Crítica de Coherence, ciencia-ficción de calidad

Si sois amantes del género, no podéis dejar de ver Coherence, una película que sin grandes alardes pero con un efectivo guión firmado por su director James Ward Byrkit y Alex Manugian. Habitualmente tendemos de forma natural a asimilar la ciencia-ficción con grandes presupuestos, si bien lo realmente interesante es la forma en la que se desarrolla el argumento y, sobre todo, el debate que genere después.

Para que sepáis un poco el tono en el que se desenvuelve la cinta os doy tres referencias de cine reciente que explora sendas similares y con las que Coherence tiene varios puntos en común: un presupuesto muy modesto, una buena historia y una serie de fenómenos temporales que hacen del doppelgänger el tema principal. En primer lugar tenemos el debut del matemático Shane Caruth en el cine con Primer, una película que os recomiendo encarecidamente para un día que os sintáis especialmente lúcidos.

Algo hay también del espíritu de Otra Tierra, protagonizada por la hipnótica Brit Marling que además que además se encargaba del guión junto al director de la cinta Mike Cahill. Y finalmente, podríamos encontrar concomitancias incluso con Los cronocrímenes de nuestro original director Nacho Vigalondo.

Si habéis visto alguna de las cintas anteriores o, con suerte, las tres, ya tendréis una idea bastante clara del tono de la película: modesta en cuanto a su factura, densa y brillante en cuanto a su contenido. Una casa, ocho personajes (de los actores el más conocido quizás es Nicholas Brendon por el papel de compañero de Buffy cazavampiros) y un hecho inexplicable.

Coherence nos permite en los primeros minutos adentrarnos en el microcosmos de ocho personas que se reúnen para cenar un día cualquiera. Solo que ese día se aproxima un cometa a la superficie de la Tierra. Después de una conversación acerca de los fenómenos extraños que se produjeron en Finlandia en 1923 con motivo de un evento estelar similar, comienzan a suceder ciertas anomalías: varios teléfonos se estropean, cae la red eléctrica y por supuesto, Internet deja de funcionar.

Magnífica forma de abrir boca para lo que podría haber sido la típica historia de terror, pero un giro de guión nos lleva a descubrir que la cinta va a discurrir por un cauce totalmente inesperado. Tras comprobar que solo una de las casas de las inmediaciones tiene luz, dos de los comensales se deciden a probar fortuna e ir a pedir ayuda, pero, al regresar, su testimonio resulta de lo más inquietante: lo que han visto en el interior de aquella casa, es a ellos mismos.

¿Conocéis la paradoja de Schrödinger? Es una forma muy clara de introducir un problema de física cuántica. Propuesta por el Premio Nobel del 35 que le da nombre, nos permite ver de una forma muy sencilla que las normas de la física común no rigen en la física cuántica: un gato está atrapado en el interior de una caja con un gas venenoso y un dispositivo que lo activa. La física nos dice que hay un 50% de probabilidades de que esté vivo y un 50% de posibilidades de que esté muerto, pero la física cuántica hace posible que los estados "vivo" y "muerto" sean ciertos de forma simultánea: solo cuando un observador abre la caja se puede comprobar el estado del gato.

En este mismo principio se apoya Coherence y lo hace de forma brillante introduciendo la interpretación de los muchos mundos posibles de esta paradoja de Hugh Everett del 57. Varias realidades pueden tener lugar pero no pueden interactuar entre sí debido al principio de la decoherencia cuántica. Pero, ¿qué sucede si lo hacen?

Vaya por delante que nunca se exprimió con tanto talento un presupuesto exiguo en una ópera prima para dejar al espectador boquiabierto pensando, "¿qué sucederá ahora?" a cada instante. El montaje de la cinta es premeditadamente engañoso con frecuentes fundidos a negro ya que, a medida que se desarrolla el argumento, hay que volver al principio para darse cuenta de que cada detalle es relevante y hay que reconstruir toda la trama si se quiere sacar algo en claro.

Por otra parte, aunque no tiene un despliegue de medios fastuoso, la puesta en escena cálida del interior del hogar en la que abundan los desenfoques a la hora de mostrar las relaciones entre los personajes (amor, duda, sospecha, engaño) y ciertos recursos y objetos que se cargan de significación como las bengalas de colores, que están explotadas a la perfección para hacernos dudar de lo que vemos y tratemos de encontrarle la lógica a una situación que en realidad no puede tenerla desde el momento en el que "los dobles" hacen acto de presencia fulminando la coherencia del continuo espacio-temporal (de ahí el irónico título de la película).

Impresiona la calidad del elenco, la dirección de actores y la verosimilitud con la que se desenvuelve una "trama imposible". Pero el cometa pasa, llega el día y nuestros personajes tendrán que enfrentarse a lo que ha sucedido en la noche más extraña de sus vidas. ¿Quién es quién?

Merecidísimo el galardón al mejor guión en el pasado Festival de Cine de Sitges. La cinta acaba de proyectarse en la Muestra SyFy con un increíble éxito de público que agotó las entradas en un periquete a sabiendas de la magnífica reputación que arrastra mientras seguimos a la espera de saber si se estrenará en salas comerciales de la forma en que merece.