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Análisis: Ridge Racer Unbounded en Xbox 360

Óscar Díaz

Análisis: Ridge Racer Unbounded en Xbox 360
Después de ver lo que Bugbear tenía pensado hace más un año, por fin tenemos el juego terminado y listo para quemar rueda.

Si el nuevo Ridge Racer Unbounded tiene algo especial es su nombre y todo lo que este implica. Sigue a una saga mítica, que se ha caracterizado por acompañar el lanzamiento de varias consolas y generaciones. Podemos considerarla la demostración técnica que debía pasar cada generación, para proclamar su puesto en el mercado. Sin embargo, esta vez no hay una máquina nueva por medio. Esto nos puede dar una pista. Estamos frente a un Ridge Racer diferente a todos los conocidos. Uno que rompe con la franquicia, aunque no del todo.

La justificación de este juego pasa por un objetivo de Namco Bandai, ampliar su catálogo y las marcas que todos conocemos. Como si de una moda se tratara, las compañías japonesas han buscado talento y oportunidades fuera de su país de origen. Así, vemos que SEGA, Capcom, Square-Enix y otras disponen ya de estudios en todo el mundo. Un método que funciona más o menos bien a la hora de conectar con público más variado, en todo tipo de plataformas. Y aquí estamos con Ridge Racer Unbounded en PC, PS3 y Xbox 360, a cargo de los desarrolladores de la serie Flatout, Bugbear.

Ridge Racer Unbounded es novedad

Las chicas ligeras de ropa, en la línea de salida, son cosa del pasado. Aquí dejan paso a los grupos anárquicos, el nuestro se llama Unbounded, de Shatter Bay. Tampoco falta una jefa, Kara Shindo, que nos pone al día. La zona está llena de circuitos que muestran ese aire ligeramente futurista de las ciudades de Ridge Racer. Pero la justificación para el juego es de lo más peregrina y, al mismo tiempo, fácil de olvidar en cuanto tocamos el asfalto. Las carreras ilegales alcanzan otra cota, esta vez, con entornos que destruir sin excusas complicadas. Sencillamente, porque no hay mucho que perder y está dispuesto para ser demolido. Una diferencia notable frente a los Split/Second Velocity, Blur o Flatout que juegan en la misma liga.


El juego pide cierto esfuerzo en los primeros compases. Eso de atravesar columnas de cemento, farolas, vallas de metal y todo el mobiliario urbano, cuanto menos, choca. Sobre todo si lo hacemos con coches que tienen mucho de superdeportivos o utilitarios subidos de vueltas. Aquí no vamos con un tanque, aunque en algunos momentos manejemos camiones y coches de policía con refuerzos. Tampoco vemos licencias oficiales. Algo normal, ya que la saga se caracteriza por apurar la imaginación y el estilo de Namco en esto de inventarse vehículos.

La variedad es una nota dominante y la novedad en Ridge Racer Unbounded. Las pruebas incluyen carreras con una barra de nitro que sirve para apurar segundos. Estas son las más parecidas a los juegos anteriores, en los que derrapar era lo más característico. Namco Bandai ha pasado página o, mejor dicho, ha hecho un paréntesis en su relanzamiento continuo de un mismo concepto.

Como Unbounded vamos a destruir la ciudad y parte de lo que representa. Sus pasajes comerciales, aparcamientos, camiones, tiendas y aquello que sirva para protestar contra el orden establecido. Lo dicho, es mejor olvidar esta excusa para centrarnos en correr y desbloquear circuitos. Otras pruebas llenarán una barra de energía para entrar en un modo especial. En este, nuestro vehículo es casi invencible. Es donde se desata la esencia del juego y nos invita a chocar contra objetivos, que aparecen marcados sólo en este estado. Los otros coches tampoco están a salvo y los puntos volarán conforme hagamos maniobras espectaculares.


En el otro lado de la ley, con coches de policía, también tendremos oportunidad de acabar con los contrincantes. Pero es en los niveles donde conducimos un camión en los que más se siente esa sensación de tener el poder. Lo dicho, variedad frente al clásico que todos conocíamos y que volverá dentro de poco, con una entrega más tradicional y hecha en Japón.

Festival de circuitos

Los puntos ganados nos permiten abrir nuevas pruebas y escenarios. Su número es amplio, más de 60 de primeras, que crecen con las descargas de contenidos en Xbox LIVE. Pero no se trata de contenidos con un coste extra, sino las creaciones de otros jugadores. Aquí tenemos otra de las bazas de Ridge Racer Unbounded, un editor de niveles que es un juego en sí mismo. Usar sus elementos sirve para desbloquear nuevas posibilidades y podemos crear un abanico amplio de recorridos. También se pueden modificar los ya disponibles, mover farolas o poner todo tipo de elementos por delante. Después, una vez probado el trazado, subirlo a Internet es de lo más sencillo (con logros incluidos, claro).

El control, según el tipo de prueba y vehículo, tiene poco de lo que hablar. Salvo la elección de los botones para frenar o derrapar, que necesita de cierto aprendizaje, todo es bastante habitual. Derrapar en las rectas sirve para llenar la barra de turno, pero sólo podremos hacerlo con velocidad suficiente. Los saltos o activar los modos especiales tampoco tienen mucho secreto. Pero, a diferencia de los derrapes infinitos de los Ridge Racer anteriores, aquí tenemos que afinar en las curvas y adivinar qué elementos nos frenarán en seco. Algo que llevará a la frustración a más de uno.

Un edificio, con una valla de cemento, parece perfectamente superable en la imaginación de Bugbear. Sin embargo, una esquina o unas escaleras de perfil bajo son infranqueables. A esto se une la duración del modo destrucción, que a veces engaña. En estos casos, el botón de empezar de nuevo es la salvación. Se agradece que en pocos segundos estemos otra vez en la línea de salida y dispuestos a superar la prueba. Pero, cuando el problema surge a punto de ganar, en primera posición y por fallos de diseño, frustra en exceso.


Estos problemas, que se solucionan con el editor, pueden ser fruto de cierta prisa por sacar el juego. Algo incomprensible cuando se ha retrasado en varias ocasiones y llega sin apenas competencia en el género. Pero quizá haya sido la imposición de añadir un abanico extenso de pruebas y vehículos lo que haya provocado cierto aire de inacabado a Ridge Racer Unbounded. Uno que llega a situaciones en que se rompe la inmersión, con cierta falta de fluidez cuando hay muchos coches, explosiones y elementos dando tumbos.

En la versión analizada, Xbox 360, son pocos los problemas y dependen mucho del escenario. Pero en PC exigen de un equipo con prestaciones que apenas parecen justificadas para el acabado general del juego. Los diseños cumplen, pero sin llegar a la espectacularidad que ofrecen otros juegos con entornos destruibles. La música tampoco se ha llevado una atención especial, con melodías que apenas recordamos, aunque consiguen cierto aire a los Ridge Racer anteriores.

El apartado online, más allá del editor de circuitos, también muestra ciertos problemas de fluidez. El límite de ocho coches por prueba parece demasiado para la tecnología empleada, aunque se hayan limitado las pruebas frente a otros juegos de su género. Pero, en conjunto, parece que esta nueva vertiente de la saga clásica tiene mucho que decir. Las sensaciones que transmite en plena carrera y la necesidad de sacar todas las estrellas invitan a acabar primeros, con mucha destrucción por el camino.

VALORACIÓN:

Ridge Racer Unbounded es divertido, pero requiere de cierto esfuerzo inicial para empezar a sacarle partido. Todo lo contrario que los anteriores en la saga de Namco.

LO MEJOR:

Variedad en estilos, vehículos y circuitos, que muestra nuevas opciones para una fórmula conocida.

LO PEOR:

Fallos técnicos y de diseño que tienden a arruinar carreras perfectas.

Plataformas:

Xbox 360,

PC,

PS3

Hobby

84

Muy bueno

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