Del juego al cine: Tomb Raider La Cuna de la Vida

Tras Tomb Raider, Angelina Jolie volvió a enfundarse las ceñidas prendas de Lara, en una segunda película realmente ambiciosa y de gran presupuesto, que fue dirigida por uno de los directores revelación de la época, Jan De Bont.

Y es que De Bont sorprendió a propios y extraños con Speed, salvó un mediocre guión con Twister y logró apabullarnos con espectaculares efectos visuales en La Guarida. También es verdad que pinchó estrepitosamente con Speed, pese a volver a contar con la taquillera Sandra Bullock.

Con este currículo a sus espaldas podíamos esperar una peli con una acción bien llevada técnicamente. Y eso lo consigue, con escenas que impactaban (en su época), como la caída libre desde uno de los edificios más altos de Hong Kong con un traje de esos de hombre-pájaro y, en general, las tomas de los viajes por Grecia, Kenia, Tanzania, Hong Kong y China.

Por desgracia, el guión está aún más descuidado que en la primera película, es previsible, está lleno de tópicos (como la tormentosa relación de Lara con su compañero Terry, el ahora taquillero Gerard Butler). Y, además, es poco creíble y roza el ridículo en muchas ocasiones. Y eso que cuando te poner delante de la peli vas predipuesto a creértelo todo, porque Lara Croft, como James Bond, no tiene límites… De ahí a cabalgar sobre un tiburón al que dejas “atontao” con un derechazo bajo el agua... Pues eso, ridículo. Y la imitación de un guerrero de terracota…

Es verdad que La Cuna de la Vida tiene un tono más aventurero que la primera película y que es el derroche físico de Lara Croft el que se lleva el protagonismo, sin dejar que los efectos especiales nos apabullen. Y también es verdad que técnicamente está mejor realizada. Pero cuando pones todo junto se desinfla, porque ese tono aventurero no se traduce en una trama creíble, se descuidan los diálogos y se recurre al tópico sin parar.

Y eso pese a que Angelina Jolie vuelve a estar tan explosiva como esperábamos y luce un vestuario mucho más llamativo (mención especial a los maquilladores que taparon todos sus tatuajes…). Físicamente vuelve a ser Lara Croft y también se adivina (si has jugado a los videojuegos, claro), que capta la esencia moral del personaje. ¿O eso lo he querido creer yo?

Las cerca de dos horas de película vuelven a basarse en la acción y, una vez más, no deja un segundo de respiro, convertida en una montaña rusa de persecuciones, tiroteos, acrobáticos saltos… Pero también es cierto que a veces se hacen un poco pesada, especialmente en los momentos “íntimistas” (por llamarlos de alguna manera). Y es que, que lo mejor sean los viajes y las vistas de las ciudades (así como los primeros planos de Angelina), pues no dice mucho a su favor.

Quizá lo mejor, lo menos tópico dentro del género sea el final, ya que lejos de llenar la pantalla de tiros, saltos, peleas y efectos especiales, recurre a los sentimientos de los personajes y a sus principios morales. Eso sí, como en todas las historias que narra la búsqueda de una reliquia, os podéis imaginar el final de la Caja de Pandora…

No sé por qué, pero “La Cuna de la Vida” me gustó mucho menos que la primera película. Quizá porque esperaba más, quizá porque la sorpresa de ver a Lara Croft en carne y hueso ya se había disipado o quizá porque no me gusta que se abuse de las situaciones increíbles… Si lo pienso fríamente creo que no me gustó que se desaprovechara por segunda vez la posibilidad de hacer una película de aventuras como debe ser, con una buena trama bien hilada, con retos, con misterios, con puzles que se resuelvan con el coco… A lo “En busca del Arca Perdida”.

Recordad, si queréis ver otras películas basadas en videojuegos famosos, visitad nuestro especial Del juego al cine.