Al empezar el 2014, nadie conocía a los Guardianes de la Galaxia, salvo los más acérrimos lectores Marvel Comics, que estaban algo familiarizados con el grupito de segundones elevados a defensores galácticos por Dan Abnett y Andy Lanning durante los eventos del crossover comiquero de Aniquilación: Conquista (2007). Ahora bien, cuando acabó el año, todo el mundo conocía a la panda de inadaptados liderada por Peter Quill (Chris Pratt), más conocido por sí mismo como Star-Lord.
El director James Gunn (Slither: La plaga) decidió darle una patada a las bases del cómic y partir desde cero para reimaginar a estos "Vengadores Cósmicos", un grupo formado por lo más infravalorado de la sociedad galáctica de Marvel: Dos cazarrecompensas un poco "especiales", una hábil asesina odiada en miles de mundos, un guerrero rabioso y de pocas luces y un torpe aventurero y cazatesoros con un ego descomunal. ¿El resultado? Ya os lo hemos dicho: el éxito de crítica y de taquilla que fue Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy).
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Gunn abrió la caja de las risas y convirtió la comedia en un ingrediente tan importante como la acción y el drama para las películas de superhéroes, reinvidicando la necesidad de películas ligeras frente al excesivo dramatismo que había imperado en la anterior década. El director iría más lejos convirtiendo a la franquicia en un producto asociado inmediatamente a su nombre.
Tanto es así que, aparentemente, ni Marvel Studios ha podido prescindir de él de cara a la tercera entrega de la serie, Guardianes de la Galaxia Vol. 3, que se desarrollará posteriormente a Vengadores: Endgame, la cinta que pondrá fin a las Fase 1 a 3 del UCM.
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