Las demandas hacia un determinado juego y/o compañía, casi siempre han estado protagonizadas por motivos, ya sea de problemas hacia un determinado fallo en una consola -como fue el caso de los Joy-Con-, o por problemas de supuesto plagio -recordando a Iron Maiden-, pero en esta ocasión la cosa va un poco más allá y la demanda es por problemas de adicción.
Todo el mundo conoce, juega o simplemente ha oído hablar de Fornite, el famoso Battle Royale de Epic Games, solo que esta vez se ha de hablar del título a través de una demanda colectiva interpuesta en Canadá, que alega que el título es demasiado adictivo, teniendo efectos muy similares a consumir cocaína.
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Fortnite se ha convertido en uno de los juegos más populares en cualquier plataforma, sin embargo, muchas personas han asociado esta popularidad a los elementos adictivos presentes en el juego. La demanda tuvo sus inicios en Quebec, poniendo como ejemplo a dos muchachos han sido adictos al juego desde que se lanzó, presentando como recurso que el juego desencadena la liberación de dopamina, un neurotransmisor a modo de recompensa en el cerebro.
La demanda también afirma que el juego está diseñado para ser adictivo y que las mecánicas están pensadas de tal manera que hace que las personas se vuelvan dependientes de jugar. Esto, según comentan en la demandan, es similar al sistema que se usa en los casinos para que las personas que apuestan permanezcan enganchados a las máquinas.
Aunque para que la demanda prospere, todo depende del Consejo Superior de Quebec decidir si esta demanda colectiva puede ser o no procesada, y esto es algo que puede llevar mucho tiempo; años incluso. En el caso en que la demanda sea satisfactoria, Epic Games puede llegar a tener que pagar "diez, incluso cien millones de dólares" en daños y perjuicios, según afirma el abogado de la demanda.
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No será la primera vez que un juego se enfrenta a una demanda, pero tendremos que esperar un poco más para ver si prospera en algo más, o si por el contrario se queda en nada.
Descubre más sobre José David Muñoz, autor/a de este artículo.
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