Crítica de Futbolín

Futbolín es la primera producción argentina de animación que se presenta en 3D, y lo cierto es que la experiencia es memorable en muchos momentos. La película está película inspirada en una novela gráfica titulada "Memorias de un Wing Derecho" cuyo autor es el escritor y humorista gráfico Roberto Fontanarrosa, conocido por sus cuentos e historietas cómicas como "Sperman" o "Boogie, el aceitoso", varias de ellas adaptadas y convertidas en obras de teatro y de televisión.

La película fue la encargada de inaugurar la 61 edición del Festival de San Sebastián el 20 de septiembre de 2013, a pesar de encontrarse fuera de concurso. En este sentido también fue pionera ya que era la primera vez en la historia del festival que las proyecciones daban comienzo con una película de dibujos animados.

Futbolín arranca con el clásico conflicto padre-hijo en el que la comunicación entre ambos comienza a fallar. Eso hará que el primero se anime a contarle a su vástago la historia de Amadeo, un niño enamorado del futbolín que consigue ganar a todo el mundo con sus habilidades.

Los años pasan y se convierte en un joven que no ha cambiado demasiado pero uno de sus oponentes infantiles no ha pasado página: se trata de una suerte de Cristiano Ronaldo supervitaminado e hipermineralizado. Un niño que pasó de ganar siempre (salvo frente a Amadeo) a convertirse en un crack del fútbol y "no dar un paso sin contar con un sponsor".

Que Juan José Campanella sabe hacer cine ¡y cómo! ya ha quedado sobradamente demostrado en películas como El mismo amor, la misma lluvia, El hijo de la novia, Luna de Avellaneda o El secreto de sus ojos, quizás su obra más perfecta. En todas ellas ha sabido conjugar calidad con reclamos publicitarios importantes que le dan deportado un éxito sostenido en el tiempo.

Sacar adelante este primer proyecto de animación le ha costado seis años, pero la espera ha merecido la pena y, de hecho, podría no ser su única incursión en el género. Uno de los grandes valores que encierra la película y que la hace ideal para el público menudo es sin lugar a dudas la convivencia de diferentes nacionalidades en los equipos futbolísticos que conforman el juego que adora Amadeo y que, por arte de magia, cobran vida.

La película rezuma un humor fresquísimo y encuentra en esa baza una de sus mejores herramientas para desenvolverse (junto con el acabado de las imágenes, que resulta impecable en la plasmación de las texturas) pero, en el otro lado de la balanza, encontramos algunos tramos menos brillantes en los que el ritmo de la cinta se resiente bastante.

Curiosamente la cinta cobra un mayor interés cuando los menudos jugadores pueblan la pantalla que cuando los protagonistas son los humanos, más predecibles y estereotipados.

Con todo, y a pesar de todo lo anterior, Futbolín es una propuesta de lo más interesante, con un cierto regusto local y abundantes mensajes positivos que la convierten en una cinta muy interesante de cara a estas Navidades. Campanella tiene el don de convertir en hincha al menos interesado por el mundo del fútbol, ¡bien por él, con esta película se ha marcado un nuevo tanto!