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PS Vita y la inteligencia emocional

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PS Vita es una consola de gran calidad, con muchísimas opciones y una impresionante tecnología rodando detrás de su gran pantalla OLED (por ahora). PS Vita, sobre el papel, tiene todas las papeletas para convertirse en la portátil de referencia, en un codiciado objeto de deseo. En la práctica, ese papel que la podía encumbrar como la mejor portátil de todos los tiempos, está tan mojado que se desdibujan los números de la rifa. Las ventas de la consola no terminan de despegar.

Sería fácil culpar a la crisis y decir que no es el mejor momento para vender tecnologías punta. Pero es que otras tecnologías sí se han vendido bien en crisis, aunque sea para cubrir “necesidades” tan vacías como tener un móvil con la pantalla más grande o con cuatro pijadas nuevas de sistema operativo. Vale que la crisis puede ser la culpable de que PS Vita no haya roto stocks, pero no es la culpable de que sus ventas sólo lleguen correctas, pese a que juega de mano y lleva buenas cartas.

Siempre he dicho que lo que importa de una consola no son los bits de su procesador, los polígonos que mueve, los millones de colores o la compresión de audio. Lo que importa de una consola son los juegos. Podríamos hablar de consolas geniales que pasaron a mejor vida por no tener los juegos adecuados. Los juegos marcan la diferencia, porque por mil cosas que pueda hacer una consola, de primeras sólo importa una: jugar. Y está claro que PS Vita tiene en este punto un buen problema.

Cuando pensamos en el catálogo de PS Vita la sensación es que no es lo suficientemente grande, variado y espectacular como para convertirse en una prioridad de compra. Si lo analizamos con calma encontramos juegos de calidad más que sobresaliente, compatibilidad con los clásicos de PSone y con PSP, un montón de clásicos de PS2 en HD que se ven mucho mejor que en la propia PS2… Pero falta emoción. Parece que sólo Sony le pone chispa a la cosa, con sus “uncharteds” y “killzones”, pero es más que obvio que no es suficiente para hacernos salivar. El resto de compañías parecen quitarse de en medio, soltando alguna miguita de vez en cuando, pero haciendo cosas tan raras como no lanzar un F-1 o un PES (que sigue saliendo para PS2) o sacando ediciones HD incompletas. Si algo han demostrado los "Triples A" de Sony es que la consola es capaz de poner en nuestras manos (literalmente) juegos que pueden competir con PS3.

El caso es que si miras más tranquilamente el catálogo de PS Vita descubres que está lleno de pequeñas joyas. Y lo de pequeñas viene de que casi todas son descargables de pocos megas y ajustado precio. Eso sí, pocos de esos juegos son de los que te emocionan y te marcan. De los que quieres acabar cuanto antes, al tiempo que te da pena que se terminen… Los hay, conste, pero no es suficiente. Una de las razones que te hace desear algo es la emoción, la expectativa de estar ante algo que te entusiasme ("hype", diríais vosotros). Y PS Vita se está quedando algo corta en cuanto a emotividad…

¿Y de prestaciones? Va sobrada, diría yo. Lo típico que podemos hacer con un smartphone lo podemos hacer con PS Vita. Desde usarla de despertador a navegar por la red o dejar nuestra impronta en redes sociales. Chat de voz, foto y vídeo, descarga de pequeñas aplicaciones y minijuegos vía PS Mobile… Eso sí, PS Vita tiene una  limitación que no tienen los smartphones. Y no me refiero a hablar por teléfono, que eso ya lo hacían los zapatófonos de hace un par de años. Resulta que PS Vita no tiene memoria interna. No hay sitio ni para salvar una partida, no te digo si lo que quieres es descargar juegos y apps a tutiplén… Otros dispositivos ofrecen una sencilla solución: tarjetas de memoria SD de todos los tamaños (estándar, mini, micro…). PS Vita también, pero su tarjeta de memoria es “propietaria” (creo que se dice así), es decir, exclusiva. Y eso significa un precii elevado. Tengo un dispositivo pensando para “comunicarme” y descargar todo tipo de contenidos, pero no tengo espacio para hacerlo…

Y es que otras de las grandes virtudes de PS Vita son sus “cross”. Ya sabéis, lo del cross play, cross buy, cross save, cross controller… Estos “cross” se “cruzan” en PS3 (y lo harán en PS4), proponiendo combinaciones tan atractivas como comprar un juego en PS3 y podes descargártelo gratis en PS Vita (cross buy). Eso sí, ¿dónde lo vas a guardar?

Sony parece consciente de esta circunstancia y se esmera en buscar soluciones. Por ejemplo, incluir tarjetas de memoria en los bundles con juego. A 200 euros está el pack de consola + Killzone Mercenary (en descarga) + 8 GB de memoria. Exactamente el mismo precio que la consola en su versión 3G sola o la consola con otro juego o con el Megapack… No sé a vosotros, pero a mí estas cosas me vuelven un poco loca. Yo ya tengo PS Vita, pero si me tuviera que comprar una, ahora mismo no sabría por dónde empezar… Haced el ejercicio de buscar en distintos comercios, de comparar precios, bundles y ofertas especiales y descubriréis que es un sindiós… Eso sí, en todos los packs la tarjeta de memoria es de 8 GB, imprescindible si os queréis beneficiar de las ventajas de PlayStation Plus y sus juegos gratuitos, del cross buy y de las aplicaciones gratis (que las hay) de PS Mobile

Me tiene la cosa un poco descolocada. Mejor, dicho, desconsolada. Veo una consola con posibilidades enormes de divertir a grandes y pequeños. Con un catálogo algo escaso, pero de enorme calidad (desde Uncharted a Killzone Mercenary, pasando por Rayman Legends, Dragon’s Crown o Soul Sacrifice) y con opciones nunca vistas en una portátil (desde juegos gratis en PS+ y PS Mobile a conectividad con redes sociales) y, sin embargo, no termina de despegar.

Veo dos soluciones, aunque seguramente no sean tan fáciles de poner en marcha como a mí me parecen. Primero, 16 GB de memoria en el paquete (déjame experimentar lo que mola descargar apps y juegos y pasándolos de PS3 a PS Vita). Segundo, que Sony "sugiera" a las third parties, de manera más o menos cariñosa, que trabajen para la portátil. Que hagan juegos que emocionen, juegos que entren por los ojos, por los sentidos. Juegos grandes.

No sé qué pensaréis vosotros sobre PS Vita y, la verdad, me gustaría saberlo. A mí me parece una consola tan buena que no entiendo que no funcione mejor. A lo mejor sí que es la crisis la que nos encoje los impulsos… A lo peor es tan sencillo como que PS Vita es “fríamente” una consola soberbia, pero tiene muchos problemas de “inteligencia emocional”. Y todos nosotros sabemos que, hablando de arte, la emoción es más importante que la técnica… Qué lástima que no haya más gente que se moleste en conocer a PS Vita. Es de esos amigos que parecen fríos, pero que una vez les coges el punto te das cuenta que son más divertidos que el chistoso del grupo.

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