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Coleccionismo de videojuegos: una afición de alto riesgo

Juegos retro

Yo nunca he sido coleccionista de nada, más bien, acumuladora de cosas que me gustan. Esto hace que tenga por ahí cachivaches muy interesantes para coleccionistas, pero hacinados sin orden ni concierto. 

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesariamente o exactamente con la posición de Axel Springer o de Hobby Consolas.

Y es que una cosa es acumular y otra muy distinta, coleccionar. Por ejemplo, guardo monedas de plata de 2000 pesetas y 30 euros, ediciones limitadas que saca la Casa de la Moneda de vez en cuando. Me gusta tenerlas, pero ni sé las que me faltan, las que han salido, ni qué valor pueden tener hoy día. No las colecciono, solo las guardo y, a veces, me gusta mirarlas. 

Lo mismo podría decir de cómics, libros, películas, merchan variopinto y hasta algún sello (sí, de los de correos). Por supuesto, consolas y videojuegos… Nunca he sido de vender mis viejas consolas. ¡Conservo hasta mis móviles antiguos! Pero no se puede decir que sea coleccionista.

ttps://www.dailymotion.com/video/x7zw38e

A mucha gente le pasa lo mismo que a mí y simplemente acumula juegos y consolas, y hay gente con un verdadero interés de coleccionismo. En ambos casos, acumuladores y coleccionistas, buscan y compran juegos antiguos. Unos, quieren recuperar juegos que les marcaron en su día o que se quedaron con ganas de jugar. Son jugadores que se sienten tentados por la nostalgia. 

Los otros, quieren completar una colección y tienen un objetivo bien claro: tener todas las portátiles de Nintendo, todas las sobremesa de Sega, todos los juegos lanzados por Spaco en España para NES, el catálogo completo de Dinamic para Spectrum, todas las ediciones especiales de Call of Duty o todas las portadas diseñadas por Azpiri… 

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Cuando se oyen las cifras que han llegado a alcanzar algunos videojuegos (mirad lo llegó a pagarse por un cartucho de Super Mario Bros) y lo que te pueden costar determinadas consolas en según qué circunstancias, todo el mundo se quiere subir a la ola. Los hay que tienen muy claro a lo que van y otros, que no tiene ni idea de lo que va la vaina. En ambos caso, desvirtúan el mercado, encarecen los precios y propician la especulación. 

Prototipo Sony Play Station

Tenemos a los vendedores que no tienen ni idea, pero quieren sacar tajada. Como la madre de un amigo de mi hijo, que me dijo que iba a poner a la venta una PlayStation que andaba rodando por casa, pero como sabía que a mí me gustaba esto, que me la ofrecía a mí primero, a precio de amiga: 150 € con seis juegos. Decliné amablemente la oferta y le sugerí que bajara el precio. “No, no, que estas cosas valen mucho dinero ahora, me la van a quitar de las manos”. Y es posible que algún incauto pique, todo es posible, lo que seguirá engordando la rueda. 

Luego están los que sí que saben lo que está en juego y compran todo lo que se pone a la venta a precio de saldo, con la intención de reducir la oferta y así poder subir el precio. A menos oferta, más demanda y precios más altos. Vamos, lo mismo que ha ocurrido con PS5, con determinados amiibo, con las consolas “mini”, pero aplicado a lo retro. Especuladores ante los que la respuesta debe ser la misma que yo le di a madre del amigo de mi hijo: no me interesa, gracias. 

Visto en Wallapop, sin buscar demasiado
Visto en Wallapop, sin buscar demasiado

Lo cierto es que ni todas las consolas, ni todos los juegos antiguos valen lo mismo. Cuando hablamos de coleccionismo, no importa la calidad del juego, si era una maravilla un auténtico truño. Lo que importa es su rareza, lo difícil que sea conseguirlo o no. Por esta razón, juegos a los que no te acercarías ni con un palo, suelen ser los más caros: como no los compró nadie en su día hay pocas unidades disponibles. Y el que quiere completar una colección, está dispuesto a pagar lo que se le pida por el último “cromo”. 

Pin Panther PlayStation

Luego hay que valorar si está completo (juego, caja, manual…), el estado de la caja, si está precintado (ojo, que ya se han detectado falsificaciones hasta de los precintos de Nintendo), si es una edición especial (el Zelda de NES de cartucho dorado es mucho más caro que el del cartucho gris)… En fin, lo típico de cualquier coleccionismo. Y no hemos hablado de las versiones para cada territorio. El mismo juego puede tener un precio radicalmente distinto en su versión japonesa, americana o PAL. 

Dice don Bruno Sol que aquella cosa titulada "Qué pasa, neng!" que se lanzó en PS2 costará una pasta dentro de unos años… Alguno ha debido pensar lo mismo y ya se ha adelantado en eBay. Eso sí, al lado, otro vendedor todavía no le ha visto el potencial… 

Los distintos precios de "Qué pasa, neng!"

El mercado de segunda mano está plagado de peligros en todas partes, y el de videojuegos de segunda mano no es una excepción. Navegar por los entresijos del coleccionismo retro se está convirtiendo en una afición de riesgo y que te va a exigir, si realmente te quieres apuntar, que tengas un bolsillo bien repleto y, sobre todo, mucho tiempo para investigar.

Me parece emocionante el enorme interés que levanta hoy día el videojuego clásico, porque demuestra que esto del videojuego ha pasado de ser un entretenimiento de usar y tirar a convertirse en un arte valorado, en un contenido cultural en alza. 

ttps://www.dailymotion.com/video/x7vtsre

Ver a chavalines emocionados con clásicos de hace 30 años, es una gozada. Seguramente, hayamos sido los padres los que les hayamos inculcado la pasión por descubrir los orígenes de esta noble afición, pero dice mucho a favor del videojuego que los clásicos enganchen a los más jóvenes. 

Eso sí, toda esta pasión retro y la fiebre por recuperar el pasado ha llevado a que, si te descuidas, te hagan un roto en el bolsillo. Si eres coleccionista, de los de verdad, poco te puedo decir que yo que tú no sepas: infórmate bien antes de comprar, consulta foros de amantes de lo retro, vigila el mercado (que fluctúa como la Bolsa) y no te dejes tentar por cantos de sirena. Es laborioso, pero esa es parte de la gracia de ser coleccionista.

Si simplemente tienes curiosidad por los clásicos, quieres sabes qué se sentía con Super Mario 64 o nunca has jugado a Link to the Past, no te dejes llevar por el impulso. Es fácil recuperar los clásicos de manera más sencilla y barata, y sin necesidad de recurrir a los emuladores. Hay docenas de colecciones de distintas compañías, remasterizaciones, consolas retro como Evercade, “consolas mini” (y sí, cuento el Capcom Home arcade aunque no sea mini), reediciones digitales y servicios como Switch Online, PS Now o Game Pass

consolas mini

Si tu pasión aumenta con el tiempo, piensa bien qué quieres coleccionar, empieza por lo fácil y barato, que ya habrá tiempo de para descubrir cuál es realmente la joya que dará brillo a tu corona. 

Esto del coleccionismo de videojuegos no es una moda pasajera, ha llegado para quedarse y, pese a la juventud de la industria, tiene mucho misterio, mucha tela que cortar… y mucho aprovechado. Ten cuidado, no termines invirtiendo en el Fórum Filatélico sin darte cuenta y, sobre todo, recuerda que lo importante es disfrutar, ya sea jugando, ya sea admirando las estanteria y acariciando filas repletas de juegos sin desprecintar. Cada uno disfruta a su manera.

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