Nerve - Crítica de la película en la que serás jugador u observador
¿Eres jugador u observador? Nerve es la adaptación cinematográfica de la novela de Jeanne Ryan que te obligará a ser observador de un macabro juego en el que los jugadores llegan a apostarlo todo: la exposición pública es la principal premisa. Debe constar que se ha superado cada reto grabando en directo la hazaña, lo que abre la posibilidad de seguir escalando en esta versión de "¿Verdad o atrevimiento?".
Es la propia masa anónima de la red la que plantea los retos para cada jugador y finalmente solo pueden quedar dos que alcanzarán la gloria.
Lo que empieza siendo una bravuconada termina siendo mucho más porque impulsa a Vee, la protagonista de la película, a ponerse a prueba a sí misma, llegando a arriesgar su vida en Nerve. Ella es Emma Roberts, una joven actriz a la que recordaréis por su trabajo en American Horror Story y Scream Queens.
No se trata (solo) de dinero, notoriedad o aceptación social sino de un viaje iniciático hacia la madurez con un arranque de lo más interesante y una puesta en escena acorde a las circunstancias. Luego aparece una paulatina pérdida de ritmo que lleva a un desenlace un poco manoseado, pensado para un público poco exigente.
Sin embargo, en el trasfondo de la película laten algunas lecciones interesantes sobre la (inexistente) privacidad en Internet, el exhibicionismo de unos, el voyeourismo de otros y la jaula de grillos que es la masa digital cuando se convierte en turba (desde el circo romano lo único que ha cambiado es el escenario).
Dice la autora de la novela que escribe sobre historias que podrían tener lugar la próxima semana, pero que esperemos que no sea así (lo suscribo). Y ese es uno de los grandes valores de Nerve: nos acerca a un abismo que está muy cerca; nos plantea un escenario demasiado familiar y nos adentra, de una forma muy distendida pero también muy consciente, en una realidad extendida: el mal uso de las redes sociales que amplifica el eco de las acciones que pueden llegar a cometerse bajo el amparo del falso anonimato que brinda Internet.
Y, de paso, volvemos al mismo tema que han venido tocando muchas otras películas muy diferentes entre sí por su género y su lectura de esta cuestión comoJason Bourne, sin ir más lejos. ¿Cuánta información nuestra hay circulando por la red? ¿Hasta qué punto somos vulnerables de que se ataque nuestra privacidad o se suplante nuestra identidad?
¿Realmente somos más libres o menos que nunca desde que se ha extendido el uso de determinadas herramientas de comunicación?
La fotografía de Michael Simmonds trata de reflejar esa idea de artificiosidad recreándose en vistosos neones en una cinta que transcurre a lo largo de una larga noche, lo que le da cancha para disfrutar del experimento visual.
Los formatos de grabación y las sobreimpresiones son los otros dos recursos que se explotan de forma adecuada y eficiente. La primera vez que tenemos a nuestra protagonista frente al ordenador, la película recuerda al planteamiento de Eliminado. Seguimos sus pasos abriendo aplicaciones tal y como lo haríamos nosotros mismos para pasar luego al otro lado y seguir a la protagonista en su periplo.
Se toman imágenes con móviles, tabletas, vemos el progreso de los jugadores con sus alias sobreimpresionados en pantalla, el número de seguidores de cada reto, los comentarios que suscitan los jugadores en la red... Es una experiencia atractiva, muy inmersiva y fácil de digerir para el público joven, principal target de Nerve.
La banda sonora subraya a quién quiere dirigirse de tú a tú y tenemos a varios intérpretes como poco interesantes: Dave Franco, que tras incursionar en la franquicia de Ahora me ves sigue haciéndose fuerte y Emily Meade cuya breve aparición en Money Moster es de lo mejor de la película.
Si consigue que solo una persona se pare a pensar en las repercusiones de lo que hace en Internet, ya me parece un logro. No será perfecta, sobre todo en su resolución tramposilla y edulcorada, pero tiene buenas intenciones y es un entretenimiento muy digno. Más que suficiente.
VALORACIÓN:
Interesante propuesta acerca de los límites de Internet a través de un juego tipo Jackass. El formato hace que sea muy digerible para el público adolescente al que está enfocada.LO MEJOR:
La actualidad es el punto fuerte de la película: el voyeurismo y la falsa impunidad de la red versus ese "ir más allá" que propone el juego.LO PEOR:
El final es formulario y despliega ese tufillo de cine adolescente simplón que no consigue trascender más allá de sus premisas iniciales.63
AceptableDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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