Crítica de Jack el cazagigantes

El principal problema de esta película es bastante grave. El patinazo en las salas comerciales estadounidenses ya venía presagiando que algo no andaba bien y ahora podemos constatarlo: Jack el cazagigantes no tiene muy claro a quién se dirige. Y éste es un error de base que lastra totalmente el metraje.

Como propuesta para adultos, el tratamiento de los personajes resulta demasiado infantil y el simplón argumento viene a reforzar esta sensación de vacío que uno saca de la sala. Sin embargo, como propuesta para los renacuajos de la casa resulta demasiado violenta y excesivamente ligada a los clichés de la vieja escuela: princesa que busca aventuras pero cuyo rol se restringe a ser rescatada por el héroe, campesino con aspiraciones de grandeza, un pueblo que se arrodilla ante quien es preceptivo hacerlo... La calificación por edades es sorprendente, ya que no está recomendada para menores de 7 años.

Cosas que están muy bien y cosas que están muy mal

Sumamente irregular, se echa en falta la mano unificadora del director. Bryan Singer parece fugado de la cinta, no se ve su trabajo debajo de tanto efecto especial salvo en la primera parte de la película en la que sí hay cierta reivindicación de la transmisión del saber a través de los cuentos.

En estos primeros minutos de metraje, un montaje paralelo nos presenta a la princesa, a la que su madre le cuenta la historia de los gigantes mientras que a Jack se la narra su padre. Es una buena introducción que ya nos adelanta que su destino será encontrarse y que el poso de esas historias estará en ambos por igual.

A partir de ese momento, el argumento se va volviendo más y más pobre para terminar de la única manera posible: en un enfrentamiento entre humanos y gigantes que pone de manifiesto que el diseño de estos últimos es impresionante y lo chulas que les han quedado las maquetas del reino. Porque se ve que son maquetas a la legua.

Ese contraste entre el cuidado que se ha puesto en las expresiones faciales de los seres recreados por ordenador, en su indidualización y en su mundo más allá de las nubes con esas inmensas cabezas de piedra escupiendo agua, contrasta vivamente con el poco esmero que se ha puesto en otros aspectos de la película.

¿Antropófagos? ¿En serio?

Cuando muchos vimos el tráiler de esta película con Ewan McGregor a punto de ser convertido en un choripan-humano y ya rebozado en harina, nos pareció que el tratamiento que le darían a la antropogafia de los gigantes sería lúdico, algo gracioso que le aportaría un toque divertido a la película. Pero no le veo la diversión a que un gigante le arranque la cabeza a un humano de un mordisco y tampoco creo que sea lo más adecuado para que lo vea un niño.

Pero lo peligroso es lo que se esconde a nivel argumental: su cosificación. No entendemos por qué, pero los gigantes son sucios, se comen los mocos y son asquerosos, y lo peor de todo es que parece que eso justifica que no pase nada si los matan. El mensaje es bastante bestia en ese sentido.

¿Y dónde están la mujeres? ¿Surgen los gigantes de la mitosis o por generación espontánea? A lo mejor es que no era políticamente correcto asesinar a alguien del sexo femenino, aunque fuera una sucia gigante...

Demasiadas lagunas para un metraje tan largo, que tiempo tenía para desarrollarse con mayor lucidez sobre todo teniendo en cuenta que el guión está escrito a tres manos por Darren Lemke (Shrek, felices para siempre), Christopher McQuarrie (Jack Reacher) y Dan Studney (Una chica explosiva). Como nueva versión del cuento clásico de "Las habichuelas mágicas" no responde a esa llamada mercadotécnica de "actualización para adultos" que tanto se han hartado a repetir pero también le falta ingenuidad en otros aspectos para entretener de forma saludable al público infantil.