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Elvis y Nixon - Crítica de la película de Kevin Spacey y Michael Shannon

Elvis & Nixon
Crítica de la película Elvis y Nixon (Elvis & Nixon) dirigida por Liza Johnson con Kevin Spacey como Richard Nixon y Michael Shannon como el Rey del Rock & Roll. En cines a partir del viernes 26 de agosto de 2016.

A veces, la realidad supera la ficción y otras, además, nos está vetado acceder a la Historia: hay pasajes que nos ha escamoteado la fortuna y sobre los que solo podemos fantasear, ya sea de forma creíble en un ejercicio de reconstrucción retrospectiva o por el mero hecho de disfrutar y reír de forma episódica cuando sucede lo inesperado.

Como nos cuentan al final de Elvis & Nixon, la fotografía entre el presidente y el Rey del Rock and Roll, es la más solicitada de los archivos nacionales de los Estados Unidos. Normal: fue un momento bastante inaudito y el guión de los anteriormente actores Joey Sagal, Hanala Sagal y Cary Elwes saca punta al "cómo hubiera podido ser" ese encuentro. A su favor la sinceridad de expresar desde el comienzo que todo es pura ficción y el sentido del humor que inunda la cinta; en su contra que caiga de forma inevitable en la caricatura y que algunas decisiones de casting sean poco acertadas.

Ficción y realidad: fricción y fusión

Si vemos el relato como ejercicio de figuración y ya liberados del lastre de la revelación de una realidad que como decíamos nos resulta inaccesible, hay muy buenos ingredientes para disfrutar de esta digestiva historia. Y vaya por delante que la documentación es muy correcta: vestuario, maquillaje y puesta en escena (decorados, atrezzo, diseño de producción...) están al servicio de hacer creíble la época retratada.

Elvis & Nixon

Lo mejor: Kevin Spacey, que tiene la capacidad de mimetizarse con un personaje con el que no tiene ninguna semejanza física y con el gran mérito de arriesgarse a hacerlo tras haberle dado vida a Frank Underwood durante cuatro temporadas en House of Cards. Admitámoslo, tiene madera de presidente de los Estados Unidos, se implica de tal forma en el papel que es indistingible del impopular Nixon.

Dándole la réplica, otro magnífico intérprete como es Michael Shannon, por más que sea una mala decisión de casting. A las alturas del encuentro presidencial, corría el año 1970 lo que significa que Elvis ya se encontraba en pleno declive, así que debería parecer mucho más grueso y desaliñado. Por el contrario, el intérprete se lleva al personaje al terreno de la caricatura, (bueno, ¿acaso no se llevó a sí mismo el propio Elvis a la caricatura?) e incluso se plantean situaciones tan surrealistas como que el propio Rey sea interpelado por uno de sus imitadores que le elogia por su parecido con la estrella. Un divertido ejercicio de máscaras.

Para pensar sobre quién es quién

La capacidad de trascendencia de la película es limitada, pero su directora es de lo más inteligente y le arranca dos breves soliloquios a Shannon en el que podemos ver a la persona que hay tras el mito. 

Elvis & Nixon

Son dos secuencias frente a un espejo: una en la que le habla con el corazón en la mano a su mejor amigo sobre su necesidad de reivindicarse como individuo por encima de la fama y otro en el que ensaya lo que le dirá al presidente cuando le vea y le habla de su hermana gemela muerta al nacer. Son los dos puntos álgidos de una película que el resto del tiempo se limita a ser solvente en el plano narrativo (jugando con la pequeña trampa de hacernos dudar si el encuentro se dará finalmente o no a pesar que es ampliamente popular entre la gente), entretenida e incluso divertida por momentos.

¿Eran tan diferentes el presidente de los Estados Unidos y la figura del entretenimiento más influyente e imitada del siglo XX? Pues en muchos aspectos, parece ser que no, y si no, que se lo pregunten a Aldrich.

Hay política en Elvis & Nixon e ideas acerca de la Guerra de Vietman, el consumo de drogas, el apartheid y las Panteras Negras y otros muchos conflictos sociales sobre los que uno y otro tienen una visión más frívola o más profunda, pero el caso es que no hay una voluntad de ahondar en ellos ni siquiera de establecer paralelismos con la actualidad. Quizás en ese impás es en el que pierde más puntos, en el hecho de que, al final, nos quedamos con la mascarada, la disfrutamos, reímos y... no hay segundas lecturas ni más capas en el guión más allá del peso de la fama. 

Elvis & Nixon

Si su encuentro no fue más que un intercambio de intereses, "alimenticio" (placa federal por simpatía de los votantes) o algo más profundo, nunca lo sabremos. Nos quedamos con la anécdota alargada y si inspira curiosidad histórica, ya es bastante, que siempre es buena.

Fabulosa la banda sonora de la película, cargada de música diegética con los ritmos que fueron gran inspiración para el propio Elvis y los títulos de crédito, de los mejores que he visto en los últimos tiempos gracias a su textura y su montaje. 

VALORACIÓN:

Curiosa interpretación de un momento histórico sobre el que solo podemos elucubrar: el encuentro entre dos titanes mediáticos que a su manera tenían más en común de lo que pudiera parecer en un principio.

LO MEJOR:

Spacey, sin necesidad de prótesis ni (en apariencia) grandes esfuerzos se recrea en su imitación. El encuentro es lo mejor por el humor que destila.

LO PEOR:

El parecido entre Shannon y Elvis es inexistente, y más en esa época, lo que "te saca" en algunos momentos de la película. Es una anécdota alargada.
Hobby

70

Bueno

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