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Santa Clarita Diet temporada 1 - Crítica de la serie de Netflix

Jesús Delgado

Santa Clarita Diet - Crítica
Santa Clarita Diet, la serie de Drew Barrymore como protagonista ya está en Netflix. En esta crítica repasamos los diez episodios de su sangurienta temporada 1.

Santa Clarita Diet ya ha llegado a Netflix. La serie de humor negro y casquería protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant se puede ver en la plataforma VOD desde el pasado viernes 3 de febrero. Nosotros ya nos hemos tragado los diez episodios que componen su temporada 1 al completo.

Vamos a hablaros un poco de este proyecto de Victor Fresco, en caso de que no hubierais seguido las noticias. Hasta el momento solo habíamos visto el tráiler de San Clarita Diet. Este, claro, ya nos había mostrado algunas gracietas, que no os revelamos aún si son las únicas meritorias de la serie o no. Desde luego, nos habían adelantado un poco de qué iba esta locura en clave de comedia con una mamá americana zombie.

Santa Clarita Diet gira en torno al matrimonio de los Hammond. Sheila y Joel son una encantadora y modélica pareja de agentes inmobiliarios con una hija adolescente, que vive en un dúplex en la localidad de Santa Clarita, en la calurosa California. Ambos fueron rey y reina del baile, llevan casados veinte años y son un matrimonio envidiable. ¿O no? 

Cuando Sheila sufre un ataque y comienza a desarrollar un inesperado apetito por la carne cruda (y a ser posible fresca), la familia se lo toma como la típica crisis de los 40, hasta que descubren que no tiene pulso y que su sangre se ha coagulado. Vamos, que se ha convertido en una muerta viviente. Desde ese mismo instante, la familia Hammond al completo, con ayuda de su vecino nerd Eric, trataran de lidiar con la situación, manteniendo vivo el espejismo de ser una familia americana normal, en tanto buscan un remedio que cure a Sheila. 

Mucho mejor de lo esperado

Os voy a confiar una cosa: cuando me encargaron la elaboración de la crítica de Santa Clarita Diet mi primera reacción fue la de soltar, tal cual, un "Si no hay más remedio", que delataba mi poco entusiasmo con esta serie. Y es que, aunque no os lo creáis, los críticos a veces nos dejamos influir por prejuicios tontos. En serio: ¡Cómo me alegro de haber estado equivocado! Os puedo asegurar que las cinco horas y pico que he dedicado ver la serie han sido de las más placenteras del fin del semana.

Y es que, al margen del contenido del producto, uno de los "valores" de Santa Clarita Diet es precisamente que se trata de una serie bastante digestiva, a diferencia de la dieta que sigue la co-protagonista interpretada por Drew Barrymore. Cada capítulo dura en torno a treinta minutos y la acción se aprovecha perfectamente en todos y cada uno de ellos, no sobrando ni un minuto de metraje. Vamos, que en ese aspecto sí que se parece a la dieta de Sheila, que aprovecha y roe hasta... bueno, creo que pilláis el concepto.

El desarrollo y grabación de la serie, además, se basan en el sistema de cámara única. Esto ya lo habíamos visto en otras sitcoms y sigue siendo muy utilizado en tv con exteriores. Si bien habría quien dudaba que este modo de grabar pudiera funcionar con una comedia de estas características, ya os decimos que se le saca partido. Los encuadres, la iluminación y la fotografía no quedan nada mal. Los directores, encabezados por Ruben Fleischer, saben trabajar con un presupuesto ajustado y así logran sacar de hasta donde no habría si concurrieran otros productores y actores. 

Volviendo al contenido y dejando la forma de lado, también os digo que los golpes de humor están medidos al milímetro, encajando con los momentos de drama y creando una serie de contrastes muy ricos. Desgraciadamente, a veces este contraste es radical, lo cual te hace pasar de una situación tierna a una descabellada y bastante descontrolada, habitualmente salpicada de sangre y vísceras. No obstante, si perdonáis este detallito y sois de los que disfrutan con el humor cafre de situación, encontraréis una comedia bastante entretenida y adictiva. 

El lado oscuro del sueño americano

Buena parte de lo señalado anteriormente viene también dado de la propia premisa de Santa Clarita Diet: un material muy interesante desde su cimientos. ¿Cómo convertir algo perfecto en una pesadilla? En este plano, la historia está bastante bien hilada, desde la propuesta surrealista de la que parte y también del escenario que propone. No busca a un grupo social urbanita, integrado en una de las grandes ciudades, ni tampoco otra etnia que no sea la caucásica, no. Se va a California, con su modo de vida idílico y, más o menos, liberal, pero que a la vez refleja la visión idealizada del sueño americano en el siglo XXI, con una familia blanca, de clase media y aburguesada, cuyos únicos problemas son si quieren o no comprarse un nuevo coche antes de mandar a su hija a la universidad.

Que en este escenario la perfecta madre americana, trabajadora y ama de casa, pase de ese rol tan rígido a ser una devorada de hombres (literal y metafóricamente), con más mala leche que un sargento de la Legión precisamente viene a deconstruir el estereotipo, acabando también con un modelo tradicional y (no lo neguemos) algo rancio. Sí, la señora está muerta, pero a la vez está más viva que nunca, a pesar de no tener pulso y tener un gusto bastante macabro en lo tocante a la comida. Dicho esto, hemos de hacer notar que Drew Barrymore se ha metido en el papel y se nota que se lo está pasando teta con él, a pesar del asquito que da verla comiéndose a gente. 

En una línea similar, hemos de decir que esta serie redime a Timothy Olyphant, a quienes los más haters recordarán por aquella primera película de Hitman que tan raro sabor de boca nos dejó en 2007 y por su papel de maloso de turno en La Jungla 4.0. Si bien el actor ya se resarció durante su paso por Justified, demostrando solvencia actoral, en Santa Clarita Diet logran demostrarnos su enorme vis cómica y la complicidad con Barrymore y el resto del elenco. De hecho, el peripatetismo del personaje tratando de salvar su emasculado papel de hombre de la casa, que trata de hacer todo lo posible por mantener a la familia unida... simplemente no tiene precio. 

Además, la interpretación del resto de secundarios se adapta muy bien, envolviendo a los dos protagonistas de Santa Clarita Diet, como una suerte de sudario en medio de esta pesadilla nacida en el corazón del sueño americano. El nivel actoral es más que adecuado, ya hablemos de secundarios recurrentes como Liv Hewson (Abby Hammond) Sheila o Skyler Gisondo (Eric Bemis, el vecino nerd) o los cameos de gente como Nathan FillonPatton OswaltPortia de Rossi (entre otros). Todos ellos, a su manera, ejemplifican también la deconstrucción de la que os hablábamos antes sobre el sueño americano, las áreas residenciales suburbanas y esa América "perfecta" que dudamos si alguna vez existió. 

En conjunto, Santa Clarita Diet no es una serie que vaya a revolucionar nada. Es grata en cuanto a elementos que contiene, pero también tiene su público objetivo. Abstenerse de ella los alérgicos a los desmembramientos y al humor gore. También que se dé por avisado quien no esté dispuesto a hacer concesiones pastelosas, ni siquiera cuando estas tiene un cariz de sátira. Los demás, traed palomitas, empieza la carnicería. 

VALORACIÓN:

Comedia de humor negro que vivisecciona a la familia norteamericana de clase media de California. Sátira con toques de gore. Propuesta gamberra y bastante ligerita que no obliga a pensar.

LO MEJOR:

Drew Barrymore y su crítica a la "american mom" media. Tymothy Olyphant, demostrando su enorme vis cómica. Su humor cáustico y gamberro.

LO PEOR:

A veces es demasiado surrealista y delirante. Su humor negro y cafre puede no ser del gusto de todo el mundo. Abstenerse estómagos sensibles.
Hobby

75

Bueno

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