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Siento una perturbación en la Fuerza

José Luis Sanz

imagen por defecto contenido opinión

El Halcón Milenario estaba cruzando el espacio con destino a Alderaan con Obi Wan, Luke Skywalker, Han Solo, Chewbacca, R2-D2 y C3-PO a bordo cuando el caballero Jedi tuvo que sentarse. En ese momento, y mirando a Luke Slywalker, el viejo compañero de Anakin en las guerras Clon le dijo a su joven Padawan una frase que quedaría para la historia: "siento una perturbación en la Fuerza".

Siento una perturbación en la Fuerza

Ni soy Obi Wan ni tengo midiclorianos en sangre, pero llevo sintiendo una perturbación en la Fuerza desde hace algunos meses. No muchos, pero los suficientes como para empezar a creer que estamos asistiendo al final de un ciclo, de una era.

Hasta hace bien poco, el mundo de los videojuegos vivía plácidamente en su rancho con un modo de vida heredado de cuando el sector dio sus primeros pasos en la década de los 70: una compañía desarrollaba una consola, luego aparecían equipos de desarrollo por doquier que programaban juegos para ese aparato, una vez terminados se fabricaban (en cartucho, CD, DVD, BD, etc.), luego una legión de camiones los llevaban a las tiendas y allí, nosotros, los consumidores, los comprábamos tan felices.

Con la llegada de Internet (al principio) tampoco cambiaron mucho las cosas: una compañía desarrollaba una consola, luego aparecían equipos de desarrollo por doquier que hacían juegos para ese aparato, una vez terminados se fabricaban (en cartucho, CD, DVD, BD, etc.), luego unos pocos camiones menos los llevaban a las tiendas y allí, nosotros, los consumidores, los comprábamos tan felices.

Con el asentamiento (no masivo) de Internet tampoco cambiaron mucho las cosas, aunque algunos tenían la mosca detrás de la oreja (¿Valve?): una compañía desarrollaba una consola, luego aparecían equipos de desarrollo por doquier que hacían juegos para ese aparato, una vez terminados se fabricaban (en cartucho, CD, DVD, BD, etc.), luego muchos camiones menos los llevaban a las tiendas y allí, nosotros, los consumidores, los comprábamos tan felices (en menores cantidades).

Es decir, las compañías seguían pensando que la cosa funcionaba por que sí y si un año se vendía menos, no era cuestión de preocuparse: ¿Internet, piratería...? Seguro que al siguiente la cosa mejoraría. Pero no mejoraba.

Y entramos en la crisis de 2008, con Internet desbocado. Y empezamos a leer noticias de equipos de programación importantes que cerraban sus puertas después de 10, 15 ó 20 años en activo. ¡¡Una tragedia!! "Bueno, seguro que se pasará", pensaban muchos. Pero no. La crisis no se iba. Era pertinaz y con cada mes que pasaba, se minaban más los planes de futuro de las grandes corporaciones, con descensos en las ventas, con pérdidas en vez de beneficios y con sagas que se enterraban para siempre... Ahora, todo el mundo tiene claro que no todo era culpa de la crisis. Que había mucho más.

¿Y en qué consiste la perturbación en la Fuerza? Muy sencillo. El mundo ha cambiado, Internet ha entrado en nuestras vidas dando un golpe en la puerta que la ha hecho añicos y ha transformado todo lo que se suponía que era nuestra realidad en vagos recuerdos del pasado. La percepción del valor que tenemos de las cosas y, por ende, de los videojuegos, ha cambiado. Lo que antes era caro ahora es carísimo. Lo que antes era barato ahora nos parece caro y precios cercanos a los 5€ ya nos hacen dudar de si gastarlos o no.

Además, Internet ha hecho que los camiones que llevaban los juegos desde las fábricas empiecen a ser especies en vías de extinción, que GAME (internacional) haya estado a puntito de cerrar, que Gamestop esté buscando salidas digitales, que algunos formatos físicos (música, cine, libros...) dejen de tener sentido y el ya, el aquí y el ahora se impongan gracias a la tozuda realidad de las nuevas tecnologías y sus tiendas virtuales. Tiendas virtuales, por cierto, que nos han acostumbrado a decenas de lanzamientos (buenos y malísimos) a la semana. Y muchos de ellos, gratis.

Para redondear el cuadro del fin del mundo, las cifras empiezan a refrendar esa impresión: el modelo clásico de vender videojuegos no hace más que dar pérdidas mientras otros mercados emergentes empiezan a llamar la atención de todo el mundo. Grandes, pequeños, expertos, novatos... ¡¡todos!!, estamos cambiando nuestras costumbres a marchas forzadas, adaptándonos tan rápido como podemos. ¿50€ por un juego? Quita, quita. ¡¡Qué caro!!

Siento una perturbación en la Fuerza

El caso es que veo cosas extrañas. Sony y Microsoft no dicen nada en el E3 2012 sobre su Next-gen, salvo el movimiento de comprar Gaikai y su servicio de juego en streaming (¿PS4, Android...?), PS Vita no tiene lanzamientos importantes a la vista en cantidad y calidad como para ilusionarnos. Nintendo es la única que mantiene con vida a 3DS con sus rediseños y franquicias propias, que siempre son bienvenidas... y hables con quien hables, algunas de las empresas de siempre están recogiendo velas para ver, siquiera, si son capaces de sobrevivir.

No sé vosotros, pero yo veo que algo va a pasar. Tiene que pasar. Que alguien está a punto de dar un bandazo espectacular para darle otro aire y otro ritmo al mercado de los videojuegos porque tal y como está montado el chiringuito no aguanta. Quiero pensar que Sony, Microsoft o Nintendo están pensando en algo grande, muy grande, que va a dirigir este mercado hacia el futuro y va a garantizar que los más gamer sigamos viciados. Esto es, al menos, lo que me dice "la perturbación en la Fuerza que siento". Veo cosas extrañas.

¿Y si no es así? Pues entonces llegará el fin del mundo para el mercado de los videojuegos por que la crisis tiene la culpa, pero no tanto. Hay mucho más. Y es que, como dijo Einstein: "si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".

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