Hace unos días llegaba a Android e iOS Shin Megami Tensei Liberation Dx2, nuevo juego de esta longeva saga desarrollada por Atlus y publicada por SEGA. Sobre el papel, no se diferencia demasiado de las entregas principales: hay infinidad de demonios que esperan a ser atrapados (convencidos, más bien), entrenados, fusionados y usados en combate; combates que se desarrollan por turnos y en los que prima por encima de todo explotar las debilidades de los enemigos. Pero todos estos elementos se han adaptado a formato móvil, adquiriendo por el camino el estilo "gacha"... para bien y para mal.
Reconozco que mis conocimientos sobre la saga Megaten se limitan a los Persona (considerados spin-off, a pesar de ser más populares que la rama principal) y a Shin Megami Tensei: Imagine, un MMORPG que estuvo en activo durante cuatro años (pasé por una fase de obsesión con los MMORPG), así que puede que Shin Megami Tensei Liberation Dx2 me haya enganchado por puro desconocimiento. O puede que sea por la sequía veraniega de juegos. O porque, después de todo, no es mal juego.
Sea por el motivo que sea, Dx2 ha conseguido que cambie la caza de Pokémon por la de demonios.
La comparación con Pokémon (GO) se debe a que, de base, ambos juegos comparten unos cuantos elementos (todo el tema del coleccionismo, entrenamiento y combates). Pero los diseños de los demonios de Megaten me resultan infinitamente más atractivos: están basados en seres de mitologías, folclore, leyendas y religiones de todo el globo, lo que unido al talento e ingenio japonés da lugar a auténticas genialidades. Y no se limitan a criaturas bestiales, también hay bastantes seres antropomórficos. Esfinges, dragones, caballeros, unicornios, ángeles... Todo tiene cabida. Si habéis jugado a cualquier Megaten o Persona ya sabéis a lo que me refiero, porque los demonios de Dx2 son los mismos.
La forma de "atraparlos" tiene su gracia: como en los Megaten de consola, hay que conversar con los demonios y convencerlos para que se unan a a nosotros, lo que suele implicar ofrecer algo a cambio (dinero, objetos, salud...), aunque a veces son majos y deciden acompañarnos sin más. En el caso de Liberation, la posibilidad de entablar conversación se produce de forma aleatoria en cada encuentro, y si fallamos al responder, perdemos nuestro turno. Supongo que para tratar de imitar el éxito de Pokémon GO, también se ha incluido una opción para ver a los demonios en Realidad Aumentada. No es más que una curiosidad sin ninguna utilidad real.
Perder un turno puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, pues los combates se suelen resolver en apenas uno o dos. De ahí que explotar las debilidades sea tan importante: si usamos el elemento al que es débil el enemigo obtenemos un turno extra, mientras que si usamos uno al que es resistente, perdemos dos. Aunque, por lo que llevo (estoy en el capítulo 3), no ha habido ningún combate que me haya supuesto demasiados problemas, y eso que uso siempre (o casi) a los mismos cuatro demonios.
¿Lo mejor de todo? Han incluido la opción de escribir mini-reviews sobre los demonios. Y cualquiera puede hacerlo. Detrás de una idea tan aparentemente sencilla se esconde una de las mayores genialidades que me he echado a la cara últimamente. Su utilidad está fuera de toda duda, permitiendo saber con un rápido vistazo si un demonio merece la pena o no, o cómo sacarle el máximo partido en combate. Pero para qué nos vamos a engañar, estamos aquí por las risas.
Pero lo que más me está impresionando de Shin Megami Tensei Liberation es su historia y, sobre todo, sus personajes. Como decía, al estar adaptado a formato móvil cada capítulo es en realidad una sucesión de combates, en los que se debe usar energía para participar (energía que se regenera tras unas horas... o pasando por caja). Aunque también existe un modo de juego más clásico, en el que se avanza a través de laberintos desde una perspectiva en primera persona. Antes de cada combate, se nos muestra un pequeño fragmento de la historia a través de los clásicos cuadros de diálogo (todo con doblaje japonés, gran detalle).
Obviamente hay mucha morralla para tratar de justificar el hecho de estar combatiendo sin descanso, pero las historias están bastante bien (por encima de la media de lo que se suele ver en juegos para móviles), y tratan temas tabú -como investigar una nueva droga que está provocando suicidios, o una serie de asesinatos en un colegio que alguien está retransmitiendo en la red- desde la perspectiva del estilo de vida 2.0.
Sospecho que a la hora de representar a los personajes se ha tomado bastante inspiración de los Persona, porque todos tienen rasgos que los definen a la perfección: tenemos a un dicharachero YouTuber famoso, una muchacha fría como el hielo que se derrite en cuanto ve un arma de airsoft, un estudiante de intercambio chino experto en informática y adicto a la películas de terror... Todos resultan bastante interesantes, y sus diálogos suelen estar cargados de referencias a la cultura popular.
A pesar de sus bondades, Shin Megami Tensei Liberation Dx2 no deja de ser otro gacha, lo que significa que se abusa del pay-to-win y los ratios para conseguir demonios de gran nivel son abusivamente bajos. Y eso sin contar con que la optimización deja bastante que desear... Y chupa batería que da gusto. Es bastante probable que juegue un par de semanas más (siendo generosos) y le termine dando boleto. Pero eso no quita que tenga unas ideas muy interesantes (insisto: lo de los análisis de usuario es la caña) y que me haya abierto la puerta a un nuevo mundo: la saga Megaten. ¿Alguno al que creáis que deba jugar antes del futuro Shin Megami Tensei V de Nintendo Switch?
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