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Análisis de un Dragon Age II espectacular

José Luis Sanz

Análisis de un Dragon Age II espectacular

Dragon Age es uno de esos éxitos que han visto los videojuegos en los últimos años y que sorprende con la rapidez que ha alcanzado la categoría de leyenda, obra maestra e, incluso, clásico. El caso es que a finales de 2009 salía la primera entrega, en marzo de 2010 la primera expansión y, ahora, un año después, la continuación que, dicho sea de paso, tiene algunas cosillas que Bioware debería explicarnos por qué las ha cambiado

Dragon Age II es prácticamente idéntico que Dragon Age salvo por esos pequeños detalles: el argumento (del que se deriva el personaje), el interfaz general, la puesta en escena de la información que podemos consultar durante la partida y ciertos elementos de los combates. Y es que la serie de Bioware ha dado un giro que podríamos denominar como incomprensible. Y es que si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?

De jugar la Champions a un amistoso

Bioware decidió que Dragon Age II no tendría tantas opciones de personalización para crear el personaje como en Dragon Age Origins. Así, nos han puesto sobre la mesa a un único personaje que, ya sea hombre o mujer, podremos utilizar durante la aventura. Aquello de seis razas con otros tantos comienzos distintos quedó en el baúl de los (buenos) recuerdos. ¡¡Vamos!!, que han convertido a Dragon Age II en una sucursal de espadas, dragones y fantasía de Mass Effect.

¿Y la historia? ¿Qué nos cuenta el argumento? Aquí es donde, al menos por el momento (y eso que llevamos una partida de 30 horas), más notamos el bajón de este Dragon Age II. Si en el primer juego disputábamos la Champions al tener que reclutar a todos los ejércitos de Ferelden, acabar con el malvado usurpador del trono y poner al legítimo heredero... ahora nos tendremos que conformar con un amistoso contra Nepal.

En Dragon Age II empieza el juego con una familia huyendo de Ferelden una vez que la Ruina parece haberse hecho con el control de parte del territorio. Nuestro protagonista, Garret Hawke, su hermana y su madre, saldrán en barco en dirección a una ciudad llamada Kirkwall, que anda hasta los topes de refugiados que huyen de la Ruina. Entonces, comprenderemos que no somos bienvenidos y que si no hacemos algo, acabaremos deportados otra vez a Ferelden.

Al comenzar a jugarlo pensaba que este arranque sería el inicio de una aventura que nos invitara a formar un enorme ejército para reconquistar Ferelden... pero mira tú por dónde que no. Que todo es mucho más sencillo. En Dragon Age teníamos que salvar el mundo, pero ahora no nos queda claro si lo que queremos es dejar de ser unos refugiados fereldanos en la ciudad de Kirkwall o si el verdadero objetivo es conseguir las 50 monedas de oro para cofinanciar la expedicion enana a las profundidades o recuperar la herencia dilapidada por nuestro ludópata tío. ¡¿O qué?!

Desde luego, si Dragon Age II tiene algún as en la manga (convertirnos en rey o algo así) que todavía no hemos descubierto en 30 horas de juego, empieza a ser demasiado tarde o el argumento está dando unos rodeos de agárrate y no te menees. Es más, a pesar de ir completando misiones y reclutar a casi todos los posibles compañeros de viaje, todavía tenemos la sensación de no saber qué objetivo último tenemos por delante. ¿Será importante? ¿Salvaremos Ferelden de la Ruina? ¿O realmente su argumento es que iniciamos una vida nueva en Kirkwall y ya está?

Dragon Age se 'consoliza'

El juego se desarrolla de la misma manera que el primero, (casi) con el mismo sistema de combates y con un grupo que iremos reclutando a medida que visitamos nuevos escenarios: rogues, magos y guerreros se irán uniendo en nuestra aventura. Como en el primer juego, podremos intimar con unos o enfrentarnos a otros según las decisiones que tomemos y que, por cierto, están calcadas del sistema de conversaciones de Mass Effect: una respuesta será amable, otra menos simpática y la última borde total.

Además, para facilitar que los jugadores de consolas no se vuelvan locos con el pad (como ocurrió con el primer Dragon Age), Bioware ha rediseñado todos los menús para adaptarlos a la manejabilidad consolera: menús en listados, sin elementos gráficos que distriagan o confundan y apto para navegar por ellos fácilmente con el d-pad y un simple botón... Esto, como es lógico, pondrá de los nervios a los peceros que disfrutaron de las virguerías gráficas de los menús e interfaz del primer Dragon Age.

El mapa ha cambiado también lo suyo y aunque las misiones van abriendo nuevos lugares del mapa, existen tres grandes escenarios en los que se desarrolla la historia: Kirkwall de día, Kirkwall de noche y los extramuros de la ciudad con lugares que van apareciendo según hablamos con ciertos NPC y nos dan misiones nuevas. Esto facilita mucho los viajes ya que con un simple clic iremos de un lado a otro rápidamente, y no como ocurría con Dragon Age, donde para acceder a una parte del mapa teníamos que recorrer otros escenarios antes, salir de ellos, llegar a Ferelden y rezar para que no interceptara nuestro viaje algún grupillo de engendros tenebrosos.

¿Por qué cambian los combates?

Para los que vivimos con increíble pasión Dragon Age Origins en 2009, los combates de Dragon Age II resultan, cuando menos, extraños. Si en el primer juego veíamos de un simple vistazo todos los enemigos que iban a formar parte del combate y, según la cantidad y colocación, ideábamos una estrategia para atacar con el grupo, ahora Bioware se ha sacado de la manga un recurso que, al menos en el caso del que escribe, le ha puesto bastante nervioso.

Se trata de mandarnos a los enemigos por oleadas. En Dragon Age II no salen todos juntos sino que, por ejemplo, tras derrotar a los ocho primeros, luego salen otros seis y, finalmente, cuatro o cinco más. Sinceramente, es desconcertante porque uno arriesga en ciertos momentos de la batalla con algunos personajes y cuando está tiritando de vida porque creemos que estamos dando el finiquito al último enemigo... ¡¡zas!!, aparecen cuatro más y uno de ellos, encima, es un mago ranged.

No decimos que estas luchas no sean divertidas, que lo son, pero en algunos momentos hemos palmado inútilmente por no tener en cuenta que no todos los enemigos que aparecían en pantalla eran los que formaban parte de la batalla... ¡¡había más en la recámara!!

¿Pero hay algo bueno?

Si habéis llegado hasta aquí pensaréis: "¿va a decir algo bueno de Dragon Age II este hombre? No puede ser que sea tan malo". Tenéis razón. Quitando todo lo anterior, que no deja de ser opinable y accesorio, todo lo que tiene Dragon Age II es bueno, como viene siendo costumbre con los juegos de Bioware.

Si nos ponemos a hablar fríamente de todo lo demás, es incomparable. ¿Gráficos? Mejorados, detallados y si los jugamos con DirectX 11 en PC y el parche de texturas HD metido, ¡¡flipas!! ¿Rol? A espuertas, con ligeros cambios, como más árboles de especialización por clase que son mucho más claros y nítidos (a diferencia de los del primer Dragon Age que eran más planos y menos roleros). ¿Entretenimiento? Pues el mismo que la primera parte, con los combates más divertidos que, en mi modesta opinión, llegan a superar a los de Mass Effect.

Todo lo dicho hasta ahora nos deja claro que Bioware no se toma las cosas a la ligera, que siempre da el máximo y que todo lo que hemos objetado como menos positivo, se debe única y exclusivamente a una búsqueda por hacer más accesible el juego en ciertos detalles a más jugadores. Pero si somos frikis de la serie, seguiremos teniendo nuestra ración de combates roleros, evolución detallada de los personajes y conversaciones infinitas de esas que tanto gustan a los biowareros.

Con Dragon Age II la compañía canadiense vuelve a dar un golpe en la mesa. Vuelve a dejar claro que son los reyes a la hora de contar historias interesantes repletas de rol donde podemos tomar muchas más decisiones que en ningún otro juego. Es cierto que en el tránsito de Dragon Age Origins a Dragon Age II se han perdido unos cuantos tornillos, pero también no es menos cierto que aun aligerando carga, es uno de los grandes títulos que dará el rol, y Bioware, en mucho tiempo...

.. ¿tal vez hasta la salida de Mass Effect 3?

VALORACIÓN:

Un juego grandioso, espectacular, divertido y legítimo hijo de Bioware... el problema llega cuando lo intentamos comparar con su predecesor. ¿Por qué no dejaron las cosas como estaban?

LO MEJOR:

Su puesta en escena, los combates, los nuevos personajes y la cantidad de horas de juego...

LO PEOR:

La historia es muy flojita, los recortes en razas de juego y el diseño de interfaz...

Plataformas:

Xbox 360,

PC,

PS3

Hobby

88

Muy bueno

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