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Killing Floor 2 - Análisis del FPS sangriento para PS4 y PC

José Luis Ortega

Killing Floor 2
Una nueva oleada de ZEDS (zombis para los amigos) están de camino con ganas de hincarnos el diente en el cerebro. Pero en Killing Floor 2 tenemos muchos recursos para acabar con ellos de la forma más visceral posible, ya sea solos o, mejor aun, en compañía.

Por fin está con nosotros Killing Floor 2. La espera ha sido larga, pero por lo menos los usuarios de PC la han podido amenizar desde hace algún tiempo, ya que el título se encuentra en Acceso Anticipado a través de Steam desde abril de 2015. Pero el universo sangriento creado por Tripwire Interactive se expande con la llegada del juego tanto a PS4 como a PS4 Pro, la versión recién nacida -y más potente- de la consola de actual generación de Sony.

Puede que para muchos, a simple vista Killing Floor 2 os parezca un juego más en el que masacrar zombis, pero remontándonos a sus orígenes, va todo mucho más allá y nos damos cuenta que tenemos ante nosotros una marca precursora en muchos aspectos. Ahora, es habitual que las comunidades mantengan la llama de una propuesta con su apoyo.

Pero hace doce años no. Killing Floor 2 nació como un mod de Unreal Tournament 2004. Su buen hacer llevó a que en 2009 se lanzara como juego plenamente independiente, donde todavía consiguió forjar una comunidad más fiel. Ahora, siete años después tenemos con nosotros su continuación, que mantiene el sangriento estilo de la obra primigenia en una propuesta claramente enfocada a exprimir su jugo en su faceta multijugador cooperativa.

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A su manera, se podría decir que el Killing Floor original también fue uno de los primeros títulos que incluyó la mecánica de sobrevivir a incesantes oleadas de enemigos que tanto han popularizado títulos como Call of Duty o Gears of War, por mencionar tan solo un par de ejemplos. Killing Floor 2 basa todo su desarrollo en esta premisa. Aunque puede parecer simplista, los responsables del producto, y las ideas aportadas en el feedback otorgado por la comunidad en todo este periodo de acceso anticipado, hacen que el juego sea mucho más profundo de lo que puede parecer inicialmente. Y divertido. Sobre todo divertido.

Killing Floor 2 ofrece la posibilidad de ser disfrutado de forma individual. Pero haciendo esto, probablemente os sentiréis tan tristes como lo estaríais de acudir a un concierto de Álex Ubago o de comeros vosotros solos una pizza familiar. El título está pensado para sacar el máximo partido a su mencionada faceta cooperativa, dispuesta a combatir en compañía de un máximo de seis jugadores ante la amenaza de la plaga de los Zed, que es como se conoce a los enemigos que aparecen en el juego, aunque tienen un aspecto de zombi de los de toda la vida.

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La acción de Killing Floor 2 es verdaderamente desmedida y precisa, y ahí es donde reside su encanto. Básicamente, se trata de un juego de acción en primera persona en el que tenemos que sobrevivir a numerosas oleadas de ataques zombis -cuya duración se puede configurar en el menú de búsqueda- acompañados de cinco camaradas más. Pero el núcleo del juego va mucho más allá, adentrándose en factores como la personalización o la variedad para darle un mayor empaque a la propuesta y que no se reduzca todo a repartir plomo a diestro y siniestro.

Antes de lanzarnos a masacrar muertos vivientes, tenemos que escoger la clase de nuestro personaje. Hay diez a elegir: Berserker, Comando, Apoyo, Médico de Campo, Experto en demolición, Pirómano, Pistolero, Tirador, Superviviente y SWAT. La diferencia principal entre ellas es el arsenal con el que contamos, que variará en función del estilo seleccionado. Ni que decir tiene que resulta aconsejable que, como mínimo, haya un Médico de Campo en la escuadra para ofrecer ayuda a los aliados en forma de curación.

Es quizás el único punto de equilibrio que se necesita para cumplir con éxito la misión de Supervivencia, apartado principal de la aventura. Además, la inclusión de las diversas clases aporta al juego la capa de profundidad necesaria para ir probando nuevas posibilidades en cada partida. Cada uno de estos estilos posee un sistema de experiencia que va incrementando a medida que lo utilizamos, desbloqueando de forma progresiva nuevas habilidades que utilizar a nuestro favor para facilitar la tarea y aportar la sensación de recompensa necesaria en propuestas de este calibre.

Es por ello que el amplio número de armas se antoja como una de las principales virtudes de Killing Floor 2. Desde armas de fuego de todo tipo y calibre, pasando por bates, palas, machetes, cócteles molotov e incluso algunas especiales como granadas de congelación, lanzagranadas o lanzacohetes. Cualquier ayuda es poca para sobrevivir a las hordas enemigas. Además, entre oleada y oleada podemos, con el dinero obtenido como recompensa por eliminar a los numerosos zombis a los que tenemos que hacer frente, tenemos que gestionar nuestro inventario, reponiendo la munición empleada, la protección e incluso adquiriendo nuevas armas aunque sean de otra clase diferente, siempre que hayamos alcanzado el nivel de progreso exigido.

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La ayuda entre los miembros de la escuadra es tal que incluso se puede pasar parte del dinero a nuestros compañeros para equilibrar más al equipo en el caso de que alguno de los integrantes tenga el día menos inspirado. Pequeños aspectos que muestran cómo estamos ante un título cuidado y en el que el trabajo en equipo resulta prácticamente vital.

Permanecer unidos resulta especialmente importante en el juego, aunque pueda sonar a tópico. El propio título nos insta a estar unidos y a explorar a fondo los doce mapas que conforman el título, llevándonos de un punto a otro en los puntos de gestión de armamento que visitamos entre horda y horda. La presencia enemiga es masiva, haciendo frente a una cantidad ingente de Zed de forma simultánea. Si no estamos juntos corremos el riesgo de quedar rodeados o de poder echar -o recibir una mano-. Y aquí no hay respawn. Si mueres, nadie te podrá levantar hasta que no se complete la oleada correspondiente. Y si morís todos se acabó. Aunque hayáis llegado a la ronda final en la que toca hacer frente a un enemigo más poderoso, tocará comenzar desde el principio.

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Se podría decir que hay una táctica camuflada y una serie de lecciones que se van aprendiendo en cada partida. Como por ejemplo, a la hora de pillar el truco a los diferentes tipos de Zeds con los que nos topamos. Algunos un tanto manidos, como gordos que echan una sustancia verde viscosa -pero no sabrosa-, pero también hay algunos de lo más originales, como aquellos que utilizan una especie de camuflaje óptico. Todos con la repugnancia como denominador común. Killing Floor es un juego muy visceral, donde la sangre y las mutilaciones están presentes de forma constante, recreándose en ellas en las ocasiones en las que la acción nos ofrece una cámara lenta durante unos instantes para regocijo de los más morbosos.

Quizás se pueda achacar que Killing Floor 2 quede algo parco en cuanto a modos de juego. Hemos mencionado las bondades de Supervivencia. Y junto a él nos encontramos Supervivencia VS., en el que pueden participar hasta doce jugadores divididos en dos equipos, encarnando ambos bandos. Y ya. No hubiera estado de más añadir alguna opción más después de tanto tiempo perfeccionando el lanzamiento, especialmente en un mercado tan concurrido como es el de los shooters multijugador. Cierto es que pocos títulos soportan cooperativo para seis jugadores y que ofrecen una oportunidad así, pero sigue antojándose escaso. Desde Tripware han asegurado que van a seguir ofreciendo soporte al título con una cuidada estrategia post-lanzamiento basada, una vez más, en las opiniones de los jugadores, por lo que no nos queda otra que esperar al devenir de los acontecimientos.

Teaser tráiler de Killing Floor 2

Por último, queda hablar del apartado técnico. Sus escenarios son variados, ofreciendo tanto elaborados interiores como amplios exteriores que nos permiten que no caigamos en una monotonía difícil de digerir. Pero ya os aseguramos que no os echaréis las manos a la cabeza, salvo en alguna de las 'tomatinas' que se organizan tras masacrar a unos pocos bichos.

VALORACIÓN:

Killing Floor 2 es una oda de amor a los fans de la entrega original que necesitaban su dosis de plomo, sangre y zombis. Pese a que se echa en falta más contenido, lo que incluye es frenético, directo y variado. ¿Qué más se puede pedir?

LO MEJOR:

Lo accesible que resulta desde el primer momento. La variedad de clases y todas las ramas que habilitan. Una propuesta cooperativa de verdad.

LO PEOR:

Se echan en falta más modos de juego. Su apartado offline aporta más bien poco. Algunos Zed tienen un diseño muy manido.

Plataformas:

PC,

PS4,

Xbox One

Versión comentada: PS4

Hobby

80

Muy bueno

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