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Xbox One vs PS4: la guerra no acaba hasta que acaba

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El titular de este blog quiere sacar a relucir dos cosas. La primera, que paso demasiado tiempo cerca de David Martínez. La segunda, y más importante, que no debemos caer en el juicio (más bien, prejuicio) fácil de creer, como parece ser tónica general, que la próxima generación ya está decidida: Xbox One ha cometido demasiados errores y va a sucumbir ante una sólida PS4. Eso es lo que opina la mayoría del personal, ¿no? La diferencia de precio (500 eurazos para la consola de Microsoft, frente a los más asumibles 400 de la de Sony), los estrepitosos errores de comunicación antes y durante el E3, los cambios constantes en la política de conexión online...

Sony ha sabido aprovechar esos traspiés y convertirlos en fortalezas de su consola: no ha parado de recordarnos que es más barata, está más orientada a jugar frente a las aspiraciones "set top box" de One y, en general, está escuchando más lo que piden los gamers.

Xbox One vs PS4: la guerra no acaba hasta que acaba

Sin embargo, en este mundillo de los videojuegos cada vez tienes que estar más en guardia. Como bien sabréis, hace unos días Ubisoft dejaba a todo el mundo patidifuso (incluidos a los propios distribuidores y vendedores en España) al anunciar que Watch Dogs se retrasaba hasta la primavera de 2014. El juego que había levantado la expectación por la nueva generación (y que podría atestiguar hasta qué punto serían potentes estos nuevos aparatos) desde hacía más de un año se iba a perder el comienzo de la transición. Por otro lado, DriveClub, juego exclusivo de PS4, también se retrasaba unos meses. Por tanto, como abanderados exclusivos de la consola en sus primeros días tenemos a Knack y Killzone Shadowfall. No sé a vosotros, pero a mí estos dos juegos me dejan bastante frío. Killzone, en mi opinión, está bastante quemado y Knack... No sé, le falta chispa, enganchar desde el primer momento.

Por otro lado, durante la prueba de Xbox One a la que asistimos hace un par de días, se reafirmaron mis ganas de probar dos juegos exclusivos de esa consola: Dead Rising 3 y Killer Instinct. No me vuelven loco, pero desde luego me apetecen, están más en sintonía conmigo. Así pues, si reducimos las consolas a su catálogo inicial, para mí gana One. Y, a fin de cuentas, ¿qué es lo que hará el gran público? ¿Comprará en función de los juegos que haya para cada consola, meterá también en el saco el resto de funciones que ofrecen? Y, sobre todo, ¿hasta qué punto pesará algo tan crucial como el precio? No tengo una respuesta, porque nadie la tiene. Y a eso quería llegar: más allá de las preferencias personales de cada uno (yo pienso comprarme ambas consolas nada más salgan) o de que queramos que suceda, hay tantas variables sobre la mesa que es imposible saber cómo reaccionarán el mercado, la crítica... Puede que a los que conocemos el día a día los juegos nos pesen en la decisión de compra los traspiés de Microsoft pero, ¿se han interado siquiera de que se acercan estas consolas los padres que puedan regalárselas a sus hijos estas navidades? ¿O el jugador ocasional que compra en función de lo que ve en el catálogo de los hipermercados?

Es más, pase lo que pase estas navidades, ¿cómo estarán las cosas el verano que viene? ¿O dentro de 3 años? PS3 arrancó con una reputación nefasta (difícil de programar, cara, con pocos juegos atractivos), pero años después parece haber unanimidad en que es la triunfadora del cierre de generación. No nos dejemos llevar por las primeras impresiones; ambas consolas y compañías tienen la flexibilidad suficiente para sorprender al gran mercado, a los fans y a la prensa durante años, nada está decidido. Será interesante ver cómo van evolucionando. Será una guerra que seguro nos pondrá el corazón en vilo. ¿Cursi, yo? ¡A que os pego con un gladiolo!

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