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Problemas con el código PEGI y los "juegos de matar"

Niños jugando

El otro día, una vecina me encaró y me preguntó si yo, como yo “tenía mano” en esto de los jueguitos, podía hacer algo. Que me quejara para ver si así dejaban de “fabricar” videojuegos tan violentos. Que todos son de matar y no le gusta que sus hijos jueguen a eso… ¡Y están todo el día!

Está claro que le sonaba que yo tenía algo que ver con esto de las “maquinitas”, pero así, como de pasada. Y no le importó mucho que le dijera que yo “no tengo mano”, ni trató de entender lo que hago, que intenté explicárselo, conste. Ella seguía erre que erre. Ella lo que quería es que se hicieran juegos educativos, que enseñaran valores, que fomentaran el juego en equipo, la creatividad… (y me preguntó si había alguno de matemáticas, que el mayor las lleva muy mal).

Videojuegos violentos

No le sentó nada bien que le dijera que si sus hijos juegan a juegos violentos, inadecuados o con contenidos que desaprueba, no es culpa ni de la consola, ni de los que “fabrican” juegos ni de los que hablamos de ellos. Que la única responsable era ella… Eso sí, se lo dije con cariño, así, con cuidadín, tratando de no ofenderla. Creo que no me entendió del todo, pero aun así, me echó la típica mirada de “vaya madre que debes ser”. Sí, de las malas madres.

Aguanté el tipo. Le expliqué que el numerito que aparece en la carátula se llama PEGI y es un código que indica la edad recomendada y que... ¡No me dejó terminar! Rápidamente saltó con eso de que mis hijos son muy listos y a ver qué hacen ellos con un juego de +3, +7 o +12, se lo acabarían en un pispás… Lo que tienen que hacer es juegos para mayores, pero sin tantos tacos y tanta sangre

Código Pegi
Código Pegi

¿Os imagináis mi cara de estupor? El resto de la conversación supongo que también os lo podéis imaginar, claro. Sus hijos son muy listos y ella no tenía la culpa de que dedicaran su tiempo a juegos de matar, porque son, claro, los que ellos le piden. ¿Qué puede hacer ella? Lo que deberían hacer es dejar de fabricarlos y punto. Que además, están todo el día encerrados en casa y soltando palabrotas con los auriculares puestos… En fin. Ya no digo más. 

La cuestión es que esta historia me ha hecho darme cuenta de que tener un PEGI en la caja de los juegos no es suficiente. Es imprescindible explicarlo correctamente. Los que hayáis ido a comprar juguetes para niños pequeños estaréis más que acostumbrados a mirar la edad recomendada, entendiendo con ello que es la edad a la que el niño está preparado para disfrutar con el juguete. 

Pasa igual con los juegos de mesa y hasta con los LEGO. Así que sí, entiendo la confusión. Sobre todo cuando vienes de la inercia de comprar juguetes y cuando, todavía, hay mucha gente que considera los videojuegos como tal. 

Si a tu hijo de 10 años le compras este LEGO de +9 y se lo monta en dos tardes, piensas que el siguiente que le compres estará recomendado para más edad...
Si a tu hijo de 10 años le compras este LEGO de +9 y se lo monta en dos tardes, piensas que el siguiente que le compres estará recomendado para más edad...

Y no parece que mi vecina sea una excepción. Estuve investigando un poco y resulta que esta confusión es frecuente. La he visto en foros de padres, en redes sociales…  Hasta encontré un blog para la prevención de ludopatías, que trataba de aclarar este matiz, llegando a decir que aunque haya juegos con un +3 no es que niños tan pequeños puedan jugar con ellos. Eso, en un artículo de "advertencia", aclarando dudas, después de haber publicado ya antes una entrada previa explicando qué es el PEGI.

Es verdad que la industria ha hecho lo posible por tratar de transmitir que los videojuegos son como cualquier otro producto cultural, como los libros, las pelis, las series, la música o el cine. Son para todos y, por lo tanto, hay de todo. Pedir que no hagan videojuegos violentos viene a ser como pedir que no se escriban novelas violentas, que no se graben series violentas, que se erradique la violencia del cine y prohíban el heavy metal (que también hay quien dice que es sinónimo de violencia).

Heavy Metal

Sin embargo, me da la sensación de que tenemos parte de culpa, de que no hemos sido capaces, entre todos (jugadores habituales incluidos), de transmitirlo correctamente. Primero, explicar que la recomendación por edad no tiene que ver con la dificultad o la habilidad, sino con el contenido. 

Segundo, que no es un código prohibitivo, es una recomendación. Es decir, no está prohibido que un niño los compre, por lo tanto, si un niño accede a un videojuego no adecuado para su edad, la responsabilidad es de los padres, nunca del que vende o fabrica. 

Tercero, los videojuegos tienen muchas virtudes, incluso los “de matar”, y pueden ayudarnos a mejorar la coordinación, estimulan la creatividad, favorecen la toma decisiones, facilitan la cooperación…

Se hacen muchos intentos para que el público ajeno al videojuego entienda lo mucho que los videojuegos tienen que ofrecer, además de diversión. Ahí tenéis la interesantísima página de AEVI, The Good Gamer

The Good Gamer

Pero de poco valen todo estos intentos si nosotros, como jugadores, no ayudamos a difundirlos. A lo peor, no nos estamos explicando del todo bien. A lo peor, aunque somos conscientes de lo que es un videojuego y de todo lo que puede aportar, lo tenemos tan interiorizado, nos parece tan obvio, que no sabemos explicarlo. 

Es más, como ocurre hoy en en día con casi todo, en cuanto alguien lo pone en duda saltamos como un resorte, cargados de santa indignación, sin pararnos a escuchar lo que dicen los demás… Que a lo mejor, su parte de razón tienen. 

Personas con y sin discapacidad intelectual disfrutando juntas de los videojuegos. Liga eSports Unificados
Personas con y sin discapacidad intelectual disfrutando juntas de los videojuegos. Liga eSports Unificados

Cuando mi vecina se desfogó, la mujer había tenido un mal día y entrar en casa y oír a su hijo de 15 soltando todo tipo de improperios no le calmó los nervios precisamente, le expliqué exactamente lo que era eso de la edad del código PEGI. Y hasta le detallé lo de los simbolitos de detrás de las cajas. 

Como se había sentido escuchada y no encontró resistencia a sus quejas, fue más receptiva a mis recomendaciones. Ponles un tiempo para jugar, exige que terminen antes sus tareas… ¿Porqué no pruebas a jugar con ellos alguna vez? A mí me castigaban sin salir, ahora estoy valorando si castigar al mío con no entrar… 

Acabamos bien, le recomendé unos cuantos juegos, le expliqué que los "juegos de matar" no son malos per se (¿de qué iba lo de jugar a indios y vaqueros?). Nos echamos unas risas y los videojuegos habían dejado de ser los culpables de todos sus males, que es muy humano volcar toda nuestra frustración en lo primero que se nos pone a tiro… (hablando de violencia)

En el fondo de los grandes conflictos suele haber desconocimiento. Y debería ser la obligación de los que tienen ese conocimiento combatir la ignorancia. No siempre es así, claro, pero sería lo suyo. Muchos problemas se pueden resolver escuchando, poniéndose en el lugar del otro e invitándole a mirar un poco más allá... 

Os voy a pedir un favor. Cuando alguien os venga con esta historia de que los videojuegos son demasiado violentos o que deberían estar prohibidos para los niños o cualquier zarandaja de esas, escuchadle.  No perdáis los papeles si parece que os acusa de ser parte del problema. Sed pacientes y sacadle del error. 
Muchas veces no es más que ignorancia. Si os sirve el dato, recordad que la Biblioteca Nacional ya ha puesto en marcha su plan de recuperar y conservar el videojuego dentro de su fondo documental. Tan malo, no puede ser esto de los jueguecitos… 

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