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Sherlock Holmes - Crítica del clásico anime de Miyazaki y Pagot

Jesús Delgado

Sherlock Holmes - Crítica
Sherlock Holmes fue un anime nacido de la colaboración de Hayao Miyazaki y Marco Pagot. Analizamos esta clásica serie de dibujos animados reeditada por 39 Escalones en DVD.

"Es un detective de lo más singular, sigue cualquier caso hasta dar en el clavo..."  Sí, no nos podemos resistir a volver a empezar un artículo dedicado a esta serie con su pegadiza tonadilla europea, que muchos aún tarareamos en cuanto la oímos. Más por nostalgia que por inercia, ojo. Aunque tampoco es para menos. Sherlock Holmes, una producción italojaponesa que reunió a dos figuras clave de la animación nipona y europea: Hayao Miyazaki y Marco Pagot, sigue siendo uno de los hitos de su tiempo. 

Sherlock Holmes fue una serie de animación, unos dibujos animados japoneses o anime, que se produjo entre 1981 y 1984 gracias a la colaboración de los estudios japoneses Tokyo Movie Shinsha y la empresa italiana RAI. Con no pocos problemas, por cierto. La serie era una adaptación libérrima de los personajes creados por Arthur Conan Doyle para sus relatos. Y esto, claro, mosqueó a los herederos del autor, lo cual retrasaron la producción de la serie con una serie de litigios legales.

Cuando finalmente Sherlock Holmes (Sherlock Hound en el mundo anglosajón, 名探偵ホームズ - Meitantei Hōmuzu / Famoso Detective Holmes en Japón) lo que obtuvimos fue una serie tan sorprendente como fresca, que le daba una vuelta de tuerca más que adecuada al personaje, acercándolo al público más joven en un entorno mucho más moderno del que habitualmente le rodeaba y también un tanto diferente.

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La serie de dibujos animados de  Sherlock Holmes se ambientaba en una Inglaterra eduardiana (anterior a la I Guerra Mundial), poblada por caninos antropomorfos. En este contexto, y con tecnología steampunk, de esa que tanto le gusta a Miyazaki, se movían unos Sherlock y Watson perrunos, desbaratando constantemente los planes de un malvado pero peripatético, a la par que emblemático, Profesor Moriarty (Jajejijoju). 

La serie, un exitazo para su tiempo y un título de culto actualmente para los entendidos en animación, duró un total de 26 capítulos. Y no hubo más no porque Pagot no quisiera, sino porque Miyazaki cerró con esta serie una etapa en televisión, iniciando por aquel momento una nueva era en el cine. Posiblemente de haber seguido adelante, el tándem Miyazaki-Pagot nos hubiera obsequiado con una serie mucho más larga y dilatada en el tiempo. Pero, aun así, estos 26 capítulos siguen siendo una delicia.

Además, recordemos, en tan buenos términos acabaron ambos, que casi diez años después el protagonista de Porco Rosso fue bautizado Marco por Hayao en honor a su amigo italiano.  

De lo mejor de su tiempo

En honor a la verdad, la década de los ochenta fue una etapa muy fructífera para la animación. Si no en cuanto a calidad, al menos sí en cuanto a cantidad. Sin embargo, lejos de ponernos a valorar la producción de esta época, vamos a hablar de Sherlock Holmes, que merece ser considerada como una de las mejores series de dibujos animados de los años 80.

Por un lado, tenemos una serie de historias realmente interesantes y, también originales. A diferencia del Sherlock de la BBC o algunos de Elementary, los casos de esta serie de anime eran totalmente nuevos y no adaptaban apenas la obra original, tomando de ella únicamente nombres y referencias. Y es que hasta el carácter de los personajes era muy diferente. Holmes era muy humano y cercano (muy parecido al héroe arquetípico de muchos anime), Watson excesivamente torpe y glotón, Moriarty un patán, la señora Hudson una aguerrida ex-aviadora...

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Estas libertades de guión, claro, ofuscarían al fan "culoduro" que exigiera un "respeto" a la obra de Doyle, pero en verdad el cambio hizo no solo digestiva y mucho más accesible la propuesta a los chavales de la época, sino que acabó siendo tan popular entre la muchachada, que el "Sherlock original" llegaría a ser demasiado distante para este público cuando tomaran contacto con él años después. 

Con el paso del tiempo, no obstante, habrá quien piense que la fórmula y los guiones son muy simplistas e infantiles. Pero, recordemos, es una serie infantil, después de todo. Y, sin embargo, en ningún momento pretende tratar a los niños como tontos. Incluso con las traducciones de la época, las morcillas de sus excelentísimos dobladores (una joya de trabajo que esperemos nunca necesite ser reemplazado) y algunas concesiones, encontramos unos guiones redondos para historias autoconclusivas.

Cabe hacer notar, ojo, que Miyazaki tanteó una idea mucho más fiel al Sherlock de Doyle. Incluso hay algunas acuarelas de los bocetos, que reflejan cómo el autor pensaba incluso tratar temas como la adicción a la morfina de Holmes o incluso cómo su aspecto se asemejaba más al de un perro pastor que al de una suerte de zorrete o perro de presa. ¿Un error o un acierto? Nosotros no entraremos en ese terreno. 

Además, teniendo en cuenta el momento, Miyazaki y Pagot apostaron por guiones muy avanzados por su tiempo, apostando por un planteamiento muy progresista para la época. La mujer es una parte activa de la historia y sus heroínas no suelen limitarse al papel pasivo de víctima en apuros, sino que llegan a ser mujeres muy activas en la defensa de sus intereses y en el devenir de la trama. Además, temas como la xenofobia, el clasismo social o la corrupción estaban mostrados desde un punto simple pero fácilmente entendible para todos los públicos.

También hay que plantear el hecho que la serie no ha envejecido muy bien en cuanto a animación se refiere. Sigue siendo una maravilla para su época, pero cuenta con la pega de la distancia en el tiempo, que evidencia las carencias técnicas del momento, suplidas con el genio de los animadores de su tiempo. Y además, que Miyazaki solo se encargara de unos cuantos capítulos también se hace muy patente. Esto provoca una abrupta discontinuidad de calidad entre episodio y episodio. 

Los capítulos de los que el japonés se hace cargo no solo son más elaborados a nivel visual y argumental, sino que también cuentan con una profundidad narrativa única. Y eso sin contar con el exquisito cuidado del montaje, los detalles por escenas o incluso el ritmo Esta irregularidad se hace muy patente en contraste con episodios rodados por el director "oficial de la serie",  Kyosuke Mikuriya, que sin ser pésimos, evidencian algo menos de mimo y de cuidado. 

Los episodios "excelentes" por tanto serían los que siguen:

  • 3 La pequeña cliente. (Chiisana Māsa no daijiken!?).
  • 4 El rapto de la Señora Hudson. (Misesu Hadoson hitojichi jiten).
  • 5 El globo verde. (Aoi kōgyoku).
  • 9 El Tesoro sumergido. (Kaitei no saihō).
  • 10 Los acantilados de Dover. (Dōbā Kaikyō no daiuchūsen).
  • 11 Los soberanos de oro / Las monedas desaparecidas. (Nerawareta kyodai chokindako).

A pesar de todo, la serie de anime de Sherlock Holmes es de lo más granado de su época y cualquier nostálgico o sencillamente fan del trabajo de Miyazaki o entendido en el mundo de la animación la disfrutará como un crío de cinco años. De ahí que recomendamos encarecidamente la edición en DVD de Sherlock Holmes que tiene en su catálogo la productora 39 Escalones. Sin ser una edición llena de extras jugosos o material adicional, se trata de una pieza muy recomendable a tener en cuenta para la biblioteca. 

VALORACIÓN:

Icónica serie nacida de la colaboración italojaponesa de dos grandes nombres de la animación. Un producto tan improbable como irrepetible.

LO MEJOR:

La nostalgia que despierta. La inteligencia y adelanto a su tiempo que destila en sus guiones más de treinta años después. Su sobrio estilo steampunk.

LO PEOR:

La animación no ha envejecido del todo bien. Un espectador cínico que no lo vea con los mismos ojos de la infancia le sacará muchas pegas.
Hobby

81

Muy bueno

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