Activision ha publicado sus resultados anuales correspondientes al ejercicio de 2018, con que la compañía ha conseguido sus máximos ingresos históricos. Con más de 1000 millones de dólares de ingresos, la compañía dirigida por Bobby Kotick, sin embargo, crece por debajo de las expectativas.
A lo largo de 2018 Activision lanzó Call of Duty Black Ops IIII, Spyro Reignited Trilogy y las versiones de Xbox One y Nintendo Switch de Crash Bandicoot N ´Sane Trilogy. Hay que recordar que también es propietaria de Blizzard (que en 2018 ha lanzado World of Warcraft Battle For Azeroth y Diablo III para Nintendo Switch) y la compañía de juegos móviles King, creadores de Candy Crush Saga
Durante la presentación de resultados se ha anunciado un aumento de los dividendos para los accionistas y una subida de sus valores (debido a la recompra de acciones por parte de la compañía, por valor de 1.500 millones de dólares). Sin embargo, no todo son buenas noticias, y este anuncio coincide con despidos masivos dentro de Activision-Blizzard, que van a afectar a un 8% de la plantilla. Un total de 800 trabajadores de los aproximadamente 9.600 que se encuentran en activo.
Esta decisión se debe a un ajuste de costes ante las previsiones de beneficios en 2019, que son más ajustadas que las del año anterior. Principalmente afectarán a las áreas de distribución y eSports, en particular en Blizzard, mientras que se van a respetar las áreas de desarrollo.
Durante los próximos meses, Activision tiene pensado centrar su actividad en la saga Call of Duty, que este año recibirá también una entrega para dispositivos móviles, con los lanzamientos de Sekiro Shadows Die Twice (desarrollado por FromSoftware) y Crash Team Racing Nitro Fueled como apoyo.
Una hora con Sekiro Shadows Die Twice para PS4, Xbox One y PC
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