Yo llevo toda la vida haciendo revistas. Bueno, casi media vida, no
vamos a exagerar. Me gusta hacer revistas. Y también me gusta leer
revistas. Sin embargo, esto de internet es un concepto que me
confunde un poco.
Internet me parece más oscuro y profundo que un océano. En la
orilla se está bien, saltando olitas y tomando el sol, pero como te
alejes de la costa te ves engullido por olas de verdades a medias,
de dimes y diretes, de informaciones sin contrastar, de opiniones
de dudosa procedencia... Como te descuides te ahogas pinchando de
link en link y sin saber muy bien donde quedaba la seguridad de la
orilla...
En internet parecen no existir las reglas y normas que sí funcionan
en la prensa en papel. Y eso es lo que no me gusta de internet. No
me gusta que cualquiera se pueda inventar una noticia y que luego
no se responsabilice de la marea que provoca. Es que ni se
disculpan o desmienten. Hace poco un bloguero se inventó unas
declaraciones de una figura importante de la industria española y
la metió en un lío de narices. Mientras esta persona se esforzaba
ante sus jefes internacionales en demostrar su inocencia, el
bloquero tranquilito... ¿No es el informador el que tiene que
demostrar la veracidad de sus palabras? ¿Es que internet está ajeno
a la ética?
Aunque lo pueda parecer, no meto en el mismo saco a todas las
páginas web, porque en muchas (gracias a los dioses del
ciberespacio) hay profesionales de la información que, escriban en
papel o en tinta electrónica, siguen las reglas (no siempre
escritas) de la ética profesional y tienen sentido de la
responsabilidad (un sentido casi tan en vías de extinción como el
sentido común). Eso sí, internet es libre y cuando cruzas una
puerta no sabes si detrás te espera un profesional de verdad o
alguien con mucho tiempo libre y mucha imaginación.
Quizá porque navego entre dos generaciones, porque leo libros y
tengo e-book, porque me acuerdo del 23-F y pido pizzas por
internet... Quizá por esa dualidad tan propia de mi generación, me
gusta buscar y curiosear en internet, pero prefiero la manera de
informar del papel. Me gusta pasar las páginas de una revista,
mirar las fotos, oler la tinta y fiarme de lo que leo (vale, el
periódico se me desmonta, pero me gusta). Señalar un artículo que
me sorprende, dejárselo leer a otros. Saber que lo tengo ahí y que
no va a cambiar... Me gusta tener la información físicamente en las
manos. Controlada, finita...
Y claro que uso internet y me conecto desde mi portátil y me trago
el E3 en tiempo real y la presentación de NGP muy tempranito... Y
un vídeo de cómo conseguir un trofeo que se me resiste... E ideas
para hacerle un disfraz a mi hijo (soy una auténtica manazas, así
que, facilito...). Un día buscaba cómo limpiar el acuario y terminé
leyendo sobre la reproducción de una lagartija africana... (que
digo yo que se ahogaría en un acuario). Al final me compré un libro
de acuarios.
Pero hay algo de internet que me gusta mucho, que me emociona.
Llevo años escribiendo para lectores que no conozco y que no me
pueden responder, ni rebatir... Es más, sin saber si a mis lectores
les importaba algo lo que decía o si les traía totalmente al
pairo... Ahora, cuando subo un post a este blog y me contestáis me
da un subidón: ¡podemos comunicarnos! Me podéis decir si estáis de
acuerdo o no; podéis matizar lo que os digo y ¡os puedo contestar
casi en tiempo real! Esto en una revista no se puede hacer...
Si alguien me pregunta que es lo mejor de la información a través
de internet contestaría que la bidireccionalidad.
Ojalá algún día no muy lejano en la red haya siempre información de
calidad y con esta mágica cualidad de la auténtica comunicación que
sólo permite internet.