Antes de nada, como siempre, quiero dejar claro que lo que vais a leer a continuación es un artículo de opinión. Una vez dicho esto, voy a decir algo que muchos puede que critiquéis: gracias, Call of Duty. Muchísimas gracias porque, aunque ahora seas una saga con un rumbo incierto, es evidente que has hecho mucho por los videojuegos.
No voy a hablar de los eSports y de la cantidad de dinero que se mueve en Call of Duty World League. Tampoco voy a agradecerte en estas líneas el multijugador que has liderado hasta hace poco y que empezó con el fabuloso Modern Warfare y tampoco voy a hablar del provenir de la saga, es algo que no me compete. Simplemente, quiero agradecerte algo que mucha gente ha criticado durante tanto tiempo (yo también lo hice en su día), pero que ahora hecho de menos.
Gracias por los »scripts»
¿Qué son los »scripts»? Este palabro, que significa »guión», utilizado en el mundo de los videojuegos se refiere a esas situaciones que llevan de la mano al jugador, esos momentos que pasarán impepinablemente en el mismo lugar y al mismo tiempo aunque juguemos cien veces la misma pantalla. Si algo está »scriptado», por mucho que intentemos que no ocurra un suceso, éste terminará ocurriendo. Me refiero, por ejemplo, a un nivel en el que vamos tan tranquilamente, salimos de un oscuro pasillo, un compañero se adelanta, recibe un disparo, nuestros compañeros lo ponen a cubierto y nosotros empezamos a disparar. Por mucho que intentamos que ocurra una cosa, siempre terminará pasando lo mismo. Vale, esa escena es del inicio de Battlefield 3, pero es para que entendáis (si no lo sabíais) lo que es una escena »scriptada».
Estoy dándole las gracias a un elemento narrativo, pero en realidad quiero dárselas a la sub-saga Modern Warfare en particular. Cuando estábamos aburridos de la Segunda Guerra Mundial, llegó Infinity Ward y se sacó de la manda un puñetero juegazo como la copa de un pino (tanto que Activision lo ha utilizado para intentar colocar más entregas de la última entrega). Modern Warfare, o Call of Duty 4. Qué ritmo tenía, qué niveles, qué espectáculo…
Call of Duty Modern Warfare era perfecto. Joder, lo vuelvo a jugar hoy en mi Xbox 360 y sigo disfrutando como un enano con »Tripulación prescindible» »Apagón», »Muerte aérea», »Un tiro, un muerto», »Sorpresa y pavor» o »Fin del juego». Si hasta jugué varias horas a ese bonus del »Club de ligue aéreo» para intentar sacar el logro. Es un juego por el que, más allá del apartado gráfico, no pasan los años y supuso un antes y un después en el juego online y lo que posteriormente ha sido la popularidad de los eSports.
Y me diréis: »la historia era una mierda». Y… bueno, sí, recuerdo todos los momentos del juego, pero es cierto que la historia me daba igual en su día… y me da igual ahora. No creo que sea un juego que pase a la posteridad por su historia, pero sí lo hará por lo espectacular que se presentaba, y ahí entran los »scripts». Ya os he dicho que »Club de ligue aéreo» es uno de mis niveles favoritos del juego y ese nivel es, en su totalidad, un maldito »script». ¿No? Entonces… ¿por qué lo repetíamos mientras los muñecos aparecían en el momento exacto en el punto exacto una, y otra, y otra vez?
Modern Warfare 4 es un »script». Sin utilizar cinemáticas ni vídeos CGI, el juego consigue que siempre estemos mirando al lugar oportuno en el momento necesario y ese truco, artimaña, jugarreta o como queráis llamarlo, que disimula una cinemática, es algo que me encanta. Sí, los azulejos de la pared siempre se van a caer cuando pase a su lado, da la sensación de no haber nada en tiempo real y, además, parece que el jugador no tiene el control de nada. Sin embargo, Call of Duty es una experiencia, o así considero yo a esta saga, que busca la espectacularidad a la vez que nos da el control sobre el personaje. Sí, no tenemos control sobre lo que sucede en el escenario (en Battlefield 1 es una gozada ver un enemigo en un molino y decidir si volamos el molino, pegamos un tiro al muñeco o vamos por detrás para rebanarle el cuello), pero nos da igual. En Call of Duty eso no pasa, si el molino, hipotéticamente, debe saltar por los aires… saltará por los aires sin que el jugador pueda hacer nada para evitarlo.
Un coñazo, vaya, porque rejugar un Call of Duty sería perder el tiempo, pero es tan sumamente divertido y espectacular que muchos jugadores… sí, rejugamos las campañas de un CoD, por misterioso e increíble que parezca. Y es que, aunque considero que no tiene nivel alguno y se basa en explosiones y efectos por ordenador, también me gustan las películas de Michael Bay, y eso es lo que tiene la saga Call of Duty, fuegos de artificio que ayuda a conseguir un juego realmente divertido. Si quiero ponerme a reflexionar siempre hay otros juegos como Virginia, Inside u Oxenfree, pero si quiero deleitarme la vista (no hablo de motores gráficos) ahí está la saga de Activision.
Todo está muy guiado, pero está tan bien guiado y con tanto artificio para que no nos distraigamos que me parece mucho más peliculero que esos juegos que, directamente, te meten una cinemática de 15 minutos entre sección jugable y sección jugable. Y, además, estaban por ahí Price y Soap, dos personajes a los que vimos madurar en entregas posteriores.
Gracias por »Nada de ruso»
Seré breve: »Nada de ruso» es, posiblemente, uno de los mejores niveles que he jugado en la vida. Cuando era un sector para niños (según algunos), Call of Duty se atrevió a presentarnos un nivel en el que disparábamos inocentes por la cara con una ametralladora de esas que ensordecerían a cualquiera (si el sonido de los Call of Duty fuese decente, claro). En la misión »Nada de ruso» se supone que somos un agente infiltrado que debe causar el pánico en territorio enemigo. Somos miembro de un comando cuyo objetivo es hacerse pasar por extranjero para detonar la bomba de un conflicto a escala mundial entre Estados Unidos y Rusia.
Cuando vamos en ese ascensor y nos dicen algo así como »acabad con todos y recordad, nada de ruso», no creo que nadie imaginara lo que estaba por venir. Se abrían las puertas, aparecían un montón de civiles y me juego lo que queráis que todo el mundo apretó el gatillo sin pensar. ¿Cómo imaginar que podríamos pasarnos esa pantalla sin pegar un solo tiro? Pues sí, podíamos hacerlo sin disparar, pero eso nos haría partícipes igualmente de la violencia, ya que tampoco estaríamos impidiendo que nuestros compañeros se cargaran a todo el que respirara mientras nosotros veíamos caer a familias enteras y personas que se encontraban en el momento equivocado en el lugar incorrecto.
Esto, claro está, lo gozaron los medios de comunicación, pero los que hemos sabido distinguir realidad de videojuego creo que siempre, aun sabiendo que es mentira, que es un juego y que, aunque apretáramos el gatillo, no estábamos haciendo daño a nadie, nos quedará un regustillo amargo. Sin embargo, yo me quedo con que era de las pocas veces que un videojuego te intentaba tratar igual que lo hacen las películas con contenido adulto. La diferencia es que aquí podías decidir si apretar el gatillo o no, aunque la consecuencia fuera la misma.
Lo interesante del tema es que, el juego nos daba la posibilidad, también, de no jugar esa pantalla y no ver nada en absoluto. Si elegíamos »saltárnosla» no tendríamos ningún tipo de penalización.
Dos tipos de jugadores: los que juegan CoD y los que no
Call of Duty, hasta Modern Warfare 2, en mi opinión, era una saga respetada. A mucha gente le molesta que una saga salga al mercado de forma anual (aunque sean diferentes estudios los que desarrollen cada entrega) y, por eso, Call of Duty es muy criticado por cierto sector de jugadores. Por otro lado, hay una legión de seguidores que compran a ciegas cada entrega con el objetivo de machacar el online, echarle cientos de horas y esperar a la siguiente entrega, utilizando (y uso el verbo »utilizar» muy conscientemente) el juego como un mero producto de entretenimiento, sin pararse a analizar el arte (porque sí, un Call of Duty, por muy producto para ganar dinero que sea, también es arte) que tiene el propio videojuego.
Tiene todo lo bueno y lo malo de los videojuegos condensado en un único disco. El afán recaudatorio, la diversión, los insultos y la espectacularidad son una parte indivisible de los Call of Duty actuales. Además, si compras un Call of Duty y subes la foto a Twitter, seguramente te llevarás algún insulto por parte de alguien que se cree moralmente superior a ti porque no ha comprado Call of Duty. Eso demuestra carencias y no es de lo que trata este artículo, pero es el peso que tiene el vender tantísimos millones de juegos anualmente, que siempre habrá una parte de comunidad que te ame y otra del mismo tamaño que te odie.
A mi Call of Duty me parece una saga tan válida como cualquier otra. Es cierto que no miro igual un GTA V que un Modern Warfare 3 ya que no me parece que haya el mismo cariño en un juego y en otro (aunque ambos estén hechos para vender y ganar dinero, lógicamente) y sí, tengo todos los juegos de la franquicia desde el primero y, la verdad, no me siento menos »jugón» por tenerlos. Los disfruto muchísimo, sé lo que son y cuando los exprimo… a otra cosa, mariposa.
La parte bochornosa
Para terminar, quiero mostrar un vídeo que, lamentablemente, no es el único que circula:
Vergonzoso y asqueroso. Esas reacciones, no tan exageradas, se vieron hace poco en un campeonato en España, con jugadores que, demostrando su madurez, se levantaron y, en lugar de manifestar la victoria con abrazos a los compañeros, se dedicaron a enviar peinetas a los jugadores que estaban en la mesa de enfrente. Por eso, imagino, muchísima gente aún considera los videojuegos cosa de críos, por esos rebotes, los insultos que se reciben en Xbox Live cuando ganas a alguien en el FIFA, los estigmas de »eres un niño rata» por jugar al Minecraft y demás lindezas.
Ojalá algún día se superen esos comportamientos infantiles y nos respetemos todos un poquito más. Mientras tanto, a sabiendas que alguno puede decirme »vaya jugador de palo si te gustan los »scripts» del Duty», seguiré disfrutando del multijugador de Infinite Warfare.
¿Por qué hablo de esto ahora? Ni idea, me apetecía. Pero vaya, jugad a Modern Warfare, ya sea el original o el remaster (os recordamos nuestro análisis de Modern Warfare Remastered), que es una auténtica maravilla. Gracias Modern Warfare. Seguiré disfrutando contigo y tus campañas que no intentan ser definitivas. Y, por supuesto, gracias por no tener que pulsar botones para mostrar sentimientos.
Por cierto, gracias Modern Warfare 1 y 2, el 3 no tanto, que básicamente es el refrito de las escenas memorables de los dos anteriores.