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¿Quién me ha robado el manual?

Fire Emblem Three Houses

¿Qué tal esas vacaciones? ¿Habéis hecho cosas interesantes? Yo tenía previsto jugar hasta desgastarme los pulgares y, al final, he jugado menos de lo esperado… 

De hecho, me he quedado enzarzada en un juego que mi hijo llevaba meses insistiendo en que me lo tenía que jugar. Dándome una brasa que no os podéis imaginar. Tan harta me tenía que no me ha quedado otra que darle caña a Fire Emblem: Three Houses

Lo gracioso del tema es que él lo jugó en su día por mi insistencia. Sabiendo las cosas que le gustan, estaba segura de que le iba a enamorar. Le costó arrancar, pero ahora es su juego favorito. Y me ha devuelto el favor. 

Sí le que le había echado un ojo, pero no se puede decir que me hubiera puesto en serio con él (el día no tiene horas para todo). Sabía perfectamente que era un juegazo y conocía la saga lo suficiente como para intuir el éxito que iba a tener con mi chaval. Aunque me quedé corta. 

Además, me lo he tenido que jugar con prisas, que la edición física que tenía era de un amigo suyo y se lo quería devolver a la vuelta de las vacaciones (no me iba a dejar su Switch con su edición digital y quedarse él a verlas venir). 

Tengo que decir que me ha emocionado, me ha encantado y me ha parecido una genialidad, lo mires por donde lo mires. Estoy a la caza de una edición física para tenerlo disponible, que creo que me voy a jugar las otras rutas… Él quiere que consiga la edición especial (si alguien la vende en buen estado y a buen precio, que me contacte).

Además, nos ha servido para echarnos alguna que otra charla filosófica sobre el bien y el mal, porque en Fire Emblem: Threes Houses no hay buenos y malos, si no una variada escala de grises que, según me cuenta él, plantea profundos debates en internet… 

Lo dicho, un señor juego (de lo mejor de Nintendo Switch). Muy, muy profundo y con muchísimas posibilidades y tantas opciones tácticas, de combate y de evolución de los personajes que he tenido que pedirle ayuda alguna vez, para que me explicara cosas de técnicas, batallones, magias, habilidades y armas especiales. 

Me he dejado tantas cosas en el tintero, que también yo estoy deseando jugar las otras rutas (como ha hecho él varias veces), a ver si desentraño todos sus misterios. Y, sabéis qué os digo, Fire Emblem: Three Houses ha conseguido que me acuerde de los manuales y que los eche de menos. 

Manual incluido en la edición física de Pang Adventure Buster de Switch
Manual incluido en la edición física de Pang Adventure Buster de Switch

Nunca he sido de hacer mucho caso a los manuales. Soy más bien de las de probar y, cuando todo falla, mirar las instrucciones. Supongo que mucho de esto me viene de aquellos años mozos en los que a redacción llegaban los juegos sin instrucciones de ningún tipo (incluso sin instrucciones de montaje, que no veas que gracia montar las eproms).

A veces, no sabías ni de qué iba la vaina cuando metías el juego por primera vez en la consola. Hace 30 años las cosas no eran como ahora y no se sabía todo de los juegos meses antes de que salieran. Llegabas virgen a la experiencia, sin prejuicios ni ideas preconcebidas. Un tema para otro día.

Incluso me ha tocado jugarme alguna cosita en japonés… Y no, no entiendo el japonés. Con el Soleil de Mega Drive me quedé atascada de la manera más tonta. Probé de todo… menos a saltar en el felpudo de la puerta del jefe de la aldea (cosa que descubrí en la versión traducida). Vamos, que estoy acostumbrada a jugar a ciegas.

Sin embargo, no puedo evitar sentir la sensación de que al quitarnos los manuales nos han robado algo. Y no es por tener el librito en la caja (que también), es por lo emocionante que era echarle un vistazo a las páginas del manual. Esa lectura rápida nos ponía en antecedentes de habilidades armas, enemigos… Hoy, algunos dirían que eran un spoiler, ¿los quitarían por eso?

Eran una manera de anticipar la emoción de jugar y algunos eran auténticas obras de arte, bien por su diseño, bien por sus textos (recuerdo el manual de Croc y era un despiporre). Y ya, cuando incluían mapas y cosas así…

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Pero, además de eso, eran prácticos. Vale que en un Mario no hay mucho que explicar y que en la mayoría de los juegos de acción con unos tutoriales bien puestos te enteras de todo, pero, a veces, un buen manual nos puede ayudar a disfrutar de todo lo que de verdad esconde el juego.

Como me sentía un poco presionada con el Three Houses, debo reconocer que me pasé los escasos tutoriales a toda leche y que no presté mucha atención a las pantallas de información, que no parecían venir a cuento de lo que me esperaba. Pero lo cierto es que hubo momentos en los que le hubiera echado un ojo al manual de haberlo tenido. 

Cuando mi señor marido insistió, hace mil años, en que me jugara Age of Empires II, estuve a punto de abandonar a la primera de cambio. Entre que el PC me tiene manía y las millones de cosas que había que hacer, me sentían más perdida que Carracuca. Ahora es de mis juegos favoritos de todos los tiempos.

No necesité el manual en papel, porque tuve un manual humano: él se sentó conmigo a explicarme cosas. Lo mismo que hizo mi hijo este verano (aunque se explique mucho peor). Eso sí, mientras con Age of Empire II tenía la opción de acudir al manual de verdad, con Fire Emblem no hubiera podido… Ni casi con ningún otro juego actual

¿No os ha pasado dejar aparcado un tiempo un juego un pelín complicadillo y no volveros locos meses después al retomarlo porque no os acordáis de los controles (y no me refiero a los botones)? A mí me pasa mucho y detesto a sensación. He llegado a volver a empezar algún juego, por aquello de que sé que se me olvida algo… 

death stranding embargo 1 nov 6

Teniendo en cuenta el pastón que nos cobran por los juegos, lo de “sisarnos” el manual se me hace de una racañería exquisita. Sé, mejor que nadie, que hacer productos en papel es laborioso y costoso, que requiere unos tiempos mayores, una localización extra y una producción localizada. Sí, no es barato ni fácil. 

Pero hay juegos que no deberían venderse sin manual. Bueno, ninguno debería venderse sin manual. Si los juegos “pequeñitos”, con menos nombre, con menos ventas, los juegos nicho, se pueden editar con manual y hasta con extras, ¿por qué los grandes no? Y los hay, pero son los menos, por desgracia.

Solo habría que replantear el modelo de negocio y ajustar un poco más el presupuesto. El problema es que, quizá, sería un aliciente para la compra en físico, cuando lo que quieren es pastorearnos, despacito, hacia los pastos digitales… ¿Soy demasiado malpensada?

Cuando los usuarios empezamos a transigir con la ausencia de manuales, marcamos el camino del que ya es muy difícil salirse. Y no pasa solo con videojuegos. 

Mi hijo, el plasta del Fire Emblem (y no sabéis hasta dónde me tiene con Pokémon), empezó a leer gracias a los videojuegos y sus primeras lecturas en papel fueron manuales de juegos de DS, fueron sus cartillas de aprendizaje. 

Echo de menos los manuales. La sensación de anticipación, la posibilidad de prolongar la experiencia revisándolos por si se te había escapado algo nuevo. Abrir la caja y verlos (aunque volver a meter los de Game Boy y Super Nintendo sin arrugarlos era un infierno). No sé, parecía que comparabas algo más que un juego… 

¿Son imprescindibles? Pues no, pero estamos cediendo tanto, en tantas cosas, que no me quito esa extraña sensación de que, para algunas cosas, todo era mejor antes. ¡Qué antigua!

Debe ser una sensación de muy pocos (aunque nos creamos muchos), porque de lo contrario, esto no habría pasado. Así, poco a poco, casi en como si nunca hubieran existido. Parafraseando a Sabina, ¿quién me ha robado el manual?, lo guardaba en la caja, donde guardo el corazón.

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