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El infierno de ir de tiendas

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En estos pasados días de paz, amor y tarjetas de crédito me he paseado bastante por diversos centros comerciales y grandes superficies (como muchos, supongo). Ya sabéis que el amor y la felicidad sólo tienen sentido sin van envueltos en un buen papel de regalo… Con los pasillos llenos y la gente comprando en masa, he oído de todo en las zonas de videojuegos de las grandes superficies (me ha tocado comprar varios juegos y un par de consolas). Prudente que es una, he aguantado el impulso de meterme en las conversaciones entre vendedores y clientes, por aquello de no dejar mal a nadie. Pero he oído cosas que ponen los pelos de punta.

Por ejemplo: “Si no me dice para qué consola quiere Gran Turismo 6 no se lo puedo encontrar”. “Las figuras de Disney Infinity que tenemos ahora sólo son para la Wii”. “Usted sólo mire en los juegos que pone DS, porque usted tiene la 2 y los otros son sólo para la 3”“Si se lleva la PS Vita 3G necesita una tarjeta SIM para que funcione, sí la del teléfono”. "Para un chico de 13 años, descarte los juegos que pone +3: son para los pequeños". Seguro que vosotros me podéis contar alguna perlita más del mismo corte…

En honor a la verdad, en una de estas tiendas sí había un chaval que sabía de lo que hablaba (aunque no estuviera de acuerdo con algunas de sus opiniones). En su camiseta ponía “experto en videojuegos”, era de un color distinto a la de los trabajadores del centro y en el pecho llevaba el logo de una compañía de videojuegos…

El infierno de ir de tiendas

El infierno de ir de tiendas
No es que me sorprenda, porque esto siempre ha sido así. He visto vender juegos de PC para el Mega CD, porque “pone CD-ROM”. Y hace años oí a un vendedor decir que la única diferencia entre la Game Boy Pocket y la Game Boy Color era que la Color se vendía de muchos colores y la Pocket sólo en gris…

Vamos, que este mal no es nuevo aunque sí que sorprende que hoy día, cuando las palabras consolas y videojuegos son de dominio público y no argot especializado; que hoy día, cuando los videojuegos mueven más dinero que el vídeo y la música juntos, en las grandes superficies sigan sin tener vendedores que sepan lo que venden. ¿Tan difícil es encontrar un vendedor que entienda de juegos y esté en el paro? Esta pregunta retórica me recuerda a un amigo, antiguo colaborador de Playmanía, que trabajaba en unos grandes almacenes y le tenían vendiendo botones en la mercería, aunque había pedido incontables veces el traslado a videojuegos...

Viendo esta situación me pregunto qué pasa con el resto de departamentos. ¿El señor de los frigoríficos sabe de frigoríficos? Yo de lavadoras no entiendo y cuando me compré la mía me fié del vendedor… ¿Qué leches habré comprado? (aparte de entera y semi ;-) ¿Alguna de las personas que se ofrecen a ayudarte a elegir la tele, el horno o la vitro sabe de qué está hablando? Imagínate la de goles que nos colarán a los sufridos clientes, que nos ponemos en sus manos suponiendo que saben de lo que hablan…

En una ocasión, en una cadena de tiendas de animales, pregunté por un erizo. En realidad sólo quería saber el precio. Le expliqué al vendedor que soy alérgica a los roedores y todo serio y con cara de tristeza me dijo “qué pena, entonces tampoco puedes tener un erizo”. Me dio tanta vergüenza ajena que no le saqué de su error… Por si os lo preguntáis, basta con mirarle el morro para comprender que no es un roedor. Y hablamos de una tienda de animales, que qué menos, digo yo, que leerte alguna cosita de los bichos que vendes, lo justito para informar al cliente y tenerlos cuidados mientras tanto. ¡Qué pena de animalitos!

Es curioso que justo cuando más sufre el comercio tradicional por el auge de las compras online menos preparación haya en las tiendas. A mí, que soy del siglo pasado, me gusta ver lo que compro, me gusta preguntar y que me contesten, que me ofrezcan alternativas… Me gusta ir de tiendas, vamos. Mucho más que clicar en “comprar”. Pero con vendedores así se me empiezan a quitar las ganas. Pero no las ganas de ir de tiendas, las ganas hasta de comprar.

Si te pones a buscar en Internet información sobre el lavavajillas perfecto te puedes volver loco (yo tuve pesadillas cuando buscaba el carrito del niño, ¡quién iba a decir que había tantas variables!). Y si vas a la tienda te pueden vender algo más de lo que necesitas o algo menos de lo que quieres. Incluso te pueden vender un erizo con incisivos de conejo… Por suerte, no necesito que me recomienden un juego de PS3 para un niño de 12 años, o que alguien me asesore sobre qué headset comprar o que me explique las diferencias entre un GOTY y un Platinum (según el vendedor, ninguna, sólo el precio). Incluso me aclaro yo solita con lo de los packs de PS Vita 3G o Wifi, con o sin tarjeta, con juego o con voucher (y eso que hay que hacer un máster, de la variedad que hay).

Yo tengo esa suerte, pero me imagino lo mal que lo han debido pasar los sufridos padres, tíos o abuelos cuando han ido a comprar el Call of Duty Ghosts para 3DS (hay veces que el que pide tampoco se entera) y el de la tienda le dice que está agotado… ¿Cuántos sitios más visitarían hasta que alguien les dijera que ese juego no ha salido en 3DS? No me extraña que las colas para comprar videojuegos en tiendas especializadas se salieran del local en estos días. Al fin y al cabo, yo nunca me he encontrado con un vendedor tan torpe en una tienda especializada…

Estoy segura de que en todas partes hay buenos vendedores, que saben de lo que hablan. Profesionales que te asoran, te escuchan y te sacan de dudas. Seguro que hay más de lo que parece. El problema es que si quiero asegurarme de que me ha tocado el bueno, antes tengo que hacer un cursillo acelerado del producto en cuestión para pillarle en un renuncio. Y, de verdad, me da una pereza tremenda ponerme a empollar sobre hornos… El mío ha gratinado ya su última lasaña. ¿Alguien me recomienda algún modelo?

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