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28A: los políticos apoyan el videojuego (al menos de boquilla)

Debate electoral 2019
El día 10 de abril, justo antes del inicio de la campaña electoral, representantes de los cuatro principales partido políticos de nuestro país participaron en un debate sobre videojuego, animación y efectos especiales, organizado por DEV y Diboos. 

La verdad es que, más que hablar de debate, deberíamos hablar de mesa redonda, porque es difícil ver un debate donde todos los implicados parezcan estar de acuerdo casi al 100%. Víctor Píriz Maya (Partido Popular), Ibán García del Blanco (PSOE), Sofía Fernández Castañón (Podemos) y Daniel Martínez Rodríguez (Ciudadanos), no dudaron el calificar al videojuego como una industria cultural y todos pusieron énfasis en la necesidad de apoyar medidas para impulsarla. 

Mientras les oía hablar, lo que me quedó muy claro es que todos se habían leído el Libro Blanco del Desarrollo Español del videojuego (al menos el resumen), presentado por DEV hace unos meses, y que todos se habían apuntado las medidas que este documento recoge para impulsar la industria. Medidas que llevan varios años figurando entre las reivindicaciones de DEV y que, por una cosa o por otra, nunca terminan de cuajar… Es curioso que cuatro políticos de cuatro partidos tan distintos coincidieran en tantas cosas: incentivos fiscales, atraer inversión internacional, obligación de reinversión de las grandes multinacionales en producciones nacionales, leyes de mecenazgo, valorar adecuadamente nos activos intangibles…

Lógicamente, también coincidían en las principales problemáticas de la industria, como su atomización. Un tejido empresarial compuesta en su mayoría de empresas muy pequeñas y con escasa estabilidad. Debilidades que ya estaban también expuestas en el Libro Blanco. Por lo que se ve, no sólo estaban de acuerdo entre ellos, también con la industria. 

Teniendo en cuenta los comentarios de los cuatro participantes, este consenso no ha sido una excepción de este debate sobre el videojuego, sino una constante a lo largo de esta legislatura, donde los cuatro partidos han logrando ponerse de acuerdo para aprobar varias iniciativas relacionadas con la cultura, incluido en Estatuto del Artista, del que se sentían todos muy orgullosos. 

Eso sí, el consenso no parece ser suficiente, al menos a efectos prácticos, ya que a la hora de la verdad muchas de las medidas aprobadas en este estatuto están sin desarrollar, tal y como ellos mismo reconocieron. Por ejemplo, las desgravaciones fiscales para los artistas con actividad irregular. Os recuerdo que en muchas industrias culturales los artistas tienen trabajo mientras dura un proyecto (película, videojuego, serie…) y  cuando acaba tienen que esperar la siguiente contratación. Tampoco está aprobada la rebaja del IVA al 10% para los trabajadores del videojuego. Para que me entendáis, un guionista de cine factura a sus clientes con un 10% de IVA, mientras que uno de videojuegos, lo hace con un 30%. Sí, es injusto, y así lo reconocen, pero ahí sigue la injusticia… 

El caso es que, al final, a mí la sensación que me quedó es que por muy de acuerdo que estén en que el videojuego necesita en nuestro país impulso y apoyo, nunca se termina de hacer nada real. “Entablar diálogo con los miembros de la industria”, “crear mesas de trabajo”, “desarrollar empleo de calidad”… No sé a vosotros, pero a mí me da la sensación de que son palabras vacías, una manera de reconocer que el problema está ahí, pero que no se sabe muy bien cómo afrontarlo. Eso de “hemos acordado estudiar la puesta en marcha de un mecanismo…” me suena a dar largas, eso sí, con muy buenas palabras. 

En la presentación del Libro Blanco, el expresidente de DEV, Luis Quintans, ya reconoció que tanto el Ministerio de Cultura como el de Industria estaban alineados con el videojuego y que entendían perfectamente las reivindicaciones del sector. Sin embargo, los problemas siempre llegaban cuando trataban de acceder al Ministerio de Hacienda… Y es que la gran mayoría de las medidas que podrían ayudar a que la industria del videojuego de nuestro país se desarrollara al mismo ritmo que en otros países, cuestan dinero. Las rebajas e incentivos fiscales se traducen, siempre, en que las arcas de Estado van a ingresar menos dinero. Y todos somos compresivos y empáticos hasta que nos tocan el bolsillo. 

Hay ayudas directas y subvenciones, que está muy bien, pero son escasas, no siempre se reparten bien y no siempre llegan a quien tienen que llegar. Además, de momento, no están sirviendo para que las empresas crezcan, que es el objetivo final, lograr compañías con músculo capaz de competir en el mercado internacional. No en vano, otro aspecto en el que todos los representantes políticos coincidieron en la ronda de preguntas del debate es en que hay que tener mano dura con los “cazasubvenciones” y tener más control sobre las empresas que reciben ayudas, realizando un seguimiento sobre los proyectos. Una manera de reconocer que eso tampoco se está haciendo bien (en todas las industrias, ojo). 

Durante algunos pasajes del debate (que entre unas cosas y otra duró cerca de dos horas y media), se reconocieron las muchas desigualdades que existen entre los trabajos relacionados con el videojuego y otras industrias culturales, como el cine. Nada nuevo. Más de una vez se dejó caer eso de “la Agencia Tributaria tiene que entender…”. Me recuerda a cuando te hacen una oferta tentadora y dices “a mí me encanta, pero a ver qué dice mi marido” (o mujer, según el caso). Quedas muy bien, pero no te comprometes a nada, porque no depende de ti (o eso das a entender)… A lo mejor es que me he levantado un poco cínica hoy, pero la sensación que tengo es que todo fue un poco como un brindis al sol destinado a que los asistentes (la mayoría profesiones del videojuego, la animación y los FX) se fueran contentos. 

Ya sé que parece que estoy dando un punto de vista un poco negativo y más bien tirando a pesimista. Y es que “destacar la necesidad de tomar medidas” no es tomar esas medidas. Y así seguimos, los unos por los otros y la casa sin barrer. Sin embargo, no todo es tan negro como he podido dar a entender. 

Hace unos años, un debate político sobre videojuegos de estas características era poco menos que ciencia ficción, y la consideración del videojuego como producto cultural resultaba aberrante para muchos (bueno, para algunos el cine tampoco es cultura…). El mero hecho de que nuestros políticos reconozcan la naturaleza cultural del videojuego, ya es para aplaudir. Y que se esfuercen en escuchar a la industria, es un paso adelante. Es verdad que de momento se traduce en más bien poco, pero ya sabéis que el primer paso para solucionar un problema es reconocer que existe. Y parece que sí, que lo saben. Ya veremos lo que se tarda en ponerle remedio, sea cual sea el color del partido que gobierne. Al fin y al cabo una industria fuerte es buena para el país, da igual la ideología que cada uno tenga. 

Y no quiero irme sin dejar una puyita para la industria también. Más bien, para el tejido que la forma, para las personas que trabajan en ella y tienen que formar esas empresas grandes y fuertes. Es verdad que vuestras condiciones de trabajo no son las ideales, y es verdad que tenéis mucho que reivindicar (como tantos españoles). Todos los años oigo en la presentación del famoso Libro Blanco que alguien pide que les protejan. También se planteó esta cuestión en este debate. Pero tenéis que organizaros vosotros, no podéis esperar que el gobierno monte un sindicato, o que lo haga DEV, que es una asociación de empresas. Los sindicatos los montan los trabajadores. Sí, no es vuestro trabajo, vuestro trabajo es hacer juegos, pero si quieres peces… (Y, antes de que digáis nada, ya me aplico a mí misma otro refrán: los toros se ven mejor desde la barrera). 

Os dejó por aquí el enlace a mi personal resumen del Libro Blanco de DEV 2018 y aquí, el enlace para ver el debate electoral 28A: Propuestas para desarrollar el entretenimiento digital en España. 

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