La edad de oro del rol - Señor de los Anillos, Cthulhu, Star Wars, Stormbringer...
Todavía me cuesta imaginar cómo los juegos de rol alcanzaron tanta popularidad a principios de los años noventa en nuestro país. Más aún si tenemos en cuenta que Dungeons and Dragons (no la serie de dibujos animados, sino el juego original de Gary Gygax) no tuvo ninguna repercusión. Hoy, seguro que a la salida del cine después de haber visto Ready Player One, o quizá la primera temporada de Stranger Things, habrá muchos que se sumen al carro, pero ¿a qué rol jugábamos "de verdad" en 1992?
En mi caso, lo tengo muy claro. Éramos un grupo bastante pequeño: Santi, Emi, Ángel (el primo de Santi, que no siempre estaba disponible porque vivía en Torrelavega) mi hermano y yo, y comenzamos por los juegos de tablero como Hero Quest. Poco a poco nuestro espíritu aventurero -el de unos más que el de oros- nos empujó a probar cosas más sofisticadas. Yo le pedí a los Reyes Magos el RPG de El Señor de los Anillos, cuando aún iba leyendo por Las Dos Torres (que en aquella época El Señor de los Anillos no era una trilogía de películas, sino lectura de la buena) y unos dados. Ojo, que los más "insider" lo llamaban MERP (Middle Earth Role Playing) y se pasaban a otra "cosa" llamada Rolemaster, que era aún más complicado.
Yo empecé a dirigir partidas, y a participar como jugador en las de los demás. Santi, que se hizo con el manual de Stormbringer por métodos dudosos -vamos, que lo pidió prestado y no lo devolvió- se convirtió en un entusiasta de la obra de Michael Moorcock (sobre todo Elric de Melniboné y Hawkmoon). Y mi hermano y Emi, más bien empujados a ello, creo que prepararon partidas de La llamada de Cthulhu (rol en los mundos de Lovecraft) y Aquelarre (ambientado en el medievo español). Pero hubo mucho más.
Eran unos años locos, en que podías sacar juegos nuevos de la biblioteca para probar cosas como 007, Star Wars, Paranoia, Car Wars, RuneQuest... parece mentira que la editorial Joc Internacional (que hizo un estupendo trabajo con la edición de estos manuales y sus correspondientes módulos) encontrara mercado para tantos juegos. La fiebre de aquellos años era tan intensa que hasta nos apuntábamos a Jornadas de Rol, para pasarnos el día entero jugando con otros chavales.
Pero, como suele ocurrir con casi todo, con la misma velocidad que los juegos de rol se habían extendido, comenzaron a desaparecer. En nuestro país, el primer golpe lo asestó el "asesino del rol", que acabó con la vida de Carlos Montero, en una parada de autobús, mientras jugaba una partida a un RPG inventado por él mismo. Aquello fue un festín mediático, que hizo bastante daño a industria y jugadores.
En nuestro caso, además, fuimos llenando las partidas de bromas privadas y guasas, hasta que casi era imposible jugar. Y nos pasamos a los salones recreativos, el cine, el burger... y esas cosas que hacíamos los adolescentes de hace ¡un cuarto de siglo! ¿Ya hace 25 años de aquello?
La fiebre por los juegos de rol se fue apagando poco a poco, y su espacio lo cogieron otras aficiones paralelas. Primero llegaron los juegos de cartas coleccionables (sobre todo Magic The Gathering y Doom Trooper) y con el tiempo, los juegos de miniaturas de Games Workshop: Warhammer, Warhammer 40.000 y Blood Bowl. El caso es que con el paso del tiempo se han intentado recuperar.
La llegada de Advanced Dungeons and Dragons, y la reedición de los juegos de Joc volvieron a atraer la atención de los veteranos, pero dudo mucho que haya muchos jóvenes que se hayan apuntado a la moda. ¿Creéis que estoy loco? Pues tirada de cordura... 25, la supero sin problema y es mi turno de ataque.
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