Crítica de La mujer de negro: el ángel de la muerte
La esperada continuación de La mujer de negro, la exitosa película de la Hammer protagonizada por Daniel Radcliffe sabe a poco. Dirigida por el responsable de la serie televisivaMisfits:Tom Harperestá protagonizada por Phoebe Fox (Un largo viaje), Jeremy Irvine(War Horse) y Helen McCrory (Skyfall).
La cinta nos lleva a un angustioso viaje de Londres a la campiña inglesa. En plenos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial un grupo de escolares es evacuado junto con Eve, su hermosa y joven profesora, a la seguridad que les debería proporcionar una vieja y aislada finca vacía, conectada a tierra firme sólo por una calzada que desaparece con las mareas: Eel Marsh House.
Por supuesto y como es de esperar, desde el primer momento todo es creepy, creepy: desde las poquísimas personas que encuentran en su camino hasta la desolación más absoluta en la que se encuentra el dichoso lugar, dejado de la mano de dios, sucio, devastado y esperpéntico (vamos, el lugar ideal para establecer a un grupo de escolares en shock por la guerra).
Uno a uno, los niños empiezan a actuar de forma extraña, mientras Eve, ayudada por Harry, el comandante militar local, descubre que el grupo ha despertado una fuerza oscura más terrorífica y malvada que los ataques aéreos sobre la ciudad. Ahora Eve tiene que enfrentarse a sus propios demonios para salvar a los niños y sobrevivir a dicha presencia.
Además de que el guión de la película está más visto que el tebeo (desde la trama del pasado de la protagonista a la del fantasma/espíritu/ente malvado acosador) la película cuenta con pocos atractivos a la hora de generar terror salvo algún sustejo puntual y tramposillo apoyado en el clásico y cansino efecto de sonido de turno.
En el lado de las fortalezas el acierto de casting con la protagonista que se echa a la espalda la tarea de interpretar a una mujer fuerte y decidida con cierta tendencia a no dejar de sonreír ni siquiera en los peores momentos. No puede decirse lo mismo de los infantes, sobre todo del que lleva mayor carga protagònica, Oaklee Pendergast, que resulta demasiado estático a lo largo del metraje y genera poca empatía.
El rasgo diferenciador más curiosón es el que viene de la mano de Jeremy Irving, el militar del que sospechamos desde el primer momento... Algo en él no encaja y tiene su explicación.
La ambientación es otro de los puntos a favor de la película: las neblinosas marismas, la imponente presencia del caserón, la incomunicación con el exterior, el cementerio... Y el trabajo de fotografía, permanentemente virando hacia los tonos azulados y verdosos. Todos estos elementos forman parte de una atmósfera muy reconocible que sin embargo no termina de generar las sensaciones de desasosiego y mal rollo que de ella se espera.
Ni que decir tiene que el ángel de la muerte, Jennet Humfrye, sigue vagando por la inmediaciones incitando al suicidio a los niños en cuanto tiene ocasión y haciéndolos caer uno tras otro mientras la maestra sigue los mismos pasos que Radcliffe en la película original, así que por esa parte, poca capacidad de innovación a pesar de contar, en un principio, con toda una serie de elementos diferenciadores que nos hacían pensar que veríamos algo diferente.
Los dados estaban echados y no era necesario el colofón final, que ya redunda del todo en la brutal carencia de ideas propias de un guión requetemanido. Quizás sea a día de hoy impepinable hacer una película que no deje la puerta abierta a posteriores entregas, pero el desenlace, os lo aseguro, está muy visto. Demasiados tópicos por minuto, en suma, que debilitan un conjunto que por lo demás es visualmente atractivo y queda desaprovechado.
VALORACIÓN:
Secuela de La mujer de negro con poco gancho como propuesta terrorífica: el guión está demasiado trillado y ofrece pocas novedades.LO MEJOR:
la búsqueda de la diferenciación respecto a la primera parte y Phoebe Fox.LO PEOR:
Carece de originalidad en su planeamiento y sabe a poco a pesar de las bajas expectativas.50
RegularDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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