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Videojuegos, cine y sensibilidades

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El último trailer del prometedor Medal of Honor Warfighter incluye una escena que rememora con descaro los atentados del 11 M de Madrid. La polémica está servida.

El viernes estuve viendo la nueva película de Batman (por cierto, Dani, coincido en casi todo con tu crítica, pero no te perdono que no hicieras una mención especial a ese monstruo de la interpretación que es Michael Caine, que no se toma ningún papel a broma). Como he intentado no enterarme mucho del argumento (atentos, SPOILER, si no habéis visto la peli saltaros este párrafo) no me esperaba que la trama de la película girara en torno a un acto de terrorismo descomunal que pone a Gotham/Nueva York al borde del caos, con explosiones, bombas y descontrol absoluto.

Videojuegos, cine y sensibilidades

Quizá sugestionado por la noticia de Medal of Honor, en seguida encontré en las escenas de la película similitudes evidentes con los atentados del 11-S en Nueva York. Y, debido a los juegos extraños e imprevisibles que tiene la mente, empecé a sentirme incómodo al pensar qué sentiría alguien que hubiera vivido esa terrible situación al ver esas imágenes (supongo que en esta ocasión me pilló por sorpresa, al contrario que en los films que ya se han hecho sobre aquellos atentados).

Y, por supuesto, esto mismo me ha ocurrido al ver el trailer de Medal of Honor Warfighter, que por supuesto ya ha venido acompañado de opiniones para todos los gustos. Y entonces empiezan a renacer viejas preguntas que ya me hice hace años tras aquellos dos terribles sucesos. ¿Hay algún límite a la hora de reflejar en propuestas de ficción este tipo de dramáticos acontecimientos? ¿Cuánto tiempo hay que dejar pasar? Y una que me inquieta más, ¿hay quien pueda pensar que los videojuegos tienen menos derecho a hacerlo que las películas? (No entro en lo sucedido en el cine de Denver, puesto que no tenía nada que ver con el argumento ni es el tema de mi reflexión).

Obviamente hay un condicionante crucial: nunca lo verá igual alguien que sufriera directamente las consecuencias de un atentado (en su persona o perdiendo a algún ser querido) que quienes lo vivimos a través de los medios de comunicación. Y a los primeros, por más que pase el tiempo, siempre que se enfrenten a algo que les recuerde de forma tan evidente esos momentos se les removerá algo muy fuerte en su interior.

Recuerdo que tras los atentados de Nueva York, los estadounidenses entraron en una dinámica algo exagerada en la que prohibieron emisiones de películas (algunas por el simple hecho de que aparecían las Torres Gemelas) y hasta canciones que mencionaran a la ciudad de Nueva York. Todo con tal de no herir sensibilidades. En España fuimos bastante más comedidos, pero es cierto que nadie se ha atrevido a abordar los atentados de Madrid en una película hasta que Enrique Urbizu los tomó como base de su trama en la oscura y potente No habrá paz para los malvados... 7 años después. Sin duda, en el caso de Medal of Honor también nos choca que sea alguien "de fuera" quién lo haga.

Es un tema complejo y delicado este de las sensibilidades. Nos pasa incluso en situaciones más cercanas, cuando alguien pierde (o perdemos) a un familiar o amigo y hay gente que evita incluso mencionar su nombre por miedo a provocar que afloren dolorosos recuerdos.

Son emociones tan personales que cada persona tendrá una forma de enfocarlo. La que pueda o sepa. Yo, desde luego, estoy convencido de que lo más sano es afrontar estas situaciones de forma natural, asumiendo que no hacen sino reflejar nuestra historia y nuestra realidad, y escenas como las de Batman o imágenes como las de Medal of Honor Warfighter -al igual que se ha hecho en películas sobre el Holocausto y otras grandes tragedias- sería deseable que no llevarán a grandes polémicas y que cada cuál decida si quiere o no verlas en una propuesta de ficción.

Ahora bien, asumo que habrá mucha gente que no lo vea como yo. Porque, en este caso más que nunca, no solo respeto, sino que comprendo en el más amplio sentido del término que en cuestiones donde los sentimientos intervienen de forma tan brutal cada cuál tiene todo el derecho a actuar y pensar como quiera. Hay pocas cosas más humanas que tratar de evitar el sufrimiento.

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