Crítica de Turbo
Poco material original hay en el planteamiento de la última cinta de Dreamworks: un pequeño caracol de jardín desea con toda su alma correr veloz como el viento y pasa la mayor parte del tiempo siguiendo por televisión a su corredor de F1 favorito, un hombre que se pasa el día diciendo cosas como que hay que seguir los sueños hasta hacerlos realidad.
Entre tanto, se convierte en "el raro" de su comunidad de gasterópodos que tienen aspiraciones mucho más naturales para su condición: comer y, con suerte, no ser atrapado por un pájaro o morir despachurrado bajo las ruedas del correpasillos de un niño. Buen guiño a los que se sientes excluidos y "freaks".
El giro interesante de la historia viene cuando, tras un accidente, nuestro pequeño amigo adquiere el poder de la supervelocidad (sí, sí, cual superhéroe molusco).
A partir de ese momento, su sueño parece estar más cerca, pero para conseguir correr en las 500 millas de Indianápolis junto a las estrellas a las que tanto admira necesitará aliarse con un humano tal loco como él: Tito, que regenta con su hermano un negocio de tacos.
No cabe duda de que Turbo es una apuesta por llegar a toda la familia, y, en ese sentido, cuenta con suficientes atractivos como para permitir pasar un rato entretenido: un diseño sencillo y colorista de los personajes, una calidad aceptable del 3D en las secuencias de las carreras de Indianápolis y una historia que hemos visto muchas veces ya pero que al menos cuenta con un desarrollo algo más peculiar gracias a la integración de muchos personajes secundarios entre los que se incluyen humanos y caracoles.
Vaya por delante que hacer atractivos a los caracoles no es especialmente sencillo y que se exprimen todos los recursos para conseguir sacarles expresividad usando sus ojos a veces como manos o haciéndoles sacar los dientes.
La cuestión es que depara pocas sorpresas llegado un determinado momento, lo que es una verdadera pena porque, aunque es muy legímito y reconfortante lanzarles a nuestra gente menuda el mensaje de que no hay que rendirse y que hay que tratar de alcanzar nuestras aspiraciones, también sería bueno que tuvieran cierta tolerancia al fracaso y no pensaran que lo importante es ganar a cualquier precio.
O, dicho de otro modo, aunque Turbo cuenta con ideas positivas que desarrolla al margen del esquema clásico, son las de siempre. Se agradecería un discurso diferente por una vez que no nos remitiera a Cars, Aviones, etc. y al triunfo de la individualidad (y por supuesto no llevara al contrincante a convertirse en un villano automáticamente).
Mención especial a varias secuencias divertidas en las que se muestra cómo se difunden los rumores a través de Internet y el uso que hacemos de la tecnología (ahí sí que te sacan una buena carcajada).
VALORACIÓN:
Simpática aventura de superación cuya principal virtud no es la originalidad pero que permite pasar un rato agradable en el cine con la gente menuda.LO MEJOR:
El clip que corre como la pólvora por Internet dándole popularidad a Turbo. Muy divertido.LO PEOR:
Que al final lo importante sean los laureles, se agradecería más humildad.68
AceptableDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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