las circunstancias. Kamisama también hará su aparición estelar e incluso tendrá un enfrentamiento con Garlic que reabrirá viejas heridas.

Los esbirros del demonio azul no suponen demasiados problemas para nuestros amigos y tras deshacerse de ellos por fin llegamos al súmmum de la película, la batalla entre Goku y Piccolo contra Garlic Jr. ¿serán capaces de eliminar la amenaza que se cierne sobre la Tierra? ¿Habrá logrado su inmortalidad después de todo? Puede que os llevéis una sorpresa y esta vez las cosas no ocurran según estaban planeadas.

En la película aparecen el opening (todos recordaremos a la perfección las notas de esta magnífica canción al ritmo de “Luz, fuego, destrucción…” o como en realidad se la conoce, “Cha-la-Head-cha-la”), y su ending “Protección de las estrellas” o “Zenkai Power”. Además, nos ofrece la posibilidad de darnos a conocer tres personajes exclusivos, Ginger, Nikki y Sancho, los guardaespaldas del pequeño Garlic que tendrán sus más y sus menos con Goku y compañía.

Aunque buena parte del metraje de Garlic Jr. Inmortal se hace entretenida, ésta comienza a acusar algunos de los vicios que se volverán más patentes en películas posteriores: ayudantes de Goku que apenas aportan nada al argumento (Krilin comienza a convertirse en un saco de boxeo humano en esta entrega), esbirros poco carismáticos... A pesar de todo, las peleas son suficientemente interesantes.

El toque de humor tampoco podía faltar y es el hijo mayor de Goku quien se encarga de darlo, tras comerse una manzana de licor que hace que se le suba a la cabeza, dando lugar a escenas propias de su estado de embriaguez. En definitiva, es una película que nos sirve de adelanto para todos los sucesos que están por venir en Dragon Ball Z.

Recordad, en nuestro especial podréis leer las críticas de todas las películas de Dragon Ball.