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Sense8 temporada 2 - Crítica de la serie de Netflix

Sense8 Temporada 2
Crítica de la segunda temporada de Sense8. La serie original de Netflix con Lana Wachowski y J. Michael Straczynski a los mandos, ya está disponible en la plataforma.

Con ustedes, Will Gorski (Brian J. Smith), Riley Blue (Tuppence Middleton), Lito Rodríguez (Miguel Ángel Silvestre), Sun Bak (Bae Doona), Kala Dandekar (Tina Desai), Wolfgang Bogdanow (Max Riemelt), Nomi Marks (Jamie Clayton) y Capheus "Van Damme" Onyango  (Toby Onwumere). Los hemos echado de menos, pero nuestro clan sensate ha regresado.

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Desde el especial de navidad que Netflix lanzaba el pasado mes de diciembre, las ganas de echar el guante a la segunda temporada de Sense8 fueron creciendo exponencialmente en las redes. Un servidor tuvo la fortuna de poder disfrutar y contaros en primicia un aperitivo de los primeros capítulos de esta nueva hornada, a la espera de que el resto fuesen liberados para todo el público en la plataforma de streaming. El pasado 5 de mayo se estrenaba la temporada 2 de Sense8, y hoy toca hacer lo propio con lo que resta de ese análisis previo... y comprobar si la evolución ha sido tan positiva como se esperaba. Comenzamos.

Emocional, reflexiva y salvaje

El clásico juego del gato y el ratón con el que cerrábamos la primera temporada de Sense8 regresa en esta segunda, siendo Whispers (Terrence Mann) el portador de escalofríos idóneo para que perdure el misticismo de la serie. La dirección de cada capítulo y su fotografía siguen siendo excelentes, conectando cada rincón del mundo en el que se reparten los sensates con tanta soltura que prácticamente podemos sentir el Psycellium en nuestro propio organismo.

Sigue siendo tan emocional, reflexiva y salvaje como podríamos esperar, con escenas que bien podría haber protagonizado el propio Lito Rodríguez con uno de esos memorables títulos, pero que, en definitiva, bailan con soltura en su verosimilitud. No quiero dejar escapar la oportunidad de rozar la punta de esa subrepticia pasión con la que sus creadores defienden las bondades de esas cintas de acción a lo Van Damme, hasta el punto que esconden un cine en el que el propio Hernando puede encontrar placer (véase nuestra reciente crítica de Commando, de Arnold Schwarzenegger).

Sense8

Los temas de Sense8 son una condición sine qua non de su existencia y éxito, pero en esta temporada, sin embargo, podemos sentir cómo algunas situaciones parecen correr a marchas forzadas y sus líneas de guion brotan inesperadas sin la petición del relato. Traduciendo del etrusco: la misma situación en la que ese amigo que todos conocemos intenta hacer una gracia y un estepicursor típico del Oeste entra en escena acompañado de la música de un par de grillos.

El poder de las subtramas

Uno de los halagos que siempre he dedicado a Sense8 es el espléndido trabajo que han realizado, en el caso de esta temporada, Lilly Wachowski y J. Michael Straczynski en la gestión de las subtramas. Estamos frente a una serie que cuenta con un reparto coral formado por ocho protagonistas y en el que las vidas de cada uno de ellos tienen su cuota de pantalla, sin perder por ello un ápice de ritmo. "Wow", que dirían los angloparlantes. Gestionar la evolución de cada una de dichas subtramas, logrando una cadena tan bien soldada que cualquier espectador sabría describir los miedos, deseos y necesidades de cada uno de los ocho "sensates" como si formasen parte de su propio clan es un logro digno de algún que otro piropo.

La temporada 2 de Sense8 vuelve a hacer hincapié en ellas, enlazándolas, con sus más y sus menos, con cada uno de los círculos de seguridad de los protagonistas. En este sentido, puedo reafirmar lo que escribía en aquel aperitivo de hace unas semanas respecto a lo que esperaba de los personajes, para bien y para mal. Sun Bak sigue siendo dueña y señora de todas las miradas, desafiando el poder en pantalla con el que deslumbraban Will y Riley en la primera temporada y que, en esta segunda, parece haber perdido fuelle con el paso de los capítulos. Veremos a Lito sufriendo las consecuencias de su confesión y a Nomi enfrentándose al desprecio de su madre, siendo las palancas ejecutoras del prodigado mensaje de integración para el colectivo LGBT; a Kala con el pie en el freno y un Wolfgang que me ha devuelto el golpe como sólo él sabe, siendo el foco de la segunda mitad de la temporada 2. Hablando de directos al mentón, las dudas que tenía respecto a Toby Onwumere sustituyendo a Aml Ameen como Capheus las ha resuelto con solvencia, consiguiendo que en cada nueva escena mi atención estuviese en su personaje más que en preguntarme quién narices era y qué había hecho con mi afable conductor de autobús. 

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Ahora bien, a pesar de que las vidas de los sensates han recibido una inyección de adrenalina y el ritmo de los capítulos se ha incrementado notablemente respecto a la primera entrega, hay algo que comenzó a resonar en mi cabeza en los últimos capítulos y que ha perdurado hasta la escritura de estas líneas: ¿qué ha ocurrido con la trama principal? La necesidad de esa cuota de pantalla ha sido un lastre para la evolución del nudo central de la serie, y después de los nuevos capítulos todavía sigo esperando comprender el porqué de los actos de la Organización de Preservación Biológica (Biologic Preservation Organization).

Sí, la tendencia lógica en cualquier producción del tipo es desvelar una a una todas las cartas de la mano, guardando las mejores para el final, pero la cuestión hoy es que a duras penas hemos acariciado el diseño de sus dorsos. Esa es la gran dicotomía en la que se mueve Sense8: una subtramas que son, paradójicamente, su condena y salvación.

Sense8

Conclusiones finales

Todas las bondades que apreciamos en la primera temporada de Sense8 siguen presentes en esta segunda entrega, prestando especial atención a los arcos evolutivos de cada personaje. Las subtramas fluyen con solidez, regalándonos reflexiones y emociones que son un verdadero prodigio para un reparto coral. Sus protagonistas siguen sudando carisma, a pesar de las dificultades para entrar en la carrera de personajes como Kala, y despiertan tanto interés que la propia trama principal de la serie llega a convertirse en un recipiente secundario en el que seguir desarrollándose. Aquí encontramos la principal flaqueza de la temporada: la poca atención que se ha dedicado a explicar uno más de los maravillosos mundos de ciencia ficción construido por las Wachowski y las dudas que nos persiguen respecto al nudo central del relato.

La combinación de Wachowski y Straczynski es un engranaje que ya rinde a toda velocidad, jugando con las múltiples capas que ofrece el universo sensate y que hacen que uno se pregunte acerca de las posibilidades de futuro que pueden desarrollarse en futuras temporadas. Una producción con una originalidad y un tratamiento de los temas que se aleja del consumo habitual, pero con una complejidad que puede hacer tambalear su integridad en función de su evolución y el trabajo de sus creadores. Si la pregunta fuese a mi, estoy deseando ver cómo caminan por ese filo de la navaja y en qué dirección soplará el viento llegado el caso. ¿Enfrentamientos entre más grupos de sensates? ¿Conflictos internos en el propio clan? ¿Hasta qué punto influye el fenómeno sensate en la configuración del mundo? Las posibilidades son infinitas, pero sólo hay una realidad: Sense8 ha regresado a Netflix, y Whispers quiera que la espera sea más corta para volver a ser uno más en el clan.

VALORACIÓN:

Sense8 regresa con toda la emoción, reflexividad y salvajismo que nos engancharon en su primera temporada, enmarcada en otro maravilloso universo de ciencia ficción con la firma Wachowski.

LO MEJOR:

La salvaje potencia de las subtramas, la excelente habilidad para conectarlas y la interpretación de sus protagonistas.

LO PEOR:

La trama principal de la serie queda relegada a un segundo plano, convirtiéndose en un mero recipiente que ofrece más dudas que soluciones.
Hobby

78

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